Vea también: Educación en el hogar - una alternativa educativa para familias dedicadas (PDF)
Con todo lo que la Palabra de Dios dice acerca de la importancia de la familia,
lo más lógico es que los niños sean educados en
familia por sus propios padres. Así lo hizo la humanidad
durante la mayor parte de su historia. (La
escolarización estatal fue inventada por la dictadura
militar de Prusia hace unos 150 años, o sea, bastante
recientemente.) Un gran número de los fundadores y
presidentes de los Estados Unidos, así como muchos
científicos, inventores, artistas, y líderes religiosos
destacados en diversos países, fueron educados en casa
por sus padres hasta su adolescencia o aun más allá.
(Vea "Los
genios no surgen de la escuela".)
Durante las últimas décadas ha surgido un nuevo
movimiento de educación en el hogar, impulsado tanto por
cristianos como por educadores alternativos que se dieron
cuenta del fracaso del sistema escolar. En los Estados
Unidos se estima que actualmente más de un millón de
familias educan a sus hijos en casa, lo que corresponde a
más de 2% de todos los niños en edad escolar.
Para una familia cristiana que desea dedicarse de todo
corazón a la edificación de una familia sana y unida,
la educación en el hogar es la mejor opción. Una
segunda opción podría ser una escuela cristiana;
hablaremos de esto en el
capítulo siguiente.
Hoy en día existe la creencia equivocada de que la escuela es necesaria para aprender y para tener "éxito académico". Pero las investigaciones científicas contradicen esta creencia y demuestran que la familia es mucho más importante que la escuela, en cuanto al aprendizaje. Ya hemos visto unos datos al respecto, en cuanto a la "estimulación temprana". Aquí dos citas adicionales:
"No son las escuelas las que
alimentan el éxito académico: muchos estudiantes de
bajos recursos se mantienen en ese estatus, además, no
son las escuelas las que nutren el éxito social o las
que protegen a los estudiantes de malos hábitos. Los
estudios muestran que el más importante vaticinio del
éxito académico es la vida familiar8, que el
más importante vaticinio del éxito social en la adultez
es un(a) padre/madre comprensivo(a) y cariñoso(a)9
y, que mantener una conexión emocional con los padres,
es la mejor garantía para la salud de un adolescente y
una barrera muy fuerte en contra de aquellos hábitos
inaceptables10."
(Patrick Farenga: "Los retos que la educación
sin escuela le presenta a la investigación en ciencias
sociales";
en: "Un
mundo por aprender".)
"Dos investigadores británicos,
Desforges y Abouchaar, quisieron saber cuáles eran las
diferencias entre los niños que rinden bien en la
escuela, y los niños que rinden menos. (...) El
resultado demostró claramente que el factor
principal acerca del rendimiento escolar es ¡lo que
hacen los niños en casa!
Desforges y Abouchaar dan el siguiente resumen:
'El resultado más importante de esta investigación es:
Las buenas relaciones entre padres e hijos tienen un
efecto positivo significativo sobre el rendimiento de los
niños; aun después de eliminar todos los otros factores
que podrían influenciar el rendimiento.' - Es importante
notar que 'todos los otros factores' (que no tienen
importancia) ¡incluye la calidad de la escuela!
¿Qué quieren decir ellos exactamente con 'buenas
relaciones entre padres e hijos'?
No están hablando sobre recursos financieros o
materiales de la familia. No están hablando sobre el
nivel educativo de los padres. Tampoco están hablando
sobre la ayuda con las tareas escolares; tampoco sobre
darles tareas adicionales a los niños.
Ellos describen la influencia positiva de los padres de
la siguiente manera:
'Proveer un ambiente seguro y estable; estimulación
intelectual por medio de conversaciones entre padres e
hijos; buenos ejemplos de valores sociales y educativos
constructivos; y altas aspiraciones en cuanto a la
satisfacción personal y la buena ciudadanía.'
Ahora, esta lista se parece notablemente a las respuestas
que Alan y yo encontramos cuando preguntamos a los padres
que educan a sus hijos en casa, qué hacían ellos:
Ellos viven su propia vida siendo buenos ejemplos; ellos
comparten sus vidas con sus hijos en forma de
estimulación intelectual y discusión; ellos tienen
altas aspiraciones. (...) Hay suficientes similitudes
para concluir que estamos hablando acerca de las mismas
cosas. De hecho, la descripción que proveen Desforges y
Abouchaar, es un resumen bastante exacto de lo que es la
educación informal en casa. (...) Ellos siguen diciendo
que esta 'buena paternidad en casa' es lo que hace que
los niños aprendan bien en la escuela - pero todas las
investigaciones que ellos usaron, se refieren a niños
que asisten a la escuela. Por tanto, ellos asumieron
que la escuela era necesaria para aprender. Alan y yo
hemos examinado el 'grupo de control', o sea, los niños
que aprenden afuera de la escuela. Y nuestra conclusión
era, que sí, esto es lo que los padres necesitan hacer -
pero no encontramos ninguna evidencia de que
la escuela sea también necesaria."
(Harriett Pattison, "¿Qué hay de especial en
las familias que educan a sus hijos en casa?",
Exposición del 29 de abril de 2007. Enfasis añadidas
por el traductor.)
Para que la educación en casa tenga éxito, no es
necesario desarrollar todo un "programa
escolar" en miniatura. Al contrario: Los niños
aprenden mucho mejor de una manera informal, simplemente
haciendo cosas juntos como familia: cocinar y probar
nuevas recetas; ir de compras; cultivar un jardín; leer
libros juntos; leer la Biblia; hacer trabajos de
carpintería o mecánica; ayudar a un vecino necesitado;
cuidar a un hermanito o amigo enfermo; hacer viajes o
excursiones a lugares interesantes; conocer el trabajo de
papá, de un tío o vecino; comenzar un pequeño negocio
propio; escribir un diario; cantar juntos y hacer
música; etc. Con un poco de creatividad
de parte de los padres, todas las "materias
escolares" estarán incluidas de manera natural en
estas actividades diarias:
Al cocinar se aprende sobre frutas, verduras, cereales,
etc. (biología y nutrición), y sobre procesos químicos
(combustión, ebullición, soluciones, fermentación,
ácidos y bases, etc.). Al cocinar según recetas, se
practica lectura, pesos y medidas, y diversas operaciones
matemáticas (fracciones, proporciones, etc.). Al ir de
compras, se practican cálculos con dinero y
contabilidad, comparación de precios, etc. Lo mismo al
comenzar un negocio propio. Al cultivar un jardín, se
aprende biología, tiempos y estaciones, y a tener
perseverancia y paciencia. (Además, es un buen ejercicio
físico.) Al leer libros juntos, se puede aprender y
conversar acerca de toda clase de cosas. Con trabajos de
carpintería, mecánica, etc, se practica geometría y
física. Al ayudar a personas necesitadas o enfermas, se
practica el amor al prójimo, y además se puede aprender
sobre medicina y muchas otras cosas. Durante un viaje se
aprende geografía y se puede practicar orientarse con
mapas. Además, todos estos aprendizajes suceden en el
contexto de la vida real y práctica - no en el ambiente
artificial y estéril de una escuela.
Los niños pronto desarrollarán sus propias actividades
de acuerdo a sus propios intereses. La gran ventaja de la
educación en el hogar consiste en que no estamos sujetos
a un currículo rígido, y por tanto podemos permitir a
cada niño escoger actividades que son de acuerdo a sus
intereses y su nivel de desarrollo. Así, los niños
están mucho más motivados a aprender, y se recordarán
de lo aprendido por mucho más tiempo. - Además, podemos
presentar cada asunto bajo una perspectiva bíblica y
cristiana. (Vea "Aplicar
la palabra de Dios a todos los asuntos de la vida".)
La clave consiste en mantener siempre una comunicación
abierta con los niños, conversar con ellos acerca de
todos los aspectos de lo que hacemos juntos, dar
importancia a sus preguntas, y estar dispuesto a buscar
información nueva acerca de todo lo que sea necesario
saber. (Hoy en día, con la internet, se pueden encontrar
informaciones acerca de casi todos los temas.) A muchos
niños les gustará mantener un cuaderno de recuerdos
donde escriben y dibujan acerca de sus actividades y
experiencias. (Tales cuadernos de recuerdos pueden a la
vez servir como prueba o registro de las materias
cubiertas.)
No hay ninguna razón de temer que un niño podría "quedarse atrás" académicamente con esta forma de educación. Diversas investigaciones encontraron que esta manera informal de aprender, es mucho más de acuerdo con el desarrollo natural del niño. Cuando además permitimos y ayudamos al niño a realizar proyectos según sus propios intereses, su aprendizaje será muy superior a lo que sucede en una escuela tradicional. (Vea "Mejor tarde que temprano" y "Educación en casa - De lo extremo a lo corriente".)
Si varias familias en un lugar deciden embarcarse en este camino, pueden apoyarse mutuamente. De la misma manera como se edifican mutuamente en lo espiritual, la "familia extendida de Dios" puede también edificarse mutuamente en cuanto a la educación intelectual: Pueden compartir sus conocimientos y habilidades. Por ejemplo, una madre entiende bien la matemática, entonces puede ayudar en este aspecto a otras familias que dificultan en esta área. Un padre puede ser buen carpintero, otro puede saber de ciencias, otro de música... Pueden compartir mutuamente ideas creativas de actividades y enseñanzas. También pueden compartir recursos materiales: libros, juguetes didácticos, computadora, etc. (En los Estados Unidos ya existen cientas de tales asociaciones de familias educadoras. Otros países están siguiendo poco a poco. También existen organizaciones que asesoran a familias educadoras y ofrecen materiales educativos; vea los enlaces más abajo.)
Existen también algunas organizaciones y empresas que promueven una forma más "escolarizada" de educación en casa, con horarios rígidos y libros escolares que siguen un currículo rígido según grados y edades. En mi opinión, estos programas "curricularizados" echan a perder las mayores ventajas de la educación en el hogar: En la familia, el programa se puede adaptar a los intereses y al nivel de desarrollo de cada niño. Además, se pueden enseñar muchas cosas en el contexto de la vida real, y así el aprendizaje es más intenso y más duradero. Por eso, la Fundación Moore recomienda usar pocos libros escolares, y en su lugar usar "libros verdaderos": Biografías, obras de referencia sobre temas específicos, enciclopedias, etc. - Si se usan libros escolares (lo que puede ser necesario p.ej. para la matemática), entonces deberían usarse de acuerdo al nivel de comprensión del niño. Pueden servir como complemento, pero no como sustituto del aprendizaje mediante las actividades de la vida real. Ni los padres ni los niños deben sentirse obligados a resolver todas las tareas de un libro, o de "terminarlo" dentro de un límite fijo de tiempo. Escoja lo que es apropiado para su hijo y su situación. No nos convirtamos en esclavos de los libros; recordemos que somos sus dueños.
Para más información, vea en este curso: "Desarrollo de la inteligencia", y los capítulos siguientes. - Además: "La Fórmula Moore" y "Pedagogía de la escuela activa".
Los siguientes sitios web proveen más información y ayuda:
Organización Familia Escolar
Asociación Amós 5:24
Fundación Moore (en inglés)
"Yo no soy profesor; no sé enseñar."
Este es probablemente el temor más común de los padres que por primera vez consideran la idea de educar ellos mismos a sus hijos. Especialmente en la cultura latinoamericana, se ha generado una tal idolatría hacia las escuelas y los profesores, que los padres se creen completamente incapaces, y se sienten obligados a entregar a sus hijos en las manos de "educadores profesionales" todos los días, durante el día entero. ¡Es tiempo que los padres recuperen su autoestima! Usted, padre, usted, madre, es la persona que conoce y comprende a su hijo mejor que cualquier otra persona en el mundo. Por tanto, usted es la persona más capaz de educarlo. Y si tiene alguna dificultad con su educación, la persona más indicada para aconsejarle es un anciano en el sentido bíblico, un cristiano maduro que tiene suficiente experiencia en la educación de sus propios hijos. (Vea "La autoridad en la familia extendida de Dios".) Un "profesor profesional", por más que haya aprendido mucha teoría en su instituto pedagógico, no será un buen consejero educativo mientras no haya educado a sus propios hijos en los caminos de Dios hasta llevarlos a la madurez espiritual.
Cada persona que sabe algo, puede enseñarlo a alguien
que no lo sabe. Si fuera necesario ser profesor
profesional para esto, ¿cómo lo hicieron entonces todos
los famosos educadores del pasado? El título profesional
de "profesor" es un invento de los últimos
cien años; antes no existía la "carrera
profesional de educación".
Moisés fue enseñado en los caminos de Dios por su
madre, y esta educación prevaleció sobre toda la
"sabiduría de los egipcios" que le enseñaron
después en la corte de Faraón. Igualmente Daniel fue
educado por sus padres judíos, y por eso no se dejó
influenciar por las costumbres paganas que le enseñaron
después en las escuelas de Babilonia. Salomón fue
instruido por su padre, el rey David (Prov.4:3-5). Si
vamos al pasado más reciente, Juan Wesley fue educado
por su madre Susana, junto con sus dieciocho(!) hermanos.
Durante toda su vida, él estaba agradecido a su madre
por haberle enseñado un estilo de vida cristiano y
disciplinado. Jorge Muller de Bristol con sus
colaboradores educó a miles de niños en sus
orfanatorios. La misionera Gladys Aylward educó a más
de cien huérfanos chinos. Ninguno de estos padres,
madres y educadores era un "profesor
profesional".
Aun muchos educadores valorados en la pedagogía secular,
no eran profesores profesionales: Comenius, Pestalozzi,
Rousseau, María Montessori, John Dewey, Jean Piaget -
ninguno de ellos tuvo un título académico en
"educación". (Montessori era doctora médica,
Rousseau y Dewey eran filósofos, Piaget era psicólogo.)
El matemático Paul Lockhart dice:
"Enseñar no es impartir
información. Enseñar es edificar una relación
intelectual sincera con los alumnos.
Enseñar no requiere ningún método, ninguna
herramienta, ninguna formación especial. Solamente la
capacidad de ser auténtico.
Y si usted no puede ser auténtico, usted no tiene
ningún derecho de imponerse a unos niños
inocentes."
(Paul Lockhart, "A Mathematician's Lament")
Obviamente, es necesario entender algunos principios pedagógicos para enseñar bien. Pero no es difícil comprender estos principios, si uno está dispuesto a aprender, ama a los niños, y mantiene una relación honesta y comprensiva con ellos. Lo demás viene con la experiencia, y con los consejos de otros padres educadores experimentados.
El educador norteamericano John Holt escribe acerca de este tema:
"(Los profesores con título profesional) casi siempre asumen que enseñar a los niños requiere un montón de habilidades misteriosas que se pueden aprender solamente en una carrera profesional de educación, y que éstas de hecho se enseñan allí; y que las personas que recibieron esta formación enseñan mucho mejor que los demás; y que las personas sin esta formación no son competentes para enseñar en absoluto.
Ninguna de estas suposiciones es cierta.
Los seres humanos han compartido informaciones y habilidades unos con otros, y con sus hijos, por miles de años. Durante este tiempo han construido unas sociedades muy complicadas y avanzadas. Durante todo este tiempo hubo muy pocos 'profesores' en el sentido de personas que trabajan únicamente en enseñar. Y hasta hace muy poco, no hubo ninguna 'formación profesional de profesores' en absoluto. La gente comprendía siempre que para enseñar algo, uno mismo tiene que saberlo primero. Pero solamente hace muy poco tiempo, la humanidad empezó a tener la extraña idea de que uno necesitaría recibir muchos años de enseñanza sobre "como enseñar", antes de poder enseñar lo que uno sabe.
Las verdaderas habilidades necesarias
para enseñar, no son ningún misterio. Son asuntos del
sentido común al tratar con gente, y aprendemos estas
habilidades simplemente al vivir juntos. (...) Desde hace
mucho tiempo, aquellas personas que eran buenas en
compartir lo que sabían, entendieron cosas como estas:
1) Para ayudar a los demás a aprender, hay que entender
primero qué es lo que ellos ya saben.
2) Mostrarles como se hace una cosa, es mejor que
solamente decirlo; y dejarles hacerlo ellos mismos, es
aun mejor.
3) No hay que decirles o mostrarles demasiadas cosas a la
vez, porque la gente necesita tiempo para procesar ideas
nuevas, y tienen que sentirse seguros con algo nuevo que
aprendieron, antes que estén listos para progresar más.
4) Hay que dar a la gente tanto tiempo como ellos mismos
desean y necesitan, para asimilar lo que les hemos
mostrado o dicho.
5) En vez de hacerles preguntas para comprobar si han
entendido, es mejor dejar que ellos hagan preguntas, y
así demuestren cuanto han entendido.
6) No hay que ponerse impaciente o enojado cuando la
gente no comprende.
7) Cuando la gente se siente asustada o amenazada, su
aprendizaje se bloquea.
Etc.
No es necesario pasar tres años estudiando estos asuntos
sencillos.
Y de hecho, estas son tampoco las cosas que se enseñan en las carreras profesionales de educación. Estas formaciones prestan muy poca atención a la acción de enseñar en sí. Mucho más tiempo pasan preparando a los estudiantes a funcionar en el mundo extraño de las escuelas: como hablar el lenguaje escolar (usar palabras grandes para inflar ideas diminutas), como hacer todo lo que la escuela quiere que un profesor haga, como llenar sus interminables formularios y trámites (...) Y sobre todo, a los estudiantes de educación se le enseña a pensar que ellos saben cosas extremamente importantes, y que ellos son los únicos que las saben.
(...) Nuestras escuelas privadas más selectivas, más exigentes y más exitosas, no tienen entre sus profesores a practicamente ninguno que tenga un título en educación. (...) ¿Cómo sucede esto, que la gente más rica y más poderosa de nuestro país, aquellos que tienen las mayores posibilidades para elegir, eligen regularmente para sus hijos a profesores sin formación profesional en educación?
(...) Hace años, unas escuelas en zonas
pobres hicieron el experimento de que los alumnos de
quinto grado enseñaron a los alumnos de primer grado a
leer. Los resultados fueron los siguientes:
Primero, que los alumnos de primer grado aprendieron más
rápidamente que otros alumnos de primer grado que fueron
enseñados por profesores profesionales.
Segundo, que los alumnos de quinto grado que enseñaron,
mejoraron ellos mismos mucho en su lectura. (Muchos de
ellos no habían sido buenos lectores.)
Parece que estas escuelas hicieron estos experimentos por
desesperación (porque no pudieron conseguir profesores).
Podemos ver fácilmente por qué estos experimentos no se
repitieron en otros lugares: (...) Los profesores
profesionales insisten en que no se permita enseñar a
otras personas. Pero en programas de alfabetización en
países pobres, se encontró que casi cualquier persona
que sabe leer, puede enseñarlo a cualquiera que desea
aprender.
(John Holt, "Teach Your Own")
Las investigaciones acerca del rendimiento de niños
educados en casa, revelan consistentemente que no existe
ninguna diferencia significativa entre niños cuyos
padres son profesores profesionales, y niños cuyos
padres no lo son. En los inicios del movimiento de
educación en casa en los Estados Unidos, una familia
educadora fue acusada por las autoridades escolares
porque supuestamente no estaba brindando una
"educación adecuada" a sus hijos. Entonces
"una corte distrital en Kentucky desafió a la
autoridad estatal de educación, que provea evidencias de
que los profesores profesionales eran mejores que
aquellos sin título en educación. Las autoridades
escolares no podían presentar (en las palabras del juez)
"ni una chispa de evidencia". Lo mismo sucedió
recientemente en una corte en Michigan. Es muy improbable
que alguna autoridad estatal sea capaz de presentar tal
evidencia." (John Holt, "Teach Your
Own")
- Vea también los resultados de investigaciones
publicados en: "Educación
en casa - De lo extremo a lo corriente"
(p.11).
La Fundación Moore relata que según su experiencia, los profesores profesionales experimentan más dificultades cuando empiezan a educar a sus hijos en casa. Para ellos es más difícil, desprenderse de sus moldes acostumbrados de "escuela", y acostumbrarse a un estilo de educación más natural y más conforme a las características del niño. Ellos fueron formados para "administrar educación" según las exigencias de la burocracia estatal; pero no fueron formados para comprender a los niños como personas. Por eso, parece que dificultan más en edificar una relación personal, natural, con sus propios hijos.
"No tengo suficientes conocimientos para enseñar a mis hijos."
Esta puede ser una preocupación de padres que no tienen un alto nivel educativo. Pero existen diversas maneras de resolver este problema. Primeramente, ¡no hay tanta prisa! Según las investigaciones, es suficiente que un niño hasta la edad de 12 años domine la lectura, la escritura, y las operaciones matemáticas básicas. Si usted domina esto, ¡es suficiente! Lo que va más allá de esto, se aprende con mucho más facilidad después de los 12 años. Incluso se puede dañar el desarrollo intelectual de un niño, si se lo fuerza a asimilar demasiados conocimientos a una edad demasiado temprana. (Para más detalles, vea "Desarrollo de la inteligencia" y "Mejor tarde que temprano".)
Si a usted le faltan conocimientos en alguna área, esto se puede subsanar de varias formas. Por ejemplo, usted puede buscar a un(a) hermano(a) en la fe que tiene tales conocimientos y los puede compartir con sus hijos. "Educación en el hogar" no significa que los niños no puedan tener "profesores" de afuera de la familia. No hay ningún problema con invitar a otros cristianos para que enseñen a los niños matemática, música, carpintería, natación, o cualquier conocimiento o habilidad especial que los padres quizás no tienen. Aun se pueden juntar los niños de varias familias educadoras para tales "cursos especiales". La diferencia con el sistema escolar consiste en que estos profesores de afuera trabajan bajo la autoridad y supervisión de los padres, sin usurpar la autoridad paternal. Además, que los contenidos y métodos se adaptarán al interés y al nivel de desarrollo individual de cada niño. Y obviamente, una familia cristiana requerirá que ellos compartan las convicciones cristianas de la familia.
Además, los niños pronto aprenderán a encontrar ellos mismos la información que les interesa. Si mantenemos viva su curiosidad por saber cosas nuevas, ellos mismos buscarán libros para leer, informaciones de internet, personas a quienes preguntar, etc. Solamente hay que ayudarles en encontrar la información que les interesa. Mucho más importante que "enseñar conocimientos", es ¡enseñar a aprender!
En esto, como padres nos toca dar el buen ejemplo primero. Si usted se da cuenta de que quiere enseñar algo a su hijo y usted mismo no lo sabe, ¡averígüelo! ¡Siga aprendiendo usted mismo! (Pienso que yo mismo, al enseñar niños y adolescentes, he aprendido más que en toda mi formación escolar y profesional. Desde biografías de cristianos famosos, y el contenido de las novelas de Julio Verne, por fórmulas matemáticas y reacciones químicas, hasta lenguajes de programación y creación de animaciones computarizadas. Y por supuesto, principios pedagógicos...)
Esta capacidad de aprender uno mismo, adquiere aun
más peso en la edad de la educación secundaria y
superior. A este nivel ya es prácticamente imposible que
como padre o madre, uno tenga todos los
conocimientos que se requieren, por ejemplo, para
ingresar a una universidad. Pero exactamente en esta
edad, en la adolescencia, se desarrolla plenamente su
capacidad de informarse y aprender por sí mismos (si es
que han sido acostumbrados a ello desde niños). Por eso,
tampoco es necesario que los padres tengan todos
estos conocimientos. Solamente tienen que saber como
asesorar y animar a sus hijos para que ellos mismos
prosigan sus estudios, ayudándoles a encontrar
información pertinente y a veces dándoles ideas para
proyectos interesantes de investigación.
Esto puede incluir la asistencia a cursos especializados
fuera de la casa. ¡Aun puede suceder que los padres se
pongan a estudiar juntos con sus hijos! (Así lo hizo
Martin Demaine, un artesano sin educación superior.
Cuando su hijo Erik tuvo doce años, su padre opinó que
no podía seguir enseñándole en casa; entonces lo
inscribió en unos cursos de matemática e informática
en la universidad de su ciudad, y el padre asistió a las
clases junto con su hijo. Erik Demaine es ahora un famoso
científico de computadoras.)
Algunas familias educadoras evitan el problema, educando a sus hijos en casa solamente hasta la edad recomendada por los Moore para el inicio de estudios formales (8 a 10 años), o hasta la edad de entrar a la secundaria, y después los envían a una escuela. Esto puede ser una buena solución si hay una buena escuela cristiana disponible. En caso contrario, es muy recomendable que los niños sean educados en casa por lo menos hasta la edad de Bar-Mitzwa o su madurez correspondiente (vea en "La adolescencia"), cuando sepan evaluar distintas enseñanzas por sí mismos, y defender su fe. - En los Estados Unidos hay un número creciente de familias educadoras que educan a sus hijos en casa hasta su entrada a la universidad, y con éxito.
- Sorprendentemente, las investigaciones en EEUU y
Canadá demostraron que el nivel educativo de los padres
no influencia mucho en el rendimiento de los niños
educados en casa. La diferencia entre los hijos de padres
con educación superior, e hijos de padres sin secundaria
completa, era de menos de 10 puntos (en una escala de
100). En cambio, entre los niños que asisten a una
escuela, esta diferencia era mucho mayor: hubo una
diferencia de 35 puntos entre los hijos de padres con
educación superior y los hijos de padres sin secundaria
completa, que asisten a la escuela. En otras
palabras: ¡Los padres con bajo nivel educativo
lograron un rendimiento mucho mayor de sus hijos cuando
los educaron en casa, que cuando los mandaron a la
escuela!
(Vea "Educación
en casa - De lo extremo a lo corriente",
pág.11)
"¿Y qué de la socialización de los niños? ¿Cómo aprenderán a llevarse bien con otros niños?"
Primeramente, detrás de esta preocupación hay una
creencia errónea: la creencia de que la escuela enseña
a los niños a "socializar". ¡Nada más lejos
de la realidad! Ya hemos visto que los pedagogos
"expertos" y los planificadores de la
escolarización estatal entienden algo diferente con "socializar":
Formar a todos los niños según el mismo molde, y
obligarlos a que se adapten a la "sociedad".
¿Qué consecuencias tiene esto en la dura realidad de la
escuela? - Los niños no pueden ser originales, ni
creativos, ni individuales. Si uno se atreve a hacer las
cosas de manera diferente, es ridiculizado por sus
compañeros y castigado por su profesor. Además, entre
los alumnos de una sección se establece una
"jerarquía de picoteo" como entre las gallinas
de un corral: La gallina más fuerte puede picotear a
todas, y ninguna puede picotear a ella. Así también el
alumno más fuerte puede pegar a todos, y ninguno puede
pegarle a él. El alumno más débil es pegado por todos,
y él no puede pegar a nadie. Esta no es precisamente una
forma de "llevarse bien los unos con los
otros". Pero es lo que inevitablemente sucede en un
gran grupo de niños de la misma edad, con solo uno o dos
adultos que los "educan" no por amor, sino
solamente para ganarse la vida.
Una familia es un lugar mucho mejor para aprender a
llevarse bien con los demás, a compartir los juguetes, a
ayudarse mutuamente, a tener consideración por los más
débiles, etc. - por lo menos si papá o mamá está
presente y se preocupa genuinamente por sus hijos.
Entonces, si los niños se pelean, papá o mamá actúa
de árbitro y les ayuda a llegar a una solución
pacífica - algo que muy pocos profesores hacen con sus
alumnos. (A menudo ni pueden hacerlo, porque es imposible
moderar todas las peleas y disputas que surgen entre
treinta o más niños.)
Si un niño quiere invitar a uno o varios amigos a su
casa, mamá o papá están allí y les ayudan a
comportarse de una manera realmente "sociable".
Además, el niño es libre para invitar a los amigos que
quiere. Si un "amigo" lo maltrata,
probablemente no va a volver a invitarlo. Y si el mismo
niño maltrata a sus amigos, sus padres lo corrigen. En
la escuela, en cambio, el niño es obligado a soportar
diariamente los maltratos de un compañero abusivo, y muy
pocos profesores se toman la molestia de defender a un
tal niño maltratado o de corregir a un niño abusivo.
(Aquí en el Perú, el maltrato procede aun a menudo de
los mismos profesores.) En una familia sana, normalmente
no se permite el trato cruel que tan frecuentemente se
observa entre compañeros de escuela en sus recreos o en
el camino a sus casas.
En discusiones acerca de la educación en el hogar se escucha a veces otra creencia errónea: Algunos adversarios de esta forma de educación dicen que los niños educados en el hogar crezcan aislados y por tanto no tengan la posibilidad de desenvolverse socialmente. Esto no corresponde a la realidad. ¡"Educación en el hogar" no significa quedarse todo el tiempo en casa! Los niños educados en el hogar, normalmente participan en muchas actividades fuera de la casa, desde jugar en el parque, reuniones de la iglesia, clubes deportivos, visitas a lugares de trabajo, hasta llevar un negocio propio. Todas estas actividades involucran muchas interacciones con otras personas, tanto niños como adultos, de los trasfondos y niveles sociales más diversos. (Muy a diferencia de la escuela, donde los contactos de los niños están limitados a niños de su misma edad, y a menudo también a niños de un trasfondo social y económico similar al suyo.)
En consecuencia, los niños educados en el hogar son generalmente más maduros emocionalmente, y tienen un mejor comportamiento social. El Instituto Fraser menciona por ejemplo las siguientes investigaciones:
"En 1992, el profesor Larry Shyers
investigó si los niños educados en casa sufren de un
desarrollo social retardado o no. Su investigación
observó a niños en el juego libre y en actividades de
interacción en grupo. Shyers encontró que los niños de
las escuelas públicas tenían significativamente más
problemas de comportamiento que los niños educados en
casa.
...Según la investigación por el profesor Thomas C.
Smedley acerca de la comunicación e interacción
personal, los alumnos educados en casa eran más maduros
y mejor socializados que aquellos que fueron enviados a
escuelas públicas o privadas (Smedley, 1992)."
("Educación
en casa - De lo extremo a lo corriente",
pág.13)
"¿Pero es esto legal?"
Puesto que hoy en día (por lo menos en muchos países
latinoamericanos) "todo el mundo" envía a sus
hijos a una escuela, mucha gente cree que esto es
obligatorio, y que cometerían un delito si educaran a
sus hijos en casa.
Ahora, es cierto que algunos países tienen leyes que
exigen que los niños sean matriculados en una escuela.
Pero por el otro lado, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos declara:
"Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos." (Art.26.3.)
Y también: "La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y el Estado." (Art.16.3.)
Lo mismo es estipulado en las Constituciones
Políticas de casi todos los países. Entonces,
legalmente son los padres y no el estado, quienes deciden
acerca del tipo de educación que recibirán sus hijos
(lo que incluye la opción de educarlos en casa). Los
convenios internacionales (tales como la Declaración
Universal de los Derechos Humanos), y la Constitución
Política de un país, tienen preeminencia sobre toda ley
nacional.
Por tanto, toda ley que requiere la asistencia
obligatoria a una escuela, no puede ser interpretada en
un sentido que quite a los padres el derecho de escoger
un modelo diferente de educación para sus hijos. Por
el otro lado, si una ley prohibiera explícitamente otros
modelos educativos, una tal ley sería
inconstitucional en la mayoría de los países, y en
contra de los Derechos Humanos, porque atentaría
contra el derecho de los padres de escoger el tipo de
educación de sus hijos, y contra la familia.
La confusión ha surgido mayormente porque mucha gente
entiende la palabra "educación" únicamente en
el sentido de "escolarización". Pero hemos
demostrado en otro
contexto, que este no es el significado de
"educación". Entonces, ¡"educación
obligatoria" no significa "escolarización
obligatoria"! En el seno de la familia se puede
brindar a los niños una educación de una calidad igual
o superior a la educación escolar, como demuestran las
investigaciones arriba citadas. (Efectivamente, en la
mayoría de los casos la educación en el hogar es muy
superior a la educación escolar. Vea "Educación
en casa - De lo extremo a lo corriente",
pág.11-12)
Entonces, la educación en casa es una forma legítima de
cumplir con el derecho del niño a la educación.
Otro aspecto es el de la intención original de una ley. Es un principio del derecho, que una ley no debe interpretarse en contra de su intención original. ¿Cuál es la intención original de una ley que requiere la asistencia de los niños a una escuela? Obviamente, una tal ley quiere asegurar que cada niño reciba una educación apropiada; que los niños no pasen su tiempo desatendidos, en abandono, o siendo explotados laboralmente, sin la oportunidad de aprender algo. La intención es asegurar el bien del niño en cuanto a su educación y aprendizaje. En un país donde la educación en el hogar es prácticamente desconocida, es lógico que el legislador se propone alcanzar este fin mediante la asistencia a la escuela. Pero si un niño recibe en su hogar una educación de la misma calidad, o aun superior, de la que recibiría en la escuela, ¿qué sentido tendría arrancar a este niño de su familia a la fuerza, para mandarlo a una escuela? Esto no estaría en el interés del niño, ni mejoraría su educación y aprendizaje. Al contrario, el niño quedaría traumado y su aprendizaje sufriría un daño. Esto no estaría en el sentido de la intención original de la ley. Por eso, en la gran mayoría de los países, el gobierno permite la educación en el hogar.
Una representante del ministerio de educación colombiano dice al respecto:
"... es absolutamente
claro que las normas buscan defender y proteger el
derecho que debe tener todo ser humano a acceder y
recibir una educación de calidad; en este caso busca
proteger el derecho que tienen los niños a ella, que por
su condición misma, pueden ser un grupo poblacional
vulnerableante las decisiones de los mayores; bien sea
que estos mayores en algún momento los llamemos
maestros, Estado, o los llamemos familia o padres. La
alternativa de una educación sin escuela, no corresponde
a una opción de mayorías tanto en Colombia, como en el
mundo; y por ello no está legislada por el MEN de manera
explícita; y esto es entendible, porque las políticas
públicas por su misma naturaleza, están diseñadas y
tienden a ocuparse de las mayorías.
No obstante, como las leyes claramente responsabilizan de
manera primaria a los padres de la educación de sus
hijos, y en la autonomía que tiene éstos para velar y
proteger los derechos de éstos, pueden escoger si
envían o no a sus hijos a las instituciones educativas,
la educación sin escuela puede ser una opción posible,
siempre y cuando los papás garanticen al Estado que los
niños están recibiendo una educación de calidad.
¿Y a través de qué mecanismos pueden llevarse a cabo
estas opciones?, mediante los exámenes de validación
que los niños y jóvenes pueden realizar. La
normatividad (exactamente el decreto 2832 de 2005)
contempla que cualquier niño o joven puede demostrar que
ha logrado los conocimientos, habilidades y destrezas en
cada una de las áreas obligatorias y fundamentales
establecidas para los grados de la educación básica y
media académica, validando sus estudios mediante
evaluaciones o actividades académicas de manera
gratuita, en establecimientos educativos que cumplan con
los requisitos legales (...)"
(Heublyn Castro Valderrama, Subdirectora de
Referentes y Evaluación de la Calidad Educativa,
Ministerio de Educación Nacional de Colombia.
Ponencia en el congreso "Educación sin Escuela
(ESE), Autoaprendizaje Colaborativo (AC) y Educación en
Familia (EF)", 2009-2010, Universidad Nacional de
Colombia, Bogotá.
Los textos completos de dicho congreso están publicados
en "Un
mundo por aprender".)
La misma posibilidad existe en el Perú, donde el Art.26.a) de la Ley General de Educación prevé la "convalidación" (de estudios independientes) y las "pruebas de ubicación" (para alumnos que desean entrar a la escuela en un grado superior, después de haber estudiado de manera independiente). Estas formas de evaluación y certificación de estudios, que pueden aplicarse a alumnos que estudiaron en casa, se especifican con más detalle en la directiva Nº 004-VMGP-2005 del ministerio de educación, Art.5.13 y 5.15. Otros países pueden tener mecanismos similares.
Los gobiernos de unos pocos países (más notablemente Alemania y Brasil) han declarado que la educación en el hogar es ilegal, y el gobierno alemán persigue a las familias que educan a sus hijos en casa. Pero estas persecuciones suceden en abierta contradicción contra los acuerdos internacionales vigentes, y aun en contra de las constituciones políticas de estos mismos países. Por tanto, el relator especial sobre el derecho a la educación de la ONU, Vernor Muñoz, reprochó al gobierno alemán por causa de esta práctica que va en contra de los derechos humanos:
"Según los reportes recibidos, es
posible que en algunos Lander (departamentos), con
'educación' se entiende exclusivamente 'asistencia a la
escuela'. Aunque el Relator Especial aboga fuertemente
por la educación pública, gratuita y obligatoria, se
debe notar que la educación no se puede
simplemente reducir a la asistencia a una escuela,
y que los procesos educativos deben fortalecerse para
asegurar que siempre y primeramente sirvan a los mejores
intereses del niño. El aprendizaje a
distancia y la educación en casa son opciones válidas
que se podrían desarrollar en ciertas circunstancias,
recordando que los padres tienen el derecho de escoger el
tipo de educación apropiado para sus hijos, según lo
estipulado en el artículo 13 de la Convención
Internacional acerca de los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales. La promoción y el desarrollo de
un sistema de educación pública, financiado por el
gobierno, no debería causar la supresión de
formas de educación que no requieren la asistencia a una
escuela. "
(Informe del Relator Especial sobre el derecho a la
educación, Vernor Muñoz, acerca de su misión a
Alemania, 13 a 21 de febrero de 2006. Traducción y
énfasis míos.)
Una familia alemana que fue perseguida por el gobierno por educar a sus hijos en casa, huyó a Estados Unidos y recibió asilo político allí en el año 2011. Las autoridades estadounidenses reconocieron que el gobierno alemán estaba atentando contra los derechos humanos de esta familia, y que por tanto tenía derecho a asilo político.
Con estos ejemplos no quiero decir que tuviéramos necesidad de la protección de la ONU o de los EEUU para ejercer la responsabilidad dada por Dios, de educar a nuestros hijos. Pero me parece importante señalar que también el derecho internacional y constitucional actual protege a los padres que educan a sus hijos en casa. Por tanto, aun desde el punto de vista secular, esta forma de educación no puede considerarse "ilegal".
Según una información compartida aquí, el gobierno de Brasil dejó de perseguir a familias educadoras después de que una familia ganó un juicio porque su hijo de 13 años había aprobado el examen de ingreso a la universidad, con lo cual quedó comprobado que la educación en casa es académicamente superior a la educación escolar.
"No sé como empezar."
¡Esto es comprensible! Si usted fue educado dentro del sistema escolar, probablemente le es difícil imaginarse una educación en el hogar. Toda cosa nueva es difícil al inicio. Es cierto que en el mundo actual, educar a los niños en familia requiere algo de espíritu pionero. Pero este mismo espíritu pionero se requiere también para formar iglesias según el Nuevo Testamento, para vivir una vida cristiana en un mundo no cristiano, y para toda educación cristiana en general. Ser cristiano implica siempre nadar en contra de la corriente. Los cristianos somos herederos espirituales de Abraham quien "salió de su tierra sin saber adonde iba a llegar" (Hebreos 11:8), y de Jesucristo quien "no tiene donde recostar su cabeza" (Lucas 9:58). Entonces, ¡la educación en el hogar es una buena manera de entrenarse en una vida de fe!
Busque maneras de aprender de otras familias que caminaron por este camino antes de usted. Quizás encuentra una cerca de usted y puede conocerlos personalmente. Busque sugerencias publicadas en internet. Empiece con las sugerencias en este mismo curso (vea también "Estudio por unidades temáticas"), en "La Fórmula Moore" y en "Pedagogía de la escuela activa". (Este último artículo, aunque se refiere a la escuela, contiene muchas sugerencias que se pueden aplicar también en el marco familiar.) Visite los sitios web mencionados más arriba. Contacte una organización de familias educadoras, como por ejemplo la "Organización Familia Escolar". Pida sugerencias de sus propios hijos y tómelos en serio. Averigüe los intereses de ellos y provea informaciones y actividades relacionadas con estos intereses. Use su propia creatividad. Atrévase a simplemente "ser familia". Dé el primer paso sobre las aguas, y mantenga su mirada en el Señor, para que El le guíe en los próximos pasos. (Mateo 14:28-32)
"¿Y cómo podría mi hijo seguir una educación superior, si no tiene constancias de estudio?"
La aptitud de un estudiante para una carrera de educación superior, no depende de sus constancias de estudio. Depende de sus conocimientos y habilidades efectivas. Estas pueden demostrarse de distintas maneras, no necesariamente mediante constancias de estudio.
La mayoría de los institutos superiores y universidades tienen exámenes de admisión. Si un estudiante obtiene una buena nota en el examen de admisión, la misma universidad se expondría al ridículo si lo rechazara solamente por no tener constancias de estudio. Si una universidad realmente rechaza a un buen estudiante solamente por este requisito burocrático, entonces demuestra que no sabe lo que es educación, y por tanto, dicha universidad no vale la pena estudiar allí.
Como prueba adicional, el estudiante puede presentar un portafolio de trabajos realizados durante su tiempo de educación en el hogar: Resúmenes de libros leídos, ensayos escritos, problemas matemáticos resueltos, trabajos de investigación propios, etc.
En los Estados Unidos, cuando el movimiento de la educación en el hogar era todavía poco conocido, los primeros estudiantes educados en casa que desearon ingresar a una universidad, lo hicieron de esta misma manera: Dieron el examen de admisión y presentaron su portafolio de trabajos previos. Normalmente fueron admitidos sin problemas. Ahora, muchas universidades en Estados Unidos han introducido la "admisión por portafolio" como una alternativa oficial y válida a la presentación de certificados de estudio. Representantes de varias universidades incluso dijeron que prefieren a los estudiantes educados en el hogar, porque tienen más iniciativa para estudiar y mejor carácter.
Otra alternativa consiste en entrar al sistema escolar unos años antes de entrar a la educación superior, y así conseguir constancias de estudio y satisfacer las exigencias burocráticas. En el Perú, por ejemplo, existen colegios no escolarizados que admiten también a alumnos que antes no asistieron a la escuela, y al entrar los califican mediante un examen de ubicación. A menudo es posible para buenos estudiantes en estos colegios, avanzar de manera acelerada. Otros países pueden tener alternativas similares. - Otras alternativas pueden ser un colegio a distancia, o un acuerdo con un colegio privado cristiano que tiene una actitud favorable hacia la educación en el hogar. Existen diversas alternativas "intermedias" o combinaciones entre una educación en el hogar y una escuela.
Vea también: Educación en el hogar - una alternativa educativa para familias dedicadas (PDF)
Hijos del Altísimo - http://www.altisimo.net -