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Capacitación para el ministerio con niños

Introducción

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Como usar este material

Estas enseñanzas surgen de la convicción de que la iglesia del Nuevo Testamento tiene esencialmente la forma y estructura de una familia extendida, y que la familia es también el lugar ideal asignado por Dios para toda enseñanza y ministerio de niños. (Acerca de las diferentes estructuras de iglesias, vea "Una visión bíblica acerca de la iglesia" y "Volver a una forma bíblica de organización de la iglesia".). Por tanto, se dirigen en primer lugar a iglesias que ya están centradas en las familias, o que están dispuestas a embarcarse en este camino.

Este curso es un trabajo en progreso. Todavía necesita más revisión y más verificación por la práctica. Pero decidí publicarlo ya, para remplazar la obsoleta "Capacitación para maestros de escuela dominical". Es urgente poder contar con un material que asigna al ministerio con niños el lugar que le corresponde según la Biblia: la familia. Así que hice un comienzo, y espero poder mejorar estas enseñanzas en el futuro.
(Muchas partes de la antigua capacitación, que contienen principios generalmente válidos, siguen siendo parte de la nueva versión.)

El curso empieza con algunos principios básicos de la fe cristiana (Conversión y nuevo nacimiento; evangelización; la autoridad de la palabra de Dios). No pase por alto estas partes. Cuando todavía enseñaba cursos de capacitación en iglesias institucionalizadas, siempre anuncié que los participantes debían ser cristianos convertidos. Sin embargo, siempre resultó que muchos de ellos no habían nacido de nuevo. Algunos de ellos pensaban que no tenían necesidad de aprender sobre el evangelio bíblico y la conversión: "Esto ya lo sabemos todo." Sin embargo, al ser preguntados, resultó que no podían testificar de ningún nuevo nacimiento espiritual en su vida. Por tanto, no piense que usted ya sabe todo acerca del nuevo nacimiento. Estudie estas partes primero.

La manera recomendada de estudiar este material es hacerlo en un grupo de varias familias, junto con algunos jóvenes que estén interesados en apoyarles en algunos asuntos relacionados con los niños. Entonces pueden conversar juntos acerca de las preguntas de reflexión propuestas, y pueden empezar a aplicar las sugerencias prácticas en sus propias familias. Una vez que tengan experiencia con sus propias familias, podrán empezar a servir a otras familias.
También lo puede hacer una sola familia; o una familia junto con algunos discípulos jóvenes.

Sin embargo, también se puede estudiar este material a solas. Está diseñado de tal forma que debe ser posible estudiarlo por su propia cuenta. Solamente que en este caso se recomienda como mínimo, buscar el contacto con una familia cristiana madura, con principios bíblicos en cuanto a la formación de sus hijos, para intercambiar ideas y experiencias relacionadas con los temas de estas enseñanzas.

Diferentes personas podrán sacar provecho de estos estudios de diferentes maneras, según su situación:

- Jóvenes solteros:
Podrán usar este material para reflexionar acerca de su propio trasfondo familiar. Quizás verán la necesidad de conversar con sus padres acerca de algunos puntos mencionados; o de buscar consejo y ayuda de Dios para superar algunas deficiencias que experimentaron a raíz de su trasfondo familiar.
Después podrán aplicar las sugerencias prácticas para poder apoyar a familias con niños, por ejemplo ocupándose de los niños por horas cuando haya necesidad, o contribuyendo a la evangelización y la edificación espiritual de los niños en ocasión de reuniones. (Sin embargo, no estoy a favor del modelo de "escuela dominical". Las razones se aclararán en el transcurso de las enseñanzas.)
Y finalmente, todas estas enseñanzas y experiencias servirán a los jóvenes solteros como preparación para cuando tengan su propia familia. Es muy ventajoso pensar de antemano acerca del ambiente familiar y espiritual que querrán brindar a sus futuros hijos; y acerca de los principios que aplicarán en su educación.
Para jóvenes solteros, una buena forma de estudiar este curso sería este: Durante un tiempo prolongado, mantener comunión cercana con una familia de cristianos maduros, entendidos en la educación cristiana de los niños. Participar en la vida familiar de esta familia; más adelante también ayudarles en el cuidado de sus niños; y conversar juntos con los padres de la familia acerca de las enseñanzas de este curso. Así, el estudio será unido a una práctica en familia.
(Vea también "Jóvenes solteros en el ministerio con niños")

- Familias jóvenes con niños:
Se aplica todo lo dicho acerca de los jóvenes solteros. Además, las familias con niños pequeños serán más motivados para aprender buenos principios para la formación de sus hijos. A medida que avanzan en estas enseñanzas, tendrán experiencias propias a compartir, en cuanto a la aplicación de estos principios con sus propios hijos. (Aunque generalmente es mejor que aprendan y entiendan los principios de una educación cristiana, antes de casarse y tener sus propios hijos.)
Después de unos años adicionales de experiencia, estas familias estarán también en condiciones de poder servir y aconsejar a jóvenes y a otras familias.

- Matrimonios ancianos con hijos adultos:
Los matrimonios ancianos, que ya tienen la experiencia de una vida de paternidad, podrán ser de mucho apoyo para familias más jóvenes - en primer lugar para sus propios hijos y nietos. Estas enseñanzas pueden ayudarles a entender mejor los principios de paternidad y de la edificación espiritual de los niños.
Además, los matrimonios ancianos podrán darse cuenta de errores u omisiones cometidos hacia sus propios hijos, y entonces podrán buscar la conversación con ellos acerca de estos asuntos, y pedir perdón donde fuera necesario.

- Solteros mayores, y matrimonios sin hijos:
También para personas mayores que nunca han tenido niños, es importante saber relacionarse con ellos. Los niños son una parte integral de la familia de Dios, entonces ningún cristiano debería vivir desconectado de ellos. Las personas mayores sin hijos, al igual como los jóvenes solteros, pueden brindar un servicio valioso a las familias con niños, pasando tiempo con los niños y valorándolos. - Además, estas enseñanzas enfatizan lo que es la iglesia como familia extendida. Entender esto es importante tanto para las familias como para las personas que no tienen familia, para que juntos puedan encontrar su lugar en la "familia de Dios".

Las enseñanzas contienen diversas notas, preguntas y tareas adicionales:

- Notas adicionales para profundizar el contenido. Estas notas dan información adicional acerca del tema, pero no son necesarias para comprender los asuntos más importantes del tema.

- Preguntas de estudio bíblico. Estas preguntas se relacionan siempre con un pasaje bíblico específico. Se debe explicar con palabras propias lo que dice el texto, sin alterar su sentido ni añadir cosas que no están escritas allí. Si alguien del grupo tiene la impresión de que la respuesta de otro participante se sale del marco bíblico, le puede preguntar: "¿Dónde ves esto en el texto bíblico?" - Entonces, que el participante dé una explicación basada en el texto de la Biblia; o si no puede dar tal explicación, que corrija su respuesta.

- (Reflexión) Preguntas de reflexión personal. Sirven para que cada miembro del grupo reflexione sobre su propia vida, en relación con el tema de la enseñanza. Si este material se estudia en el marco de unas reuniones de "familia extendida", se debe suponer que hay suficiente confianza mutua para que los miembros puedan compartir sus respuestas unos con otros. Sin embargo, es importante recordar al hacer este intercambio, que las preguntas de reflexión no tienen respuestas "correctas" o "equivocadas". Lo más importante es que las respuestas sean sinceras. - En algunos grupos sucede que los participantes tratan de averiguar cuál será la respuesta "que los demás desearán escuchar", o la "que me hace ver mejor ante ellos". Esto indica que no hay suficiente confianza entre los participantes del grupo. Probablemente temen que serán mal vistos si admiten alguna lucha o deficiencia que tienen en su vida; o efectivamente fueron tratados de esta manera en una ocasión en que compartieron un problema personal. Si esta es la situación del grupo, entonces es preferible que cada uno responda estas preguntas para sí mismo, sin compartir con el grupo. (Sin embargo, en este caso habrá que ver otra oportunidad para tratar con este problema fundamental del grupo. Si existe vergüenza y menosprecio, en vez de confianza mutua y sinceridad, esto indica una deficiencia grave en la relación de los participantes con Dios, y unos con otros. Vea "Familias disfuncionales", y el capítulo correspondiente en "Las ovejas del Perú".)

- (Aplicación) Preguntas y sugerencias relacionadas con la aplicación práctica de los principios enseñados. Las preguntas pueden servir como punto de partida para discusiones más extensas en el grupo. Además es recomendable en la reunión siguiente tomar tiempo para conversar acerca de las experiencias de cada uno, en cuanto a la aplicación práctica de la enseñanza de la reunión anterior en la familia de cada uno.


Algunas preguntas que pueden surgir antes de empezar:

¿El grupo de estudio necesita un "líder" o "capacitador"?
- Esto depende mucho de la situación del grupo, y de lo que se entiende con "líder". Es una ventaja si entre los participantes del grupo se encuentra una familia espiritualmente madura, que tiene experiencia en la aplicación de principios bíblicos en la formación de sus hijos. Esta familia surgirá como "líder natural", en el sentido de que pueden ayudar y aconsejar a los otros participantes. Pero esto no significa que esta familia tenga que "dirigir" el estudio. Las enseñanzas son diseñadas para personas capaces de entender y responder por sí mismos, sin ser "dirigidos" por alguien. Solamente puede ser necesario de vez en cuando la "moderación" de la discusión en grupo: animando a participar a los tímidos; aportando nuevas ideas o preguntas; frenando a los que dominan demasiado, se salen del tema o dicen cosas inapropiadas. (Esta "moderación" corresponde al papel de los "ancianos" en una reunión abierta donde participan todos.) - Definitivamente no es necesaria la presencia de un "profesor" que "enseñe" el material a manera de una escuela, porque el material ya enseña por sí mismo. Si un grupo no es capaz de estudiar este material por sí mismo, sin la presencia de un tal "profesor", o si alguien en el grupo siente una necesidad irresistible de tener que "enseñar" de esta manera, entonces el grupo deberá primero salir de este patrón enfermizo, antes de comenzar estos estudios. (Vea "Volver a una forma bíblica de organización de la iglesia".)

¿Qué pasó con la antigua "Capacitación para maestros de escuela dominical"?
- La "escuela dominical" no es ninguna institución bíblica. Al contrario, es una adaptación al sistema escolar de este mundo. Anteriormente dejé todavía en la web la antigua capacitación, para que los colaboradores de iglesias institucionalizadas y "escolarizadas" pudieran beneficiarse de los principios bíblicos generales acerca de la educación de niños que contenía, y quizás descubrir también los principios divinos acerca de la familia y la iglesia. Sin embargo, hace tiempo ya me di cuenta de que esto no puede realmente funcionar en el marco de una iglesia que se organiza de una manera contraria a los principios de Dios. (Vea "Por qué no funcionó...") Ahora que ya está disponible la primera versión del curso revisado, la capacitación antigua queda definitivamente anulada y obsoleta. Es tiempo que el pueblo de Dios siga a su Señor de una manera más consecuente. Usted verá que el trato con los niños se vuelve mucho más fácil y mucho más auténtico en un ambiente familiar, como fue la intención de Dios desde siempre.
Por el otro lado, la antigua capacitación contenía muchas enseñanzas y principios que son válidos en general, independientemente del trasfondo eclesiástico. Estas partes siguen siendo incluídas en la versión nueva.

Pero soy maestro/a de escuela dominical y necesito capacitarme para este trabajo...
- Bien, las iglesias institucionalizadas han producido tantos libros, materiales, cursos y enseñanzas conformes a su sistema, que seguramente usted encontrará algún material que le enseñe en el sentido que usted desea. Al presente, casi todas las editoriales, imprentas, librerías, misiones, y sitios web evangélicos están en posesión de tales iglesias tradicionales; no es ningún problema encontrar materiales de esta corriente. Por mi parte, he decidido apoyar a aquellos que buscan una alternativa más bíblica.

Estoy interesado en estos principios centrados en la familia, pero pertenezco a una iglesia institucionalizada. ¿Qué puedo hacer?
- Temo que no exista una solución fácil. Si usted intenta introducir principios radicalmente bíblicos en una de esas iglesias tradicionales, es probable que pronto se lance todo el infierno eclesiástico contra usted. Usted puede intentar hacer un comienzo en su propia familia. Pero aun así, seguramente recibirá muchas críticas. O puede salirse de su congregación, y buscar otra más cercana al Nuevo Testamento (o comenzar una nueva con su familia). Este camino tampoco es fácil, como entenderá al leer "Migración apostólica".
Así o así, tendrá que aprender a nadar en contra de la corriente. Pero este es el camino de cada verdadero seguidor de Jesucristo. (Lea Mateo 5:11-12, 16:24-26, Juan 15:18-20, 16:2, 2 Tim.3:10-12.)

¿Se pueden dar certificados o constancias por el estudio de este curso?
El concepto de "constancias de estudio" o "diplomas" surge del sistema escolar de este mundo, no de la Biblia. El principio bíblico es: "Por sus frutos los conoceréis"; no "por sus diplomas". Una iglesia sana reconoce la autoridad espiritual de aquellos obreros que ha podido conocer personalmente de cerca, y ha podido observar sus frutos (su manera de vivir, y los resultados de su trabajo). El apóstol Pablo escribe a los corintios que no tiene necesidad de cartas de recomendación, porque "nuestras cartas sois vosotros" (2 Cor.3:1-3), o sea, el fruto de su trabajo estaba visible entre ellos. - Una "constancia de estudio", en cambio, puede certificar solamente la asistencia a tantas horas de estudio, y quizás las respuestas correctas a unas cuantas preguntas de un examen teórico. Nada de esto es un testimonio de "frutos" o de "capacidad". (Vea también abajo: "¿Qué es una capacitación?")
Por tanto, los únicos que podrían ser interesados en ver un tal "certificado", serían las instituciones de este mundo, y aquellas iglesias que se han conformado a tales instituciones. Pero estas instituciones mundanas no tienen mucho interés en obreros que aplican principios bíblicos; entonces un "certificado" no les serviría de mucho.
Algo más sensato sería una "recomendación" de parte de unos cristianos maduros que le conocen bien a usted. Si usted se encuentra en una relación prolongada de discipulado con una familia de cristianos maduros, y estudia este curso en el marco de este discipulado (como sugerido más arriba), entonces estos cristianos podrán escribir una carta de recomendación, basada en las cualidades que observan en usted.


¿Qué es una capacitación?

Imagínese la siguiente situación: Usted está por subir a un avión por primera vez, y por supuesto está bastante nervioso. Justo se encuentra con el piloto, y le pregunta: "Usted sabe volar bien?" - "Claro que sí, he asistido a muchas capacitaciones y he leído muchos libros sobre la aviación. Yo conozco de memoria cada control en el tablero de mando del avión." - "¿Y cuántas veces ya ha manejado usted un avión?" - "Para ser honesto, es la primera vez que voy a manejar uno de verdad."
¡Esta respuesta seguramente no va a calmar el nerviosismo de usted!
Pero así son muchas "capacitaciones": se cree que con escuchar muchas horas de teoría, los participantes sean "capacitados". Esto no es cierto.
La palabra "capacitación" viene de la palabra "capaz". Una capacitación debe lograr que los participantes sean capaces de hacer algo, y de hacerlo bien. Por tanto, un curso puramente teórico no tiene derecho de llamarse "capacitación" - igual como el piloto no puede llamarse "capacitado" si nunca ha volado.
El curso presente se dirige a cristianos que se encuentran efectivamente en una relación cercana con niños - en primer lugar sus propios hijos. Para salir verdaderamente "capacitado", usted tendrá que poner en práctica los principios presentados aquí. Si usted no tiene hijos, busque una oportunidad de unirse a una(s) familia(s) con niños para conocerlos como son, y para edificar una relación personal con ellos.
Si usted estudia este curso junto con un grupo, comparta sus experiencias con los otros participantes del grupo, y haga preguntas a aquellos participantes que tienen más experiencia.

Este curso desea contribuir a que usted pueda desarrollar las siguientes "capacidades", entre otras:
- La capacidad de ver a los niños, a las familias y a la comunión de los cristianos desde el punto de vista de Dios, o sea, tener una visión bíblica al respecto.
- La capacidad de desarrollar una relación personal y significativa con los niños; en primer lugar con sus propios hijos.
- La capacidad de entender a los niños, sus características, sus necesidades, y sus formas de comunicarse con usted.
- La capacidad de ser un ejemplo para los niños, en todos los aspectos de su ser, y especialmente en su relación con Dios.
- La capacidad de entender la dimensión espiritual en la vida de los niños, y de edificar este aspecto de sus vidas.
- La capacidad de ejercer una autoridad y disciplina saludable, de una manera que beneficia a los niños.
- La capacidad de comunicar el mensaje bíblico a los niños, por medio de la experiencia y de la instrucción.
- La capacidad de discernir entre conceptos bíblicos y no bíblicos acerca del desarrollo de los niños, acerca de la educación, acerca de la familia y acerca de la iglesia.

Educar se aprende solamente educando.

Usted no adquirirá ninguna de las capacidades mencionadas, con solamente estudiar o memorizar el contenido de este curso. Lo siguiente es indispensable para que este curso pueda llamarse "capacitación":
- Cada participante debe aplicar los principios compartidos aquí: en su propia vida, y en la educación de sus hijos (o si no tiene hijos propios, en las oportunidades donde se encarga de los hijos de otras familias). Se recomienda que cada participante lleve un "diario" donde anota sus experiencias y resultados al respecto, como también cualquier hecho interesante que observa en cuanto a las características de los niños; y que de vez en cuando comparta en el grupo acerca de sus experiencias y observaciones.
- Cada participante debe instruir espiritualmente a sus hijos; o si no tiene hijos, participar activamente en devocionales familiares y otros eventos familiares de otras familias.
- En lo posible, cada participante debe estar en contacto cercano con una familia de cristianos maduros, para poder observar el ejemplo de ellos en la educación de los niños, y para que ellos puedan evaluar su propio trato con los niños.
- Cada participante debe cumplir con las tareas de reflexión de este curso, de la manera más personal y más sincera posible; y debe efectuar los cambios respectivos en su vida, según los vea indicados como resultado de sus reflexiones.
- Cada participante debe cumplir con las asignaciones prácticas del curso.
- Cada participante debe mantener una relación personal y cercana con Dios, y buscar a Dios para recibir la sabiduría y capacidad necesaria, porque "nuestra capacidad viene de Dios" (2 Cor.3:4-5).

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Apéndice:

Por qué no funcionó... el programa de capacitación para maestros de Escuela Dominical

Anteriormente, este sitio web contenía una "Capacitación para maestros de Escuela Dominical". Yo trabajaba con iglesias tradicionales, institucionalizadas, para entrenar a las personas que estaban interesadas en enseñar a los niños, en el marco de sus "escuelas dominicales".
Pero con el tiempo me di cuenta de que esto no funcionaba; o sea, no produjo fruto espiritual. Empecé a evaluar las experiencias hechas en un gran número de iglesias. También empecé a investigar acerca de la iglesia del Nuevo Testamento. Así descubrí poco a poco las razones por qué esta forma de capacitar no podía funcionar.

La mayor parte del tiempo, yo juntaba a colaboradores de escuela dominical para enseñarles, y para observar las clases que enseñaban y darles sugerencias para mejorar. Al parecer, aprendían y estaban motivados. Pero para cuando llegaba el tiempo para enseñarles el segundo curso, o sea, medio año o un año más tarde, encontré siempre que la mayoría de los participantes ya no trabajaban en la escuela dominical. De vez en cuando tuve la oportunidad de hablar con algunos de ellos y preguntarles qué había pasado. La mayoría se había desanimado porque no recibieron ninguna clase de apoyo de parte del liderazgo de su iglesia: no había fondos para la escuela dominical, no se tomaban en cuenta las opiniones de los maestros, y algunos incluso dijeron que los líderes obstaculizaban directamente su trabajo. - Algunos otros habían sido trasladados por sus líderes a ministerios "más importantes" (grupo de alabanza, grupo de jóvenes, etc.), y entonces ya no tenían tiempo para enseñar a los niños.

Decidí entonces trabajar por el lado del liderazgo de las iglesias. Hice una encuesta en las iglesias de mi ciudad - con el resultado de que la mayoría de los pastores no financian ni capacitan a los maestros de escuela dominical, ni se comunican con ellos. Invité a los pastores de mi ciudad a un seminario sobre la responsabilidad del pastor en cuanto a los niños. Sorprendentemente, asistió un buen número de ellos. Los confronté con los resultados de la encuesta, y les mostré la importancia del ministerio con niños para el crecimiento de la iglesia. Esto parecía convencer por lo menos a algunos de ellos. Pero extrañamente, después de este seminario recibí considerablemente menos invitaciones de parte de las iglesias de la ciudad. No sé si esto era relacionado con lo que dije en el seminario, pero es el hecho.

Llegué a trabajar en otra zona y decidí asegurarme de la colaboración de los líderes desde el principio, antes de siquiera comenzar una capacitación. Los líderes tenían que comprometerse con los requisitos, firmándolos antes de comenzar la capacitación. Así me aseguré de que los líderes y pastores tomaran interés desde el principio, y que asistieran por lo menos a la primera y la última reunión del curso, donde se hablaba de asuntos importantes relacionados con el liderazgo de la iglesia.

Desafortunadamente, muchos líderes no cumplían con estos requisitos. Con frecuencia recibí comunicaciones enojadas de pastores y ancianos: "¿Por qué nuestros maestros no han recibido constancia de su capacitación?" - Y cada vez tuve que decirles: "Es usted quien no ha cumplido. Usted no ha asistido a las reuniones con las que se comprometió con su firma. Por tanto, su iglesia no ha cumplido con los requisitos y no pueden recibir ninguna constancia." - Otros líderes asistían, pero con mala gana y sin tomar interés, de manera que su asistencia no servía para nada.

Hoy entiendo mejor por qué esto no funcionó. Hubo dos problemas importantes:

1. Obligar a personas con requisitos, es aplicar la ley en vez del Evangelio. (Vea "95 tesis sobre el estado de las iglesias evangélicas", No.29-33.) Si un pastor o líder no está interesado en los niños de su congregación, no va a cambiar esta actitud solamente porque un capacitador lo obliga a asistir a una reunión. Estos pastores y líderes tienen un problema con la actitud de su corazón. Si fueran verdaderos siervos de Dios, entonces por sí mismos se interesarían en el bienestar de sus colaboradores y de los niños, y no hubiera necesidad de imponerles ningún requisito. Si no son siervos de Dios, entonces solamente un milagro de Dios puede convertirlos. Sí, lo digo directamente: Muchos pastores y líderes de iglesias no son siervos de Dios ni conocen a Dios. (Saben hablar mucho de El, pero no le conocen personalmente.) Solo por eso tuve que llegar al extremo de tener que hablarles con el lenguaje de la ley en vez del lenguaje del Evangelio. La ley es para los inconversos, y solamente una verdadera conversión podría cambiar el corazón de estos pastores y líderes.

2. Yo había acomodado mi programa de capacitación al sistema actual de las iglesias, que son controladas por un "pastor", se organizan según denominaciones, y apartan a los niños en una Escuela Dominical. Nada de esto es bíblico. (Más sobre este tema en "Una visión bíblica acerca de la iglesia", y en diversos artículos de la sección "Avivamiento y Reforma de la iglesia".)
Algunos de estos puntos estaban mencionados en una lección del tercer curso. Pero casi nadie llegaba alguna vez a estudiar el Curso 3. Por eso, la versión revisada contiene primero los principios esenciales acerca de la familia y la iglesia, antes de llegar a los puntos prácticos. ¡La enseñanza de los niños pertenece en primer lugar a los PADRES!
Mi pensamiento en el pasado era: Tengo que acomodar mi trabajo a la realidad de las iglesias tales como son ahora, y tratar de hacer lo mejor de ello. Pero llegué a entender que los principios de Dios NUNCA se pueden acomodar a un sistema o una organización que se ha apartado de principios bíblicos fundamentales.
En otras palabras: Nunca fue la intención de Dios que un "pastor" controle la enseñanza de niños en la iglesia. Por tanto, los intentos de trabajar con los pastores para mejorar la enseñanza de los niños, NO PUEDEN funcionar. - Nunca fue la intención de Dios que los niños sean educados en un lugar apartado llamado "escuela dominical". Por tanto, los intentos de capacitar y organizar y mejorar las escuelas dominicales, NO PUEDEN funcionar.

Bueno, quizás pueden "funcionar" en el sentido de producir una "institución un poco mejor", una que se vea buena hacia afuera, una que use métodos profesionales, una que crezca en números, etc. Pero no funcionan en el sentido de PRODUCIR FRUTO ESPIRITUAL. Para producir fruto espiritual tenemos que aplicar principios espirituales, y esto no funciona en organizaciones que desde un principio violan ciertos principios espirituales importantes.

Ahora, hablando de fruto espiritual, tengo que mencionar un punto más, y éste es aun más importante que todo lo que dije hasta ahora.

En el pasado no me interesé mucho en la evangelización. Por un lado, porque no es mi don particular, y por el otro lado, porque asumí que las iglesias ya estaban haciendo esto y que los miembros de las iglesias ya eran convertidos. ¡Cuán equivocado era yo! Tuve que presenciar un gran número de escándalos, delitos y hechos horrendos dentro de organizaciones evangélicas, hasta que por fin empecé a preguntarme si éstos eran realmente cristianos nacidos de nuevo. Y cuando empecé a preguntarlos - miembros de iglesias, maestros de escuela dominical, estudiantes de institutos bíblicos -, descubrí que solamente una pequeña minoría de ellos pudo testificar de un nacimiento espiritual. Solo una pequeña minoría de ellos pudo testificar de haber sido convencido alguno vez de su pecado (Juan 16:8), de haberse arrepentido y de haber recibido una vida nueva en Jesús. Sí, habían dicho su "oración de entrega" - pero obviamente sin experimentar el cambio sobrenatural que Dios obra en el corazón de una persona que se convierte de verdad.

¡Colaboradores inconversos no pueden hacer la obra de Dios!

Esta es la razón principal por qué las capacitaciones no funcionaban. En vez de "capacitar obreros", yo debería haberlos evangelizado primero. No debería haber aceptado ciegamente el testimonio de ellos y de sus líderes, de que se habían "convertido". Debía haberles hablado acerca del Nuevo Nacimiento como un Juan Wesley, quien dijo a los miembros de las iglesias evangélicas de su tiempo: "¡Ustedes - exactamente ustedes - necesitan nacer de nuevo!" Y después debía haberme limitado a trabajar con aquellos que mostraban evidencia de un nuevo nacimiento en sus vidas.
Por eso, la versión revisada coloca al principio unas enseñanzas básicas acerca del evangelio bíblico, la conversión y el nuevo nacimiento.
Pero, hoy como entonces, las iglesias tradicionales no toleran esto. No permiten cuestionar la salvación de alguien que dijo correctamente su oración de entrega. Ni mucho menos de alguien que es "miembro bautizado" de una iglesia. Por esta razón también, el programa de capacitación no podía funcionar dentro de las iglesias existentes.

Necesitamos iglesias fundamentadas en conversiones genuinas, y centradas en las familias (no en "pastores" ni en instituciones y organigramas). Entonces nos capacitaremos como verdaderos padres de familias, ya no como "maestros de Escuela Dominical". Este es el propósito de la capacitación revisada.

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