En el capítulo anterior hemos visto que la iglesia, según el plan de Dios, es una familia extendida. Pero en la actualidad existen muy pocos grupos cristianos con esta estructura familiar. La mayoría de las congregaciones existentes han adoptado alguna estructura diferente:
La estructura sacerdotal / pastoral (Catolicismo romano; muchos evangélicos):
Estas congregaciones se encuentran bajo un líder
(sacerdote, pastor, predicador...) que asume una función
sacerdotal. Un sacerdote es, en esencia, una
persona que se pone en el medio entre Dios y los otros
hombres, como mediador. En el Antiguo Testamento, los
sacerdotes ofrecían sacrificios ante Dios por el pueblo,
e intercedían ante Dios por el pueblo. También tenían
que enseñar al pueblo los mandamientos de Dios.
Entonces, en una congregación sacerdotal, el pueblo se
acerca a Dios por medio del sacerdote: Escuchan
la Palabra de Dios por medio del sacerdote; reciben
dirección y bendición de Dios por medio del sacerdote;
el sacerdote intercede por el pueblo ante Dios, ora por
los enfermos, etc. A menudo se enseña en estas
congregaciones que someterse a Dios equivale a someterse
al sacerdote o pastor.
El problema es, que esta forma de sacerdocio ya no existe en el Nuevo Testamento. El Señor Jesucristo ya ha dado Su vida por nosotros una vez por todas (Hebr.9:11-12.26-28). Este sacrificio de Jesucristo fue el cumplimiento perfecto de todo sacerdocio. El mismo es a la vez el Sumo Sacerdote perfecto y el sacrificio perfecto. (Hebr.4:14-16, 7:23-28) En el Nuevo Testamento, nadie puede asumir una posición de mediador entre Dios y los hombres, porque Jesucristo es el único mediador (1 Tim.2:5-6). Por medio de Jesucristo, cada cristiano tiene acceso directo a Dios (Hebr.4:14-16, 10:19-22).
(En algunos pasajes, el Nuevo Testamento dice que los cristianos somos hechos "sacerdotes". Pero estos pasajes siempre incluyen a todos los cristianos: 1 Pedro 2:5.9, Apoc. 1:6, 5:10, 20:6. No existen cristianos que fueran "más sacerdotes" que otros.)
Cuando uno se desvía de los patrones bíblicos, siempre seguirán problemas espirituales y prácticos. En las congregaciones "sacerdotalistas" o "pastorales", los miembros permanecen en la inmadurez espiritual: Para recibir la Palabra de Dios, dependen del pastor y no escudriñan la Biblia por sí mismos. El pastor ora por ellos; por tanto raras veces oran por sí mismos o unos por otros. (Quizás lo hacen en reuniones de oración organizadas por el pastor; pero casi nunca lo hacen por iniciativa propia.) El pastor es quien les "ministra", entonces raras veces los miembros se "ministran" (edifican) unos a otros; y no cultivan los dones que Dios ha dado a cada miembro para este fin.
Las familias no pueden funcionar normalmente en una estructura sacerdotal: El pastor (o sus delegados) asume también la educación espiritual de los niños. Así está usurpando una función de los padres. En consecuencia, los padres dejan de ejercer su responsabilidad espiritual en la familia. En muchos casos, el pastor no tiene mucho interés en edificar espiritualmente a los niños, entonces reciben una atención muy inadecuada. En algunos otros casos, un pastor se esfuerza por organizar un ministerio de niños intensivo; pero entonces esta organización se convierte en una familia sustituta, y aleja a los niños de sus hogares.
La estructura escolar (Tradición reformada):
En la Reforma de Lutero, se entendió que el sacerdocio católico-romano no era conforme a la Biblia. En su lugar, Lutero sobreenfatizó el ministerio del maestro. Los pastores luteranos son esencialmente maestros: Para llegar al pastorado, tienen que completar muchos años de estudio académico, y tienen que obtener un grado universitario en teología. La parte más importante de su trabajo es "predicar", o sea, dar discursos de enseñanza. Por tanto, la estructura de una congregación de tradición reformada se asemeja mucho a una escuela. Se da mucha importancia a la "doctrina correcta", pero poca importancia al vivir en Cristo.
En el Nuevo Testamento sí existían "maestros" (Ef.4:11, 1 Cor.12:29, Hebr.5:12). ¡Pero estos maestros no eran los líderes de las congregaciones locales! La mayoría de ellos eran maestros itinerantes. Pasaban de iglesia en iglesia para compartir el entendimiento que Dios les había dado. Así complementaban con su don las necesidades de las congregaciones locales.
Por tanto, poner a "maestros" como líderes
exclusivos de las congregaciones, también provoca
problemas. En el luteranismo, dentro de pocas
generaciones esto produjo una "ortodoxia
muerta": Se enseñaba todavía la doctrina correcta
en las iglesias, pero sus miembros ya no llevaban vidas
cristianas, y las iglesias se corrompían desde adentro.
- A partir del siglo XIX, este enfoque comenzó a
destruir aun la doctrina misma: Se consideraba que la
enseñanza intelectual era lo más importante, entonces
los teólogos comenzaron a dar más importancia a su
propio razonamiento que a la Palabra de Dios. Empezaron a
seguir la filosofía del racionalismo. El
racionalismo dice que el hombre puede entender toda la
verdad por medio de su razón. Ahora, en la Biblia hay
cosas que no se pueden entender con la razón. Por eso,
estos teólogos racionalistas empezaron a desechar partes
de la Biblia. Empezaron a decir, por ejemplo, que los
milagros de la Biblia no podían haber sucedido como
están descritos, porque eso sería en contra de la
razón. También empezaron a negar que Jesucristo haya
resucitado físicamente, e interpretaron la resurrección
como un suceso puramente psicológico en la mente de los
discípulos. Así surgió la teología de la "alta
crítica" (también conocida como "teología
moderna", "teología liberal",
"ciencias bíblicas", y otros nombres).
Esta teología falsa ha infiltrado prácticamente todos
los seminarios teológicos, los liderazgos de casi todas
las denominaciones evangélicas, y también de las
organizaciones para-eclesiásticas (especialmente
aquellas que se ocupan en la enseñanza teológica y en
la traducción y difusión de Biblias). Por eso, muchos
de estos líderes ya no toman en serio la Palabra de
Dios. Estos teólogos críticos no se contentan con
difundir sus falsas enseñanzas entre los líderes
evangélicos. Además, atacan a los verdaderos
cristianos: A los que no concuerdan con ellos, los
menosprecian y los difaman como "no
científicos", "ignorantes",
"demasiado fundamentalistas", etc. (En países
como Inglaterra, Alemania, Suiza, Suecia, etc, donde la
iglesia reformada es la iglesia estatal, un pastor puede
perder su pastorado si predica bíblicamente acerca de la
conversión y el nuevo nacimiento.)
Este dominio de los "maestros" causa una división en la iglesia entre "los que saben" y "los que no saben". Los "miembros comunes" son relegados a la situación de "alumnos" que solo deben escuchar, pero no pueden opinar. No se toma en cuenta que cada cristiano puede saber la verdad, escudriñando las Escrituras por sí mismo y recibiendo la iluminación por el Espíritu Santo. El efecto es parecido a la iglesia sacerdotalista: los "miembros comunes" ya no buscan a Dios por su propia cuenta, y permanecen inmaduros.
La estructura escolar crea también problemas para las familias: La enseñanza de los niños y jóvenes se organiza según las ideas del sistema escolar secular. Pero este sistema escolar, desde sus inicios, fue concebido explícitamente para deshacer las familias. (Así lo admitieron abiertamente Horace Mann y otros fundadores del sistema escolar estatal.) En este sistema se considera necesario que los niños sean educados fuera de su hogar, separados de sus padres, y en grupos segregados según edades. Así las iglesias comenzaron a organizar "escuelas dominicales" según estas ideas contrarias a la Biblia. |
En estas "iglesias-escuelas", casi todos los eventos se realizan en grupos separados por edades, y a veces también por sexo: Clases de niños, grupos de jóvenes, servicios de adultos, "Ligas femeninas", etc. No existen oportunidades para que la familia entera y unida experimente alguna forma de comunión espiritual. La "iglesia-escuela" debilita y divide las familias, y quita a los padres la oportunidad de ejercer su paternidad espiritual. |
La estructura democrática (algunos reformados y evangélicos):
Algunas congregaciones se han constituido según el
molde de las asociaciones civiles seculares: Se rigen
según sus estatutos y reglamentos, y tienen una junta
directiva elegida por mayoría de votos.
Ahora, la iglesia del Nuevo Testamento sí funcionaba con
la participación de la congregación entera, lo que
podría interpretarse como una forma de
"democracia": En las reuniones, cada uno
participaba según sus dones para la edificación mutua
(1 Cor.14:26). Los ancianos fueron confirmados por
"levantamiento de manos" (así en el texto
original de Hechos 14:23). Asuntos importantes se
discutían en la congregación entera y se decidían por
consenso (p.ej. Hechos 15:1-29).
Pero es importante entender que este consenso no
resultaba de una "mayoría de votos". El
consenso de la iglesia, en el Nuevo Testamento, es el
resultado de buscar juntos la voluntad de Dios. Si cada
cristiano verdadero oye la voz del Buen Pastor (Juan
10:27), entonces juntos llegarán a un consenso porque
todos llegarán a entender cual es la voluntad de Dios.
En este proceso, la voz de algunos hermanos es más
importante que la de otros, porque algunos son más
maduros en entender la voluntad de Dios. Así, en Hechos
15, se relatan las opiniones de Pedro, de Bernabé y
Pablo, y de Jacobo. Obviamente, sus opiniones se
consideraban de mayor peso. Al final llegaron a una
solución que "pareció bien a los apóstoles y a
los ancianos, con toda la iglesia" (v.22) -
no solamente a "una mayoría" de la iglesia.
Juntos habían buscado la voluntad de Dios, y juntos
llegaron a entender la voluntad de Dios. Por eso hubo unanimidad.
Esta es la diferencia entre el consenso bíblico y una
votación democrática.
Una congregación podría quizás funcionar de forma "democrática", si todos sus miembros fueran cristianos maduros con pleno entendimiento de la voluntad de Dios. Pero normalmente este no es el caso. Normalmente hay algunos "ancianos" espiritualmente maduros, y muchos otros que no tienen la misma madurez. En una votación por mayoría ganan los votos de los menos maduros, y entonces se hacen decisiones inmaduras. La Biblia nos da muchos ejemplos donde la mayoría estaba equivocada. (P.ej: La mayoría de los israelitas en el desierto deseaban volver a Egipto; diez de los doce espías no quisieron entrar a la tierra prometida; la mayoría del ejército de Gedeón no estaban aptos para la batalla; la mayoría de los judíos rechazó a Jesús; etc.)
Así, las decisiones hechas por mayoría de votos, a
menudo no son acertadas espiritualmente. Además, generan
rencor de parte de la minoría "perdedora"
hacia la mayoría "ganadora".
Las congregaciones "democráticas" a menudo
eligen a líderes deficientes en cuanto a su integridad y
madurez espiritual. En una votación democrática,
normalmente decide la apariencia pública de los
candidatos. El pueblo llega a conocer solamente la
"cara pública" de sus líderes, pero no llega
a conocer su vida privada ni su carácter verdadero. Por
eso, a menudo salen elegidos los que saben
"aparentar" mejor - y esos no son precisamente
los más honestos.
En la estructura familiar del Nuevo Testamento, en
cambio, un anciano tiene que demostrar su integridad y su
madurez primeramente en su propia familia. Este es un
ambiente donde no puede esconderse detrás de
apariencias: su verdadero carácter siempre saldrá a la
luz. Solamente si allí sale aprobado, puede ser
reconocido como anciano por un número mayor de familias.
Otro problema en las congregaciones "democráticas" es que a menudo sus estatutos, reglamentos y organigramas dominan todo. Entonces la vida espiritual se pierde en un diluvio de procedimientos administrativos, y la iglesia se ve sometida a una burocracia institucional. Los reglamentos desplazan la Palabra de Dios.
Esta estructura democrática también causa problemas a las familias, porque una familia por naturaleza no es una democracia: Padre, madre e hijos tienen funciones y responsabilidades claramente distintas. Los hijos por naturaleza son menos maduros que los padres, y por tanto los asuntos no pueden decidirse por el voto de la mayoría. También, las congregaciones "democráticas" impiden que las familias funcionen normalmente, porque sus reglamentos generalmente no toman en cuenta la estructura familiar de la iglesia. Las familias son sometidas a estructuras institucionales artificiales, en vez de poder funcionar de manera orgánica como familias dentro de una familia extendida.
Hemos visto algunos ejemplos de estructuras que se han formado en las iglesias contemporáneas, y hemos visto los problemas que surgen cuando estas estructuras no corresponden a los modelos del Nuevo Testamento. Ahora, muchas congregaciones combinan elementos de varias estructuras diferentes. Así por ejemplo, una congregación puede elegir a un "pastor" de manera democrática, pero este "pastor" ejerce un liderazgo de manera sacerdotal. Otra congregación puede tener un liderazgo pastoral (estructura sacerdotal), grupos separados por edades (estructura escolar), y a la vez tener células en casas que son centradas en familias completas y por tanto más cercanas al Nuevo Testamento. Pero estas células no podrán funcionar como verdaderas iglesias en casa, mientras estén sujetas a una estructura superior que no es de acuerdo con los principios bíblicos.
Para reflexionar: ¿Cómo evalúa usted la estructura de la congregación a la que pertenece? ¿En qué aspectos es bíblica; en qué aspectos se desvía de los patrones bíblicos?
Durante los siglos III y IV, las iglesias cristianas empezaron poco a poco a abandonar su estructura familiar, y empezaron a asumir formas más institucionales, como las que hemos visto arriba. Bajo los emperadores Constantino y Teodosio en el siglo IV, este proceso se completó en la formación de la iglesia católica romana. En otras palabras, la iglesia empezó a asumir la mentalidad del mundo griego y romano en su alrededor. Este mundo, al igual que el mundo actual, no valoraba mucho la familia. En cambio, se daba más importancia a la "institucionalidad" y a estructuras jerárquicas. (El imperio romano era en gran medida una dictadura militar, a pesar de que había asumido algunas formas democráticas.) Entonces, la iglesia fue reorganizada según estos modelos mundanos.
Tristemente, aun la Reforma y los posteriores avivamientos evangélicos no han cambiado mucho en esta forma institucionalizada, "anti-familiar", de organizar las iglesias. Por tanto, los miembros de las iglesias generalmente no tienen entre sí unas relaciones más cercanas que la gente del mundo; y sus familias se están desintegrando igual como las familias del mundo. La mayoría de las iglesias actuales, en vez de reunirse en familia, se reúnen en eventos institucionales. En vez del liderazgo relacional, tienen un liderazgo posicional. (Los líderes exigen obediencia de los demás, por la posición de "anciano" o "pastor" que tienen; pero no necesitan validar su autoridad por medio de las relaciones personales que tienen con sus hermanos en la fe.) En vez del liderazgo por reconocimiento, tienen un liderazgo delegado. (Los líderes superiores escogen o validan a los líderes inferiores, en vez de que el liderazgo surja de manera natural por el reconocimiento de sus familias y de las personas cercanas a ellos.) Las congregaciones son gobernadas por organigramas y estatutos, en vez de gobernarse por la palabra de Dios y por las relaciones familiares.
Podríamos preguntarnos, ¿qué diferencia hace, si
una congregación se organiza de forma institucional o de
forma familiar?
- Hace mucha diferencia. En primer lugar, las iglesias
institucionalizadas separan las familias en lugar de
unirlas. Casi todos sus eventos se llevan a cabo en
grupos separados por edades: los niños aparte, los
jóvenes aparte, los adultos aparte. Así, las familias
encuentran aun menos tiempo para estar juntos. La célula
fundamental de la sociedad entera, la familia, se
debilita.
También, una iglesia institucionalizada ya no tiene verdadera autoridad espiritual. Hemos visto que la verdadera autoridad espiritual surge de la familia y es confirmada y validada por la familia. Pero en las iglesias institucionalizadas, el liderazgo surge de votaciones democráticas o de una imposición por los líderes superiores. Ambas formas son impersonales, artificiales, y llevan a menudo al abuso del poder. Según los criterios de Dios, quienes deberían ser autoridades, son los que son más sabios y más maduros espiritualmente; los que están más cercanos al Señor. Pero en las estructuras jerárquicas de una iglesia institucionalizada, estas personas maduras y sabias raras veces llegan a ser autoridades. En su lugar se eligen a los que tienen una personalidad dominante, o los que tienen títulos académicos, o los que tienen dinero e influencia en el mundo.
Además, se deterioran las relaciones personales entre
los miembros. Una institución impersonal reúne a
personas no relacionadas entre sí, se sientan juntos en
el "culto" o "servicio", pero no
tienen verdadera comunión. No llegan a conocerse de
cerca; no practican el "sobrellevar los unos las
cargas de los otros" (Gál.6:2); no comparten
sinceramente sus problemas, luchas y debilidades, y por
tanto tampoco pueden ayudarse los unos a los otros de una
manera espiritual. Particularmente los líderes no son
auténticos: tienen que mantener una imagen exterior de
"autoridad", y por tanto no se muestran como
son en realidad. Muchos líderes de iglesias
institucionalizadas no permiten que los "miembros
comunes" lleguen a conocerlos desde muy cerca, y
así evitan tener que ser auténticos. Pero así están
en peligro de caer en toda clase de pecado, porque no hay
nadie cerca de ellos que podría advertirlos cuando se
están desviando. Nadie los conoce lo suficientemente
para poder decir si realmente aman al Señor Jesús,
"gobiernan bien su familia", son buenos
esposos, etc.
Los primeros cristianos se ayudaban y apoyaban
mutuamente, en lo espiritual como en lo material y en lo
práctico. Cuidaban a los enfermos, ayudaban a los pobres
y a los ancianos, y oraban los unos por los otros. Todo
esto lo hacían a papel personal, por iniciativa propia.
Pero cuando la iglesia se convirtió en una
"institución", todas estas formas de ayuda se
despersonalizaron. Ahora, algunos miembros de la iglesia
ocupan un "puesto" en algún "departamento
de ayuda social", y los que necesitan ayuda tienen
que dirigirse a esta "institución". Casi ya no
se practica el amor al prójimo, a la manera de una
familia extendida, porque todo esto fue delegado a la
institución.
Los miembros de una institución no se relacionan de la
misma manera como los miembros de una familia. En una
institución, una persona no vale como persona; solamente
vale por su contribución a los fines de la institución.
Puede parecer que se ayudan unos a otros y que tuvieran
buena comunión los unos con los otros; pero a menudo no
es por un genuino amor al prójimo: es solamente para
mejorar la colaboración institucional. Cuando alguien
abandona la institución, o la institución pasa por una
crisis, entonces se quebrantan estas "relaciones
institucionales". En tales momentos de crisis se
descubre que estas relaciones no tenían fundamento, y
que los "amigos" no eran verdaderos amigos; lo
eran solamente por su interés institucional.
A menudo observé con extrañeza cuantos miembros de iglesias tienen mucha vergüenza de recibir en su casa a alguien, o de ir a la casa de alguien, aun si se trataba de miembros de su misma congregación. Decían por ejemplo: "No, mi casa no es bonita, es muy humilde" (o "es desordenada", o "no está limpia"); o "me podrían malograr algo", o "si voy a casa de fulano, tal vez se va a molestar conmigo", etc. A veces pregunté a personas que hablaban así, si tenían la misma vergüenza al ir a la casa de su propio hermano. Normalmente respondían: "¡No, pues, si es de mi familia!" - Pero entonces, ¿para qué se llaman "hermanos" en la iglesia, si no tienen la relación de confianza que hay entre hermanos? Esta es una de las señales más obvias, de que las iglesias actuales se han alejado mucho de lo que era la primera iglesia. Allí se llamaban "hermanos" no solamente por formalidad; ellos eran verdaderamente una familia grande. (Note cuantas veces en el Nuevo Testamento se enfatiza la hospitalidad.)
Otra consecuencia de la institucionalización, es que
las reuniones de las iglesias están muy alejadas de la
vida diaria. Tienen lugar en un día especial y en un
lugar especial, según un programa especial, hasta hay
que ponerse ropa especial, y un hombre especial habla de
asuntos especiales. Con todo esto, la gente que asiste a
estas reuniones actúa de una manera muy diferente de lo
que haría en la vida diaria. Así no sucede mucho
crecimiento espiritual, porque ni siquiera pueden salir a
la luz los asuntos donde alguien necesitaría crecer
espiritualmente.
Los primeros cristianos, en cambio, se reunían en medio
de su vida normal: en sus casas, donde pasaban la mayor
parte de sus vidas; alrededor de una cena (una parte
normal de la vida); no en un día especial, sino todos
los días. En un tal ambiente es más probable que uno
llega a conocerse de verdad, y que salgan a la luz los
asuntos pertinentes de la vida de cada uno. (Pablo dice
incluso que si por casualidad entrase un incrédulo a una
tal reunión, por las palabras proféticas de todos
sería convencido de su pecado y se postraría ante Dios,
1 Cor.14:24-25. El contexto se refiere claramente a una
reunión en casa, en un círculo relativamente pequeño y
familiar.)
[[LINK]] "Bestia"; "institución-iglesia-escuela"...
Consecuencias para los niños:
El ambiente institucionalizado no es apropiado para los niños, porque un niño por naturaleza no se comporta de una manera "institucional". Para un niño, lo más natural es que se comporte de acuerdo con lo que siente; que diga lo que piense; y que se ocupe intensamente en lo que le interesa. Además, que busque la cercanía de las personas a las que está acostumbrado, o sea, sus padres y hermanos. Toda otra forma de comportarse es el resultado de un "entrenamiento" forzoso y manipulativo (vea acerca del conductismo resp. behaviorismo), o de un mal ejemplo. En un ambiente institucional se gasta mucha energía en manipular a los niños para que su comportamiento exterior sea "conforme": que estén sentados quietos sin moverse ni hablar; que hagan lo mismo como todos los otros niños; que digan lo que el maestro quiere escuchar, en vez de decir lo que piensan; que no corran donde su mamá; etc. Todo esto es más apto para formar a pequeños hipócritas, en vez de formar seguidores de Cristo. Y cuando un niño se atreve a comportarse de manera normal, a pesar de todo el entrenamiento institucional, entonces causa una gran vergüenza para las personas a su alrededor. Como el niño en el cuento "Las nuevas ropas del emperador", el único que se atrevió a decir que el emperador estaba desnudo.
Quizás fue por esta razón que Jesús dijo: "Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos." (Mateo 18:3)
Dios ha creado la familia para que los niños crezcan en ella. Si intentamos remplazar la familia por alguna institución (guardería, escuela, iglesia, ...), los niños siempre sufrirán.
Ahora, el establecer estructuras más familiares, no solucionará todos los problemas. Lo más importante para una iglesia del Nuevo Testamento, es que seamos "personas del Nuevo Testamento", nacidos de nuevo y entregados por completo al Señor. (Vea "Ser cristiano".) Por supuesto que la iglesia debe en primer lugar ser centrada en Cristo. (De ahí es quizás no completamente correcto hablar de "iglesias centradas en las familias"). Pero cuando la iglesia es centrada en Cristo, de por sí misma dará a la familia un lugar prominente. Y donde ya existe una comunidad de "personas del Nuevo Testamento", no podrán funcionar adecuadamente mientras mantienen estructuras inspiradas por un espíritu diferente.
Es necesario entonces que volvamos a la estructura familiar de la iglesia del Nuevo Testamento. Por causa del Señor y por causa de los niños.
Para reflexionar y conversar en el
grupo:
- ¿Cuál es la actitud actual de su iglesia hacia la
familia?
- ¿Qué se podría hacer en su iglesia para fortalecer
más las familias individuales?
- ¿Qué cambios habría que hacer en su iglesia para que
su estructura sea más centrada en las familias?
- Si usted es miembro de una iglesia institucionalizada,
tradicional, ¿qué puede hacer para valorar más la
familia en su iglesia? ¿Existe suficiente apertura en su
iglesia para que usted obre hacia una revaloración de la
familia; o quizás tendrá que buscar otra iglesia para
realizar este propósito?
- ¿Se podría sobreenfatizar la familia y la paternidad?
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