Aun en una comunidad cristiana centrada en familias, pueden surgir ocasiones donde conviene separar adultos y niños. Por ejemplo cuando los adultos necesitan conversar acerca de un tema que aburre a los niños, o que no es apto para los oídos de los niños.
Aun en esta situación, los niños pequeños (por lo menos hasta los 5 ó 6 años) no deberían ponerse en un grupo aparte, por las características propias de esta edad. (Vea en "Características de las diferentes edades".) Para ellos puede funcionar una de las siguientes alternativas:
Los niños mayores de 5 a 6 años pueden reunirse en
un ambiente aparte (de preferencia contiguo al ambiente
donde se reúnen los adultos), a cargo de algunos adultos
espiritualmente maduros e íntegros. Para tales reuniones
se pueden aplicar pautas de los capítulos sobre
enseñanza bíblica formal (a partir de La meta de la enseñanza).
Sin embargo, se debe evitar caer nuevamente en las estructuras escolares.
El ambiente de una tal "reunión de niños"
aparte debería ser lo más familiar posible. Puesto que
en la actualidad, casi todos hemos sido educados en
estructuras escolares, no solo en la escuela sino
también en la iglesia, el peligro es muy grande que
inconscientemente recaigamos en estos patrones que están
en enemistad contra la familia. Necesitamos hacer un
esfuerzo consciente para "renovar
nuestra mente" (Rom.12:1-2) y edificar una
"cultura cristiana" centrada en las familias.
Por eso, por ejemplo, es recomendable no separar a los
niños según sus edades durante la mayor parte de la
reunión. Así tendrán sus "hermanos mayores"
y "hermanos menores", igual como en la familia.
Solamente cuando se conversa acerca de asuntos
específicos para una edad determinada (p.ej.
preadolescentes), se puede apartar este grupo de edad
durante el tiempo que dure esta conversación.
Igualmente, es recomendable que los líderes principales
de una tal reunión sean un matrimonio con hijos.
Como salir del cajón del "grupo de edad":
En un grupo de niños de diferentes edades, es natural que cada uno es diferente. Algunos son más grandes y más fuertes que otros. Algunos niños ya saben leer bien, otros lo están recién aprendiendo. Cada uno tiene dones y talentos diferentes. En una familia, esto es natural, y nadie exigiría que el hermanito de seis años sepa hacer todo lo que su hermana de doce años sabe hacer. Así debe ser también en la reunión de la iglesia. Este es el desafío y la oportunidad de un grupo de edades mixtas: cada uno es un "miembro diferente" en el cuerpo de Cristo (vea 1 Corintios 12); cada uno es necesario; cada uno tiene su lugar especial asignado por Dios, y debemos ayudarle a encontrarlo.
En un grupo de edades mixtas, uno pronto se da cuenta
de que no podemos forzar a todos a que "sean
iguales" o que "hagan todos lo mismo". ¡Y
esto es bueno!
Un maestro acostumbrado a la estructura escolar, quizás
se sentirá incómodo en esta situación: no puede
planificar un "programa único" para todos; no
puede enseñar a todos según el mismo molde. Pero esto
es bueno - porque estos métodos de "producción
masiva" hacen que el grupo funcione como una
máquina con piezas iguales y normadas. Pero Dios quiere
que funcionemos como un cuerpo con miembros
vivos que son todos distintos, pero se complementan unos
a otros. Un grupo de edades mixtas es un lugar ideal para
aprender esto.
A continuación unas ideas prácticas como se pueden aprovechar los beneficios de tales grupos mixtos y familiares:
- A los niños pequeños les gusta imitar a los grandes. Podemos sacar provecho de esto, resaltando el ejemplo de aquellos niños grandes que aman al Señor y dan un buen ejemplo.
- Velar para que todos los niños tengan la oportunidad de opinar y compartir, independientemente de su edad. Pero también que todos los niños aprendan a escuchar a los demás y a dejarlos hablar sin interrumpirlos.
- Formar pequeños grupos de lectura (3 a 6 niños de edades mixtas) donde los mayores leen para los menores.
- Al hacer trabajos manuales, los niños mayores pueden ayudar a los menores; o pueden encargarse de las partes más difíciles, mientras los pequeños hacen las partes más fáciles.
- Que los mayores enseñen un nuevo juego a los menores.
- Los niños (o adolescentes) más maduros pueden ser entrenados como líderes auxiliares.
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