En este capítulo y los siguientes, nos ocuparemos un poco más de la enseñanza bíblica formal para los niños.
Para reflexionar: ¿Para
qué enseñamos a los niños? - Anote aquí por
lo menos tres respuestas a esta pregunta:
1._____________________________________________________________
2._____________________________________________________________
3._____________________________________________________________
(Si este curso se estudia en un grupo, que cada uno diga
sus respuestas. Todas las respuestas las anotamos en el
dibujo abajo, de la siguiente manera: Aquellas respuestas
que dicen algo que Dios hace en los niños, las
anotamos en el paquete: "para que reciban
la Salvación", "para que su vida cambie",
"para que conozcan a Dios", etc. - Aquellas
respuestas que dicen algo que nosotros hacemos,
las anotamos en el carrito, donde dice "El
vehículo": "para enseñar de la Biblia",
"para alabar", "para orar", etc.)
Al enseñar a los niños, es importante tener la meta
correcta. La meta no es cumplir
con algún programa o realizar alguna actividad. Dios
tiene un gran regalo espiritual preparado para cada
niño. Nuestra meta debe ser que los niños reciban este
regalo de Dios, por medio de nuestra enseñanza.
Las actividades y métodos que utilizamos, son como el
carro que transporta el regalo; pero no son el regalo
mismo. Debemos ponernos metas espirituales. Debemos
esperar que Dios cambie las vidas de los niños, y
debemos orar para que esto suceda.
Un ejemplo para reflexionar:
Tres grupos de niños escucharon la misma enseñanza
bíblica; el tema era: "El consuelo de Dios".
Después de la enseñanza, los tres grupos realizaron
diferentes actividades.
El primer grupo tuvo que memorizar el Salmo 23 ("El
Señor es mi pastor ...").
El maestro del segundo grupo trajo una frazada. Cada
niño pudo envolverse en la frazada y calentarse.
Después explicó el maestro: "Así es la presencia
de Dios. Cuando Dios está cerca de ti, te sientes
abrigado y protegido, te sientes bien como cuando estabas
con la frazada."
El maestro del tercer grupo estaba hablando sobre
Apocalipsis 21:4: "Enjugará Dios toda lágrima de
los ojos de ellos." En este momento, un niño
pequeño empezó a llorar. Resultó que tenía miedo a
uno de los chicos más grandes. Los demás niños, el
maestro, y el mismo chico grande hablaron al niño
pequeño para consolarlo. Después oraron por él para
que Dios le consolara, y el maestro le secó sus
lágrimas con un pañuelo. después le preguntó:
"¿Ahora estás bien? ¿Dios te ha consolado?"
- "Sí."
¿En cuál de los tres grupos los niños aprendieron más
acerca del consuelo de Dios?
Los niños del primer grupo recibieron
solamente una información teorética. De esta
manera, la Palabra tiene muy poco impacto en sus vidas.
Es probable que los niños se olviden muy rápidamente de
esta lección.
Los niños del segundo grupo recibieron una experiencia
simbólica. (La frazada no es realmente el consuelo
de Dios; pero puede simbolizarlo.) Esta experiencia se
graba más profundamente en sus mentes y refuerza la
enseñanza que recibieron anteriormente. Probablemente
estos niños se recordarán de esta experiencia cuando
necesiten el consuelo de Dios.
El tercer grupo pasó por una experiencia viva y
real. La Palabra de Dios tuvo un impacto en su
propia vida. El niño que lloró, experimentó el
consuelo de Dios de una manera real. Solo en este grupo,
la Palabra de Dios se relacionó realmente con su vida
diaria. Allí estamos seguros de que la meta fue
alcanzada.
- Para completar el dibujo, tenemos que
llenar los espacios que quedan:
El remitente del paquete es Dios; los
destinatarios son los niños.
¡El mensajero es usted! Escriba en esa línea su propio
nombre.
El camino por el cual viaja este carrito, se llama la
amistad. Cuando somos amigos verdaderos y
sinceros de los niños, más fácilmente recibirán
nuestra enseñanza.
Fije una META para cada
enseñanza bíblica que usted da a los niños:
- que los niños comprendan cierto principio espiritual,
- o que los niños tengan cierta experiencia práctica
con Dios,
- o que hagan cierta decisión que cambie sus vidas.
Ejemplos de metas:
Un principio espiritual:
- que los niños comprendan que Dios les perdona cuando
confiesan sus pecados y se arrepienten.
- que comprendan que Dios es justo (y qué significa esto
de manera práctica).
- que comprendan que Jesús regresará un día para
juzgar el mundo, y que vivan de acuerdo con esta verdad.
Una experiencia práctica con Dios:
- que los niños puedan expresar en oración lo que está
en sus corazones.
- que los niños aprendan a alabar a Dios juntos.
- que los niños que no están en paz unos con otros, se
reconcilien entre ellos.
Una decisión:
- que los niños se decidan a contar a sus amigos acerca
de Jesús, en esta semana.
- que los niños se decidan a visitar a una persona
enferma y a orar por ella durante esta semana.
- que los niños se decidan a entregar su vida a
Jesucristo y vivir para El.
(Obviamente, nosotros no podemos obligar a los
niños a que decidan en este sentido. Intentar
"hacer" que decidan lo que nosotros deseamos,
sería manipulación y produciría decisiones falsas.
Pero podemos presentar la historia bíblica de una manera
que los niños entiendan bien cual es la voluntad de Dios
para ellos; y entonces los que estén listos para ello,
decidirán aceptar y seguir esta voluntad de Dios.)
Ejercicio en el grupo:
Suponemos que nos toca enseñar acerca de Noé y el
diluvio. ¿Cuál sería la meta de la lección?
Puede ser un poco difícil distinguir entre un "tema" y una "meta". Por ejemplo: "El arrepentimiento" no es ninguna meta, solo un tema; es que no expresa ningún cambio que esperamos de parte de los niños. Una meta, en relación con este tema, sería por ejemplo: "Que los niños lleguen a arrepentirse de sus pecados." - Cuando formulamos como meta un principio espiritual, como mínimo debemos aclarar durante la enseñanza cómo este principio afecta la vida diaria de un niño.
Después de definir la meta, ¡todas la
actividades relacionadas con la enseñanza deben apuntar
hacia esta meta!
- Buscaremos unos coros que enfaticen nuestra meta.
- Oraremos con los niños en el sentido de que se alcance
nuestra meta.
- Al contar la historia Bíblica, enfatizaremos aquellas
partes que señalan hacia nuestra meta.
- Si memorizamos un versículo bíblico, que sea un verso
que expresa nuestra meta.
- Si los niños hacen un dibujo, trabajo manual, etc, que
este trabajo también exprese de alguna manera nuestra
meta.
La enseñanza informal es la que sucede de manera natural en el transcurso de la vida diaria. (Vea en el capítulo anterior.) En este caso, normalmente la meta surge de la situación misma. Por ejemplo, los niños están peleando entre ellos; entonces la meta sería que lleguen a hacer la paz de una manera bíblica y justa. O un vecino está enfermo; entonces la meta sería que los niños encuentren una manera práctica de demostrarle el amor al prójimo. En casos como estos, la meta es bastante obvia. Todas estas situaciones que ocurren, son oportunidades de enseñar a los niños un principio espiritual. Entonces, la pregunta que tenemos que responder es esta: ¿Cuál pasaje de la Biblia conduce hacia esta meta?
La enseñanza formal es la que planeamos
con anticipación y en el marco de un grupo o evento
organizado (p.ej. el devocional familiar; una reunión de
la iglesia con enseñanza para los niños; la enseñanza
del sistema escolar tradicional). La mayoría de nosotros
estamos más acostumbrados a la enseñanza formal - de
tal manera que muchas personas creen que solo esto es
"enseñanza", y ni siquiera conocen la
enseñanza informal. Pero no olvidemos que ¡la
enseñanza informal es mucho más importante
para los niños! (Vea en "Desarrollo de
la inteligencia".) Por tanto, es
muy importante que nos entrenemos a reconocer y utilizar
las muchas oportunidades que Dios nos ofrece durante el
día, para dar una enseñanza informal a los niños.
Ahora, en la enseñanza formal sabemos con
anticipación cuando tenemos que enseñar, y muchas veces
ya está definido el pasaje bíblico o el tema que nos
toca enseñar. Pero aun así puede haber varias metas
posibles. (En el ejercicio anterior, con la historia del
diluvio, probablemente habrán encontrado diferentes
sugerencias de metas.) ¿Cuál de estas posibilidades
escogemos? - Esto depende del grupo de niños que
enseñamos, y de sus necesidades. La pregunta sería
entonces: ¿Dios, qué quieres Tú decir a estos
niños por medio de esta historia (o este tema)?
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