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Capacitación para el ministerio con niños

Evangelizar a los niños

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Nota: Para entender este capítulo en su contexto correcto, es indispensable estudiar primero el capítulo anterior: "El requisito fundamental: Ser cristiano".

¿Quiénes deben evangelizar a los niños?

Dios diseñó la familia como el ambiente donde deben crecer los niños y ser educados. (Hablaremos de este tema con más detalle en capítulos siguientes.) Por eso, es lo más natural que los mismos padres evangelicen a sus hijos. Esta evangelización puede suceder de manera natural en la vida diaria, al conversar juntos, o en el marco de devocionales familiares. Los padres cristianos son también los más indicados para testificar a sus hijos de sus experiencias con el Señor. Son las personas más cercanas a los niños, y así los niños pueden verificar mejor si el testimonio es verdadero.
Obviamente, esto exige que los padres den también un buen testimonio con su manera de vivir. Si los padres hablan del Señor, pero viven todo lo contrario, sus hijos no van a querer seguir al Señor.

En segundo lugar, otros cristianos pueden evangelizar a los niños, particularmente aquellos que tienen el don espiritual de evangelizar. Esto puede suceder en visitas a las familias, o en reuniones de la iglesia. No es necesario separar a los niños de los adultos, pues el evangelio es el mismo para niños como para adultos. Simplemente hable de una manera que un niño puede entender, y así puede alcanzar a niños y adultos juntos.
Si los padres no son cristianos, lo más recomendable es evangelizar a la familia entera. El niño está bajo la autoridad de sus padres. Entonces, si un niño se convierte y sus padres no son cristianos, esto pone al niño en una situación bastante incómoda. Dios puede cuidarlo y mantenerlo fiel; pero su vida espiritual normalmente no puede florecer hasta que llegue a la adolescencia o más allá (o hasta que sus padres se conviertan). En un caso así, una familia cristiana debería "adoptar espiritualmente" a este niño y ser "padres espirituales" para él.
Parece que fue la práctica preferida de los apóstoles, evangelizar a familias enteras. Así vieron también que se convirtieron familias enteras, padres e hijos juntos. Como ejemplos tenemos a la familia de Cornelio (Hechos 10:24.44-48), la familia de Lidia (Hechos 16:14-15), la familia del carcelero en Filipos (Hechos 16:29-34), y la familia donde creció Timoteo (2 Tim.1:5, 3:14-15).

OJO: Es necesario evangelizar a todos, inclusive a los que son miembros de una iglesia. En la situación actual, aun muchos miembros de iglesias nunca han escuchado el evangelio bíblico, ni mucho menos han nacido de nuevo. Cada persona, sea adulto o niño, sea miembro de iglesia o no, tiene que ser confrontado con la pregunta: ¿Perteneces a Jesucristo? ¿Has nacido de nuevo? ¿Muestra tu vida las señales de un nuevo nacimiento?

¿Qué es evangelizar?

Podemos ver tres elementos importantes en la evangelización:

  • el testimonio personal acerca de Jesucristo,
  • la enseñanza del mensaje bíblico de la salvación,
  • y la orientación personal a los interesados en convertirse.

El testimonio personal consiste en lo que el Señor ha hecho en mi propia vida. Un "testimonio" es un relato de algo que he presenciado personalmente. ¡No puedo "testificar" nada si no he estado allí yo mismo! Los apóstoles pudieron testificar de la resurrección del Señor Jesús, porque ellos mismos le habían visto vivo. Eso fue su testimonio. Nosotros no tenemos este privilegio. Pero el Señor obra hoy en día de muchas maneras en los cristianos verdaderos, y de esto podemos testificar nosotros. Este testimonio es nuestra confirmación personal de que Jesucristo vive, y que la enseñanza acerca de El es verdadera.

La enseñanza bíblica es una explicación clara del plan de Dios para la salvación. De esta parte hablaremos en el punto siguiente, "Nuestro mensaje".

La orientación personal a los interesados es necesaria para aquellos oyentes que fueron tocados por Dios y por tanto desean convertirse. En esta parte necesitamos la sabiduría de Dios para entender la situación de cada uno y aconsejarlo según su situación. La meta no es conseguir que "se convierta ahora mismo", pero ayudarle en su próximo paso hacia la conversión a Cristo, según la situación personal de cada uno. Hablaremos de esta parte más abajo.

Es importante notar que la evangelización bíblica no contiene ningún llamado público a "venir adelante", a "decir una oración de entrega", o similares. Estos métodos de evangelización masiva se han introducido en una época muy reciente de la historia de la iglesia, hace menos de 200 años. No fueron parte de la evangelización apostólica, ni de los avivamientos históricos antes de la mitad del siglo XIX.
En el mensaje de Pedro en el día de Pentecostés (Hechos 2) podemos observar lo siguiente:
Pedro testifica de la resurrección del Señor Jesús (lo cual en esa oportunidad fue confirmado por señales del Espíritu Santo).
El explica estos hechos con el mensaje bíblico; la mitad de su discurso son citas del Antiguo Testamento.
En esto, menciona también la culpa que sus oyentes tienen en la crucifixión de Jesús: "a éste ... prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole..." (v.23) "...que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo." (v.36).
Por medio de este mensaje, el Espíritu Santo obró convicción del pecado en muchos oyentes, de manera que "se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?" (v.37)
Entonces, en respuesta a esta pregunta, Pedro les dijo: "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados..." (v.38).
Notamos que no les dijo "vengan adelante, oren esta oración conmigo", etc. Les dijo dos cosas específicas que debían hacer: Arrepentirse (o sea, cambiar su manera de pensar y de vivir), y bautizarse. (Como explica Romanos 6, el bautismo significa el acto de dar muerte a la antigua vida pecaminosa, y de comenzar una vida nueva, entregada a Cristo.) Y Pedro dijo esto solamente a aquellos que mostraban convicción del pecado.
En ninguna parte del libro de Hechos encontramos la clase de manipulación que aplican muchos predicadores modernos, intentando lograr que el mayor número posible de personas haga una "decisión". (Se ha encontrado que estas decisiones manipuladas son tan superficiales, que solamente unos 5% de tales "convertidos" llegan a seguir a Cristo.) Nuestra tarea es entregar fielmente el mensaje; pero no debemos intentar hacer lo que solo el Espíritu Santo puede hacer. De otro modo, solamente produciremos conversiones falsas.

Lo más importante en la evangelización es que suceda convicción del pecado, y el entendimiento de que Jesucristo es el único que puede salvar. No se trata de pasar por un ritual externo; no se trata de hacerse miembro de una iglesia. Se trata de arreglar la relación personal con Dios.

Nuestro mensaje

¿Qué es el Evangelio? - En otras palabras: ¿Cuál es el mensaje que un niño (o un adulto) tiene que escuchar y comprender, para poder convertirse?
Antes de continuar, anote aquí su respuesta:










Ahora haga clic en este botón y compare su respuesta con el mensaje que aparecerá.

Una ayuda: el "Libro sin palabras"
Este es un método usado por muchas obras misioneras alrededor de todo el mundo, para enseñar estos cinco puntos. Consiste en un librito con páginas en cinco diferentes colores. Cada color tiene su significado:

Oscuro ("negro"): el pecado (Rom.3:23, 6:23, 1 Juan 1:6)
(Nota: se recomienda usar la palabra "oscuro" en vez de "negro", para no provocar prejuicios raciales. La Biblia también usa la palabra "oscuridad" como imagen del pecado.)
Rojo: la sangre de Jesús (Is.53:5, 1 Juan 1:7)
Blanco: el corazón limpio (Sal.51:7, Mat.5:8, Juan 1:12)
Oro: la Nueva Jerusalén (Apoc. 21 y 22) - también se puede usar al inicio para enseñar la perfección de la creación original y la santidad de Dios, Gén.1:31.
Verde (la carátula): crecimiento (Sal.1:3, Juan 15:5, 2 Pedro 3:18)

Un evangelista eficaz usará toda su creatividad y su habilidad didáctica, para explicar de una manera clara cada una de estas verdades bíblicas. (Misioneros han encontrado, en lugares no alcanzados por el evangelio, que una persona promedia necesita escuchar el evangelio unas treinta veces hasta que lo puede entender.)

Aun así, entender y aceptar estas verdades con el intelecto, todavía no es una conversión. Muchas personas dicen: "Sí, yo entiendo que soy pecador y necesito a Jesucristo", pero no están conscientes de cuan profundo es su pecado, y cuan desesperada es su necesidad de salvación. No es suficiente estar de acuerdo con la razón; el Espíritu Santo tiene que revelarlo en el corazón.
Por eso, no es bueno decir a la gente: "Si has entendido que eres pecador y necesitas a Jesús, ven adelante y entrega tu vida a Jesús." A este llamado responderán muchos que asienten intelectualmente, pero no tienen verdadera convicción del pecado. Responderán al llamado de un predicador, pero no han escuchado el llamado de Dios.
Aun peor es reunir un grupo de niños, contarles una historia bíblica y después decir al grupo entero: "Levanten las manos los que quieren recibir a Cristo". ¿Qué piensa usted que va a suceder?
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Normalmente va a suceder una de dos cosas: 1) Nadie levanta la mano, porque todos sienten vergüenza. 2) Todos levantan la mano. ¡Pero muchos de ellos no quieren realmente recibir a Cristo! Algunos levantarán la mano porque su compañero levantó la mano. Otros, porque "el profesor ha dicho que levantemos la mano." Otros, porque esperan recibir algún regalo. ¡Esta no es una conversión!

La decisión del niño debe ser:
- personal (no porque los demás lo hacen)
- voluntaria (no por obligación, no manipulada por la autoridad del maestro)
- con entendimiento de lo que está haciendo.

Acerca del pecado hay que hablar específicamente, enseñando los mandamientos de Dios y dando ejemplos específicos. Así la convicción del pecado puede llegar más fácilmente. Mientras alguien no conoce los mandamientos de Dios, no puede darse cuenta de que ha quebrantado estos mandamientos. Por medio de la ley de Dios viene la conciencia del pecado. (Vea Ray Comfort: "El secreto más guardado del infierno"). Entonces, los oyentes comprenderán más fácilmente por qué Jesucristo tuvo que dar Su vida, y cuan grande es el amor y la gracia de Dios. En cambio, si hablamos solamente en términos generales de que "todos somos pecadores", los oyentes no se sentirán personalmente tocados. No entenderán por qué necesitan ser salvos, y tomarán la gracia de Dios como una "gracia barata".

Si una persona ha llegado a una verdadera convicción del pecado, entonces se convertirá por su propia iniciativa. De manera espontánea surgirá en esta persona la pregunta: "¿Qué debo hacer para ser salvo?" (Esto sucederá, independientemente de si es un niño o un adulto.) Entonces, cuando alguien viene con esta inquietud, allí es el momento para darle una orientación personal.

Vea también acerca de este tema:
El camino de la persona en quien Dios obra para salvación
Keith Green: "¿Qué está mal con el evangelio?"

La orientación personal a los que fueron tocados por Dios

Para poder orientar adecuadamente a los niños, tenemos que dar a cada uno una oportunidad para conversar de manera individual. (¡Lo mismo aplica a los adultos!)
En una familia donde hay confianza mutua, esto no es ningún problema. Los niños saben que pueden conversar con sus padres acerca de cualquier asunto, entonces se acercarán a ellos también con sus preguntas e inquietudes espirituales. Esta es una razón más para que sean preferiblemente los mismos padres quienes evangelicen a sus hijos.
Si evangelizamos a niños que no son nuestros hijos, tenemos que señalarles de alguna manera que estamos dispuestos para conversaciones personales. Podemos decir por ejemplo: "Si tienes más preguntas o si te preocupas por ser salvo, puedes acercarte a mí en cualquier momento y podemos conversar." Si un niño fue realmente tocado por Dios (y tiene confianza en nosotros), entonces vendrá, y no necesitará ningún otro llamado o incentivo.
Entonces, si viene un niño (o adulto) y dice que quiere ser salvo o que quiere seguir al Señor Jesús, se recomienda hacerle primero algunas preguntas como estas: ¿Qué es lo que quieres hacer ahora? ¿Por qué quieres hacerlo? ¿Qué has entendido de Dios? ¿Qué has entendido acerca de tu propia vida? - etc.
Escuche atentamente las respuestas. Estas respuestas le ayudarán a entender cual es la situación espiritual del niño.
En este momento necesitamos mucha sabiduría para discernir hasta donde ha obrado Dios en el niño: si tiene verdadera convicción del pecado; si ha entendido el evangelio; etc. Según su situación podemos ayudarle a dar el siguiente paso en su búsqueda de Dios.
Recuerde que no se trata de inducir al niño a que "se convierta ahora". Se trata de dar un consejo bíblico, el cual facilitará la obra del Espíritu Santo en el niño. ¡Nunca hay que obligar a un niño a hacer algo para lo cual Dios no lo ha preparado!

En esta conversación, podemos encontrar a diferentes tipos de niños:

A) Niños que entendieron el mensaje y están dispuestos a seguir al Señor.
Estos niños pueden estar cerca de una conversión. Pero tenemos que asegurarnos de que se trate de una verdadera convicción del corazón, no solamente un acuerdo intelectual.
Un niño que ha experimentado convicción del pecado, mencionará algunos pecados concretos que tiene en su vida, y mostrará un deseo de cambiar. Muy probablemente ya habrá intentado cambiar su vida, y se habrá dado cuenta de que él mismo no lo puede hacer.
También, la convicción del pecado se muestra en que el niño tiene no solamente el deseo de "ser un buen niño". Mas bien estará consciente de que es a Dios a quien ha ofendido, y estará en primer lugar preocupado por dar un buen testimonio por El con su vida.

Si un niño muestra esta convicción, le podemos hablar acerca del señorío de Cristo, y de lo que significa seguirle y vivir una vida para El. También podemos hablarle acerca del bautismo.
Si el niño tiene el deseo de expresar al Señor su voluntad de seguirle, que lo haga con sus propias palabras. Pero no debemos incentivarlo a esto, si esto no nace del mismo niño. Y debemos estar conscientes de que una tal oración no "es" la entrega a Cristo. (Repase el capítulo anterior: No es lo mismo decir "yo te entrego mi vida" como realmente hacerlo.) Cuando se trata de una conversión verdadera, el Señor ya responderá como El prometió: limpiando el corazón y la conciencia del niño, y dándole el Espíritu Santo. Podemos dejar esta parte confiadamente en Sus manos. - Además, el niño que se convierte de verdad, (si ha sido enseñado correctamente), tendrá también el deseo de ser bautizado.
Quizás una buena forma de manejarlo, sería preguntar al niño: "¿Hay algo que tú deseas ahora decir al Señor mismo?"

Algunos antiguos predicadores de avivamiento lo hicieron de la siguiente manera en sus prédicas evangelísticas: Dijeron a la gente que buscaran a Dios para ser convertidos; y añadieron: "Y si usted llega a obtener el testimonio del Espíritu Santo de que usted nació de nuevo, deseo que me busque para contarme acerca de ello."

- Algunos niños mostrarán disposición de seguir a Cristo, y entendimiento del mensaje; y sin embargo notamos que les falta la convicción del pecado. En estos casos puede ser una buena idea decir: "Bien, tú has entendido cómo debes vivir para agradar al Señor. Entonces hazlo, obedece a los mandamientos de Dios, y pide al Señor Jesús que El te ayude en ello. Me gustaría que vuelvas la próxima semana para contarme como te fue." Quizás podemos instruirlo un poco más acerca de los mandamientos de Dios (especialmente los Diez Mandamientos, y su interpretación por Jesús en Mateo 5).
Esto no es para enseñar una "salvación por obras". Al contrario: Si el niño intenta honesta y seriamente llevar una vida agradable a Dios, muy probablemente experimentará unos fracasos. Si el niño es sincero y Dios está obrando en él, entonces lo más probable es que diga en la siguiente conversación: "Lo he intentado, pero he fallado a Dios en esto y en aquello..." Estas experiencias ayudarán para que con el tiempo despierte la convicción del pecado en el niño. (¡Esto puede durar muy poco, o también mucho tiempo!) Así podrá llegar al punto donde reconoce su necesidad del Señor, no solo por un asentimiento intelectual, sino también por convicción de corazón.

- Lo dicho no debe entenderse como una "receta". En estas conversaciones es necesario en cada caso buscar sabiduría de Dios, y dejarse guiar por Su palabra y Su Espíritu.

B) Niños que no entendieron el mensaje.
A veces encontramos en la conversación, que un niño tiene malentendidos o conceptos equivocados acerca del evangelio. Entonces es bueno aclarar estos malentendidos, y darle la oportunidad de hacer preguntas. Así, algunos niños podrán llegar a comprender el mensaje y a estar dispuestos a seguir al Señor.
C) Niños que todavía no quieren seguir al Señor.
Quizás dicen: "Todavía no quiero hacer esto". O si no son nuestros propios hijos, pueden decir: "Quiero preguntar a mi mamá primero." ¡No debemos presionarles! Mejor es invitarles que sigan escuchando y leyendo más de la palabra de Dios. Podemos decirles: "Si tienes más preguntas, o si deseas seguir al Señor, entonces búscame nuevamente."
D) Niños que quieren entregarse al Señor por segunda vez.
Podemos encontrarnos con niños que dicen que desean seguir al Señor, y al conversar con ellos nos enteramos de que ya "se convirtieron" alguna vez en el pasado. En estos casos se recomienda averiguar por qué el niño piensa que necesita convertirse otra vez. También debemos intentar de averiguar si la primera conversión fue genuina o no. (Aunque a veces no es posible discernirlo con seguridad.) Según el caso, la forma de seguir será diferente (vea abajo).

De toda manera, debemos ayudar a estos niños a entender mejor lo que es el nuevo nacimiento. Así como un bebé nace una sola vez, y después sigue viviendo en el mundo y no necesita, ni puede, nacer otra vez del vientre de su madre, así es también el nacimiento espiritual. Una persona que verdaderamente ha nacido de nuevo, tiene vida espiritual a partir de ese momento, y seguirá teniéndola para siempre. (Excepto si llegase a apostatar de Cristo por su propia voluntad. Pero esto sucede con poca frecuencia; y en este caso, la persona ya no tendría el deseo de volver al Señor. Mucho más frecuente es que alguien cree ser cristiano, hasta que un día descubre que no lo es, y entonces desea convertirse de verdad.)

¿Por qué podría un niño querer convertirse por segunda vez?
- El niño no tenía el entendimiento suficiente cuando se convirtió por primera vez. Quizás lo hizo solo por seguir a los demás, y ahora no está seguro si realmente es salvo. Esto sucede con frecuencia en niños que fueron guiados a "repetir una oración de entrega", o que fueron expuestos a métodos manipulativos de evangelización.
Podemos hablar a este niño acerca de las señales del nuevo nacimiento (vea en el capítulo "Ser cristiano"), y entonces él mismo puede evaluarse. Si su primera conversión no fue genuina, es bueno que se dé cuenta de ello. Entonces se aplica todo lo dicho acerca de los "niños que están dispuestos a seguir al Señor". Solamente que en este caso puede ser aun más importante explicarle que lo esencial no es el "decir una oración de entrega", sino el nacer de nuevo.
(Vea también el anexo: "Peligros de una evangelización superficial".)

- El niño ha nacido de nuevo, pero ha cometido un pecado. - Puede haber unos niños que sí han nacido de nuevo, pero han cometido algún pecado, y ahora están preocupados de si son todavía del Señor o no.
Podemos darles la siguiente explicación: "Cuando tú has nacido de nuevo en Cristo, te has convertido en un hijo del Padre Celestial. Siempre serás su hijo. Pero a veces los niños hacen cosas que no les gustan a sus padres. Si tú sales a jugar y te metes en el barro y regresas con tu ropa toda sucia, ¿por eso dejas de ser hijo de tus padres? - Lo que necesitas hacer es bañarte y lavar tu ropa. Lo mismo debemos hacer cuando cometemos un pecado: Debemos arrepentirnos de ello, debemos pedir perdón al Padre Celestial para que nos limpie nuevamente, y tenemos que arreglar lo que hemos hecho mal. Pero por eso no dejamos de ser sus hijos."
Un verdadero arrepentimiento se muestra en el deseo de hacer restitución, donde fuera posible. (Lucas 19:8-9) Según la situación, puede que el niño necesite ayuda para encontrar una forma adecuada de hacer restitución.

- Algunos niños quieren convertirse por segunda vez "porque era tan hermoso". Hicieron una experiencia emocional profunda y quieren tener otra vez la misma experiencia. - Podemos decirles: "Sabes, desde aquel momento, Jesús está contigo cada día. El quiere darte esta alegría cada día de tu vida; para esto no necesitas convertirte de nuevo. Y El está contigo también cuando te sientes triste o cuando las cosas te van mal. ¿Podemos ahora juntos darle gracias porque El te ha salvado, y El está ahora contigo? También podemos pedirle que El te haga recordar nuevamente que El está aquí." - A la vez tenemos que enseñar al niño a no depender de experiencias emocionales. Nuestra fe no se apoya en lo que sentimos, sino en lo que Dios dice (p.ej. Mat.28:20, Juan 14:27, Rom.5:5, Sal.23).
Además, tenemos que estar conscientes de que una experiencia emocional todavía no es una prueba de una conversión verdadera. En este caso también, podría ser necesario hablar acerca de las señales del nuevo nacimiento.

Como explicar lo que es la entrega a Cristo

Convertirse a Cristo significa "cambiar de dueño". Antes eras un esclavo del pecado y tenías que hacer lo que el pecado quería. Si te conviertes a Jesucristo, serás Su propiedad, y entonces harás lo que El quiere. ¡Es mucho mejor pertenecer a Jesús que pertenecer al pecado! Pero esto significa también que no puedes vivir como tú quieres. Jesús decidirá sobre tu vida.

Podemos usar diferentes ilustraciones bíblicas para explicar este "cambio de dueño". Por ejemplo, podemos usar las siguientes comparaciones que nos explican como es el Señor:
Jesucristo como Rey (antes él no te importaba, pero ahora le vas a obedecer)
Jesús como Amigo (si tienes un amigo, harás lo que le gusta a tu amigo)
Dios como Padre (desde ahora vas a pertenecer a la familia del Padre Celestial)
Jesús como el Buen Pastor (estabas lejos del rebaño, pero ahora regresas a él)
Para niños más grandes: Jesús como Luz, Vida, "invitar a Cristo a tu casa".

Para pensar: Busque versículos o historias bíblicas que ilustran estos puntos mencionados.






Podemos usar también ejemplos de personajes bíblicos que se convirtieron a Jesús:
El hijo pródigo (Lucas 15:11-32)
Zaqueo (Lucas 19:1-10)
Nicodemo (Juan 3:1-21)
La mujer samaritana (Juan 4:5-30)
El malhechor en la cruz (Lucas 23:39-43)
Saulo - Pablo (Hechos 9:1-25)
El oficial etíope (Hechos 8:26-39)
El carcelero de Filipos (Hechos 16:23-34)

Además, tenemos unos ejemplos de personas que dijeron que querían seguir al Señor, pero no estaban conscientes de las consecuencias. Tenemos que mencionar estos ejemplos también, para no dar una impresión demasiado "romántica" de lo que es una vida cristiana. Seguir al Señor cuesta un precio:
Los que dijeron que querían seguir al Señor (Lucas 9:57-62)
El joven rico (Mateo 19:16-30)
Pedro, cuando todavía no entendía que Jesús tenía que morir (Mateo 16:21-26, Lucas 22:31-34.54-62)
(En la historia de Pedro, habrá que contar también que Jesús le dio una nueva oportunidad, Juan 21:1-19.)

Ejercicio en el grupo:
Que los participantes se junten de dos en dos. En cada grupo de dos, uno va a actuar como cristiano adulto (padre/madre, evangelista, consejero), el otro como niño.
Nos imaginamos que el "niño" ya ha escuchado todo el mensaje del Evangelio, y que ha venido ahora a conversar con el "adulto".
El que actúa como niño, se decide con anticipación qué clase de niño va a representar (el que quiere convertirse; el que no ha entendido; etc) - pero sin decirlo a nadie.
El que actúa como adulto, tiene que aconsejar al "niño" y hacerle preguntas para descubrir qué tipo de niño es; y en lo posible ayudarle en su siguiente paso hacia la conversión a Cristo.

Crecimiento espiritual
¿Se acuerda de la carátula verde del "Libro sin palabras"?
Después de la conversión y el nuevo nacimiento, viene el crecimiento espiritual. Y como un bebé recién nacido necesita a sus padres para que lo cuiden y lo alimenten, así también un cristiano recién nacido de nuevo necesita la comunión de cristianos maduros que le ayuden a crecer. En el caso de un niño, según el plan de Dios, estas personas deben ser sus propios padres. Si los padres no son cristianos, una familia cristiana tendrá que "adoptar espiritualmente" a este niño para ayudarle en su relación con el Señor.
Esto no significa que el nuevo cristiano sea completamente dependiente de estos otros cristianos. Al contrario, él tiene su propia relación personal, directa con el Señor. El crecimiento espiritual consiste en desarrollar y fortalecer esta relación propia con el Señor. Entonces, hay que ayudarle para que aprenda a buscar a Dios por sí mismo, y recibir de El la ayuda y las respuestas que necesita para su vida. (Si se trata de un niño, todavía será más dependiente de sus padres; pero aun el niño debe aprender a buscar a Dios por sí mismo.)

Las siguientes áreas son parte del crecimiento espiritual:
Oración personal

Lectura de la Biblia (los que saben leer)
Comunión con otros creyentes
Pasos de fe y de obediencia (incluye el estilo de vida diario y el testimonio)
Conocer a Dios mismo y vivir en Su poder, no en fuerzas propias.

(Este tema se desarrollará con más detalles en "Llevar a los niños al crecimiento espiritual".)

Deseo enfatizar una vez más que todo lo dicho acerca de la evangelización de los niños, se aplica igualmente a la evangelización de adultos. El evangelio es el mismo para niños como para adultos. El camino de la salvación es el mismo. En la evangelización de adultos existe el mismo peligro de inducir conversiones falsas, como en la evangelización de los niños. Los adultos necesitan la misma orientación personal como los niños. El Espíritu Santo que viene a vivir en un niño cuando se convierte, es el mismo como El que vive en un cristiano adulto.

TAREA:
Si usted está actualmente enseñando a niños (como padre o madre en devocionales familiares, o en reuniones de la iglesia, o en reuniones evangelísticas), piense en la próxima historia Bíblica que va a enseñar:
- ¿Cómo puede usted usar esta historia para enseñar el mensaje del Evangelio?
- ¿Cómo puede usted hacer una aplicación evangelística a la vida de los niños?
Anote sus respuestas.
(Si la historia que está preparando no es apropiada para una enseñanza evangelística, entonces escoja otra historia para esta tarea.)

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Anexo: Peligros de una evangelización superficial

(Esta sección es un extracto abreviado del libro "El desafío de la evangelización de niños", por A.P.Gibbs.)

Cuando satanás no puede impedir el anuncio del evangelio, entonces intentará imitar la obra del Espíritu Santo. El utiliza esfuerzos humanos y carnales, para producir confesiones de fe vacías. Esto sirve sus propósitos, porque sus víctimas no se dan cuenta de que les falta todavía el verdadero poder del evangelio que hace nacer de nuevo.

Este peligro es aun más fuerte en la evangelización de niños. Por naturaleza, los niños son curiosos, llenos de imaginación, ingenuos, emocionales, y fáciles de impresionar. Con su inmadurez pueden fácilmente caer bajo la influencia de un adulto que tiene una personalidad fuerte y atractiva. Por eso hay que tener mucho cuidado en el trato con los niños, para no aprovecharnos de sus características naturales. Muchos niños han sido manipulados para pronunciar una confesión de fe, en un momento en que todavía no estaban listos para ello y todavía no entendieron el evangelio. Así fueron engañados a creer que eran cristianos, cuando en realidad no lo eran. Describiremos estos peligros con más detalle:

1. Una conversión emocional sin verdadera entrega a Dios

1.1. A menudo olvidamos que los niños son salvos de la misma manera como los adultos. Dios no tiene dos caminos de salvación distintos (uno para adultos y otro para niños); hay un solo camino.

Para que una persona sea salvo (sea niño o adulto), es indispensable:

  • que experimente convicción del pecado,
  • se arrepienta,
  • nazca de nuevo,
  • confiese a Cristo como Señor y viva para Su gloria.

Aquí se aplica el principio: "Aun el muchacho es conocido por sus hechos" (Prov.20:11). La experiencia de un niño en su conversión será distinta de la de un adulto, porque el mundo de un niño es distinto (vea 1 Cor.13:11). Sin embargo, aun en un niño se puede ver con suficiente claridad si experimentó una verdadera convicción del pecado, arrepentimiento, y entrega de la vida a Dios.

1.2. Un niño puede fácilmente ser manipulado por sus emociones.

Un expositor puede manipular y entusiasmar las emociones de los niños de tal manera que ellos harán cualquier cosa que él les dice. Muchos evangelistas utilizan las tácticas de vendedores astutos. Ellos olvidan que la sabiduría de este mundo y los métodos carnales no son buenos ejemplos para un cristiano, y no producirán ningún fruto espiritual. Podemos cosechar solamente lo que hemos sembrado - vea 1 Cor.2:1-5, 2 Cor.10:4, Gál.6:8. Solamente el Espíritu de Dios puede obrar un verdadero nuevo nacimiento. "No con ejército, ni con fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor" (Zacarías 4:6).

1.3. Cada niño es una personalidad individual.

La personalidad incluye la mente, las emociones y la voluntad. Es necesario alcanzar y ganar a cada uno de estos aspectos con la palabra de Dios, antes que pueda suceder una conversión verdadera. Si investigamos la palabra "corazón" en la Biblia, vemos que en algunos pasajes se refiere a la mente (Lucas 1:51.66, 2:35, 5:22). En otros pasajes se refiere a las emociones (Lucas 21:26, 24:32, 2 Cor.2:4, Rom.9:2, 5:5). Y en otros el énfasis está en la voluntad (Hechos 4:32, 11:23, Ef.6:6, Rom.10:11). Otros pasajes combinan los tres aspectos (2 Cor.4:6, Mat.12:34, Rom.10:9-10). La palabra "corazón" comprende entonces los tres aspectos:

(a) La mente tiene que ser iluminada por la palabra de Dios. Es necesario comprender la verdad del evangelio con el intelecto. El pecador tiene que entender que necesita la salvación, que Dios le ofrece la salvación en Cristo, y tiene que entender el camino como ser salvo. El evangelio tiene que anunciarse de manera clara y lógica.

(b) Las emociones tienen que ser tocadas. El Espíritu de Dios obra en los oyentes una conciencia de la grandeza y de la santidad de Dios, y de las consecuencias terribles del pecado. Así despierta el temor a Dios. Además, el Espíritu de Dios obrará amor y gratitud en una persona que entiende el amor de Dios y el sacrificio de Su Hijo por nosotros. Despertará un anhelo de salvación, y el pecador se preocupa por su alma.
Para esto es necesario, por supuesto, que el mismo evangelista también siente en su corazón la realidad espiritual de su mensaje. El tiene que hablar de corazón a corazón.

(c) La voluntad tiene que llegar al punto de decidirse a seguir a Cristo. No se debe presionar esta decisión por medio de la manipulación o llamados emocionales. El oyente debe llegar a esta decisión por su propia cuenta. Solamente así sucede una conversión verdadera. Tenemos que respetar la voluntad propia del hombre. Es la obra del Espíritu Santo, mover la mente, las emociones y la voluntad. El evangelista no debe intentar hacer esta obra del Espíritu. Nunca debe obligar o manipular al pecador. El niño tiene que decidir por sí mismo, y tiene que saber lo que hace, y por qué lo hace.

1.4. La manipulación de las emociones produce confesiones vacías.

Este es el peligro más grande en la evangelización de los niños. Un obrero de niños necesita mucha paciencia. Cuando se manipulan las emociones, aun más si esto sucede en grupos grandes, los niños vendrán en masa a "entregarse a Cristo", sin haber tenido la oportunidad de llegar a una decisión madura. Así aumenta el número de los cristianos solo de nombre, y se causa un daño irreparable a los niños. Se le dice que ahora es un cristiano porque levantó la mano, vino adelante, repitió una oración, o firmó una tarjeta. Pero en realidad no se salva prácticamente ningún niño con tales métodos.

George Goodman, un evangelista de niños con 50 años de experiencia, escribe: "Si me preguntan cuál es la enfermedad más grave de los evangélicos hoy en día, yo diría: las confesiones de fe prematuras, las que llevan a una seguridad falsa. El fruto se coge antes del tiempo de cosecha. Supuestos cristianos, que en su niñez se convirtieron 'por toda la vida', creen que tienen la seguridad de ser salvos, mientras viven de una manera completamente mundana, 'esclavos de concupiscencias y deleites diversos' (Tito 3:3)."

1.5. Por tanto, una conversión auténtica incluye los siguientes aspectos:

(a) Un entendimiento de la verdad del evangelio con la mente;

(b) una reacción de las emociones hacia los hechos que uno recibió por fe; y

(c) una decisión de la voluntad a favor de estas verdades. Esto lleva a una entrega definitiva a Cristo como Salvador, y la sumisión bajo El como Señor sobre la vida entera. Pablo lo dice así: "Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero." (1 Tes.1:9).

A menudo los niños son presionados a "decidirse por Jesús", sin comprender por qué deben decidirse, o cuáles son las consecuencias de esta decisión. ¡"Decidirse a seguir a Cristo" no es lo mismo como efectivamente seguir a Cristo! Imaginemos a un niño que dice a sus padres: "He decidido ser médico." Con esto, ¿él ya es un médico? ¡Todavía falta mucho! Primero tendrá que ser admitido a la universidad, completar su formación profesional y aprobar sus exámenes, antes que pueda llamarse "médico".
Lo mismo se aplica a la conversión a Cristo. La mera decisión de aceptar a Cristo, no hace de nadie un cristiano. Es cierto que una decisión es necesaria, pero no es suficiente. Tenemos que explicar al niño claramente lo que implica llevar la vida de un cristiano.

2. "Salvación por medio de una fórmula"

Este es el segundo gran peligro. Al niño se le presentan ciertas preguntas que debe responder, o frases que debe repetir, y si responde "correctamente", se le dice que ahora es un cristiano.

2.1. Un ejemplo de tales preguntas:

Imaginemos que un cristiano tiene la siguiente conversación con un niño:

- ¿Crees que Dios dice que todos los hombres pecaron, y que por tanto tú también eres un pecador? - El niño responde: Sí.
- ¿Crees que serás eternamente perdido si mueres en tus pecados? - Sí.
- ¿Crees que Dios te ama y que El dio a Su Hijo para que muriera en la cruz por ti? - Sí.
- Jesús murió por los pecadores como tú. ¿Crees entonces que Cristo murió también por ti? - Sí.
- ¿Quieres entonces aceptar a Jesús como tu Salvador? - Sí.
- Ahora que has aceptado a Jesús como tu Salvador, eres salvo. ¿Crees esto? - Sí.
- ¿Quieres confesar a Jesús como tu Señor? - Sí.

O sea, el niño responde a siete preguntas sugestivas, y después se le dice que ahora es un cristiano nacido de nuevo. El niño fue manipulado a decir palabras que apenas comprende. Este niño no se ha convertido. Solamente ha dicho "Sí" siete veces.

2.2. Siempre hay que ofrecer a los niños la oportunidad para una conversación personal y voluntaria.

Durante una reunión, se puede decir por ejemplo: "Si alguien de ustedes entiende que necesitas ser salvo, y sinceramente deseas ser salvo, entonces puedes quedarte al final, y yo vendré a conversar contigo. Pero si no entiendes de qué se trata, no te quedes." Después no se debe hacer ningún otro llamado ni "invitación". Si un niño está realmente preocupado por su salvación, entonces se recordará de esta oportunidad y se quedará para conversar.

2.3. Nunca diga a los niños que levanten sus manos para ser salvos.

A los niños les gusta levantar sus manos. Lo harán con mucho gusto. ¡Pero lo harán sin ningún entendimiento!

2.4. Los niños están en peligro de imitar a otros sin pensar.

Cuando se hacen "llamados" en grupo, muchos niños responderán, sin entender de qué se trata. Ellos solamente aumentarán el gran número de miembros de iglesias espiritualmente muertos.

2.5. Además, los niños son muy complacientes.

Los niños hacen todo para complacer a una persona que admiran. Incluso dirán que quieren convertirse, solamente para complacer a un adulto. Este es un peligro muy real. Entonces los niños se convierten en seguidores de un líder, en vez de seguir al Señor Jesús. Su atención y su fe se dirigen hacia un hombre, en vez del Hijo de Dios.

Siempre tenemos que tener mucho cuidado de presentar a los niños a Cristo - y solamente a El - como objeto y destino de su fe. Nosotros no somos nada más que una "voz", igual como Juan el Bautista (Juan 1:22-23). Un nuevo cristiano tiene que nacer de arriba, de Dios; nosotros no lo podemos "hacer" (Juan 1:13, 3:3-8).


Dos comentarios adicionales:

1) Lo dicho se aplica en gran medida también a la evangelización de adultos. Aun entre los adultos que se "convirtieron", se encuentra un gran número que no nacieron de nuevo; solamente respondieron a algún método manipulativo. También en la evangelización de adultos, es necesario tener paciencia hasta que el Espíritu Santo haga Su obra sobrenatural de convicción del pecado, y de una fe verdadera que lleva al arrepentimiento.

2) Cuando se reúne un gran número de niños para algún evento, existen otros peligros más, aparte del peligro de hacer decisiones superficiales. (Por ejemplo, si los niños son parte de una masa grande, tienen la tendencia de hacer ciegamente lo mismo como todos los demás. Si se les dice que entren, que salgan o que vayan a cierto lugar, lo harán corriendo todos a la vez y sin cuidar de los demás, lo que puede provocar accidentes graves.) Opino que los eventos masivos y los grupos grandes por principio no son apropiados ni saludables para niños - excepto si se trata de eventos de familias enteras, donde el niño participa al lado de sus padres y hermanos. De otro modo, los niños son "masificados" y se daña su personalidad. Se acostumbran a someterse bajo la presión del grupo y bajo la "ley del más fuerte". (Esto se aplica no solamente a eventos evangelísticos o eclesiásticos. Lo mismo vale para eventos escolares o "culturales".)
La práctica de reunir grandes números de niños, separados de sus padres, no existe en la Biblia y no tiene justificación bíblica. Donde se mencionan niños como parte de una reunión grande, siempre es en el contexto de las familias enteras (p.ej. Deut.31:12, Mateo 14:21).

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