Diversos capítulos de este curso presentan un análisis bíblico de algunas corrientes pedagógicas y psicológicas. (Vea "Psicología del desarrollo desde una perspectiva bíblica", y "Una visión bíblica acerca de la educación escolar".) Algunos artículos adicionales amplían el tema, como p.ej. "Cosmovisión cristiana y educación escolar".
Hasta la fecha, nadie me ha expresado su desacuerdo con mi evaluación de alguna de estas corrientes en particular. Pero a lo largo del tiempo, varios profesores "cristianos" me han atacado, ¡negándome desde un principio el derecho de hacer un tal análisis! Su argumento era en cada caso prácticamente el mismo, y corría más o menos así: "La pedagogía es una sola, y además no tiene injerencia en la religión. Por tanto no es aceptable definir y distinguir diversas corrientes pedagógicas."
Tenemos que examinar bien este argumento. Porque si fuera cierto, tendríamos que enterrar todos los esfuerzos por encontrar y practicar una educación cristiana. Aun tendríamos que borrar de nuestro diccionario las expresiones "pedagogía cristiana" y "educación cristiana". En lugar de ello, todos tendríamos que inclinarnos bajo esta única pedagogía unificada, de la misma manera como el papa de Roma exige que todos se inclinen ante él como el único maestro infalible de toda la cristiandad.
Igualmente, tendríamos que enterrar todos los esfuerzos por alguna forma alternativa de educación. Tendríamos que aceptar el sistema existente como si fuera un decreto divino, perfecto e imposible de mejorar.
Entonces, el argumento de que "la pedagogía es una sola", tiene consecuencias muy graves. De hecho, si este argumento fuera cierto, invalidaría este curso en su totalidad. Tendríamos que someternos a la pedagogía dominante del mundo, no solamente en cuanto a la escuela, sino también en cuanto a la educación en familia. De hecho, las familias tendrían que convertirse en siervos del sistema escolar, como es el deseo de muchos planificadores escolares.
Por eso decidí dedicar un capítulo entero a esta argumentación. La educación cristiana se encuentra actualmente bajo un ataque fuerte, y no solamente de parte del "mundo". ¡Una gran parte del ataque viene de parte de aquellos que se llaman "cristianos", y especialmente "profesores cristianos"!
Como cristiano, la palabra de Dios me obliga a "examinarlo todo, y retener lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21). Cuando vienen a mi puerta, por ejemplo, los "testigos de Jehová" y me dicen que Jesucristo no es Dios y que su enseñanza es "la única verdadera", entonces no debo creerles así no más. Debo examinar mi Biblia y ver si es así; y si la Biblia no dice así, entonces no debo creerles.
Igualmente, si viene un pedagogo y me dice que su pedagogía es "la única", no debo creerle así no más. Debo examinar su pedagogía y ver si es conforme a la Biblia o no. Debemos examinar todas las enseñanzas del mundo, tanto las religiosas como las "pedagógicas" o las "científicas". - Vea "Aplicar la palabra de Dios a todos los asuntos de la vida".
¿Por qué los "cristianos" me aplauden cuando critico ciertas religiones que contradicen la Biblia, pero se molestan cuando critico ciertas pedagogías que contradicen la Biblia?
Creo que este es en gran parte un problema cultural. En la cultura latinoamericana, el profesor es considerado un semidiós que no se puede equivocar; y todo lo que el profesor dice, hay que aceptarlo como verdad absoluta sin cuestionarlo. Hace años, una caricatura en un diario peruano ilustró esta inclinación cultural: Un policía persigue corriendo a un ladrón. Al lado de la calle está sentado un mendigo que reconoce en el ladrón a su antiguo profesor, y lo saluda: "¡Profesor!" - Poco después pasa el policía. El mendigo lo hace tropezar con su pie, y riñe al policía que se está cayendo: "¡Al profesor se le respeta!"
Rebeca Wild, fundadora de una escuela alternativa en Ecuador, describe el problema de la siguiente manera, bajo el título "El mito educativo dominante":
"A menudo, se pueden leer
artículos de varias páginas con la queja de que incluso
los estudiantes que ya han terminado el bachillerato,
parecen haber aprendido muy poco de lo que durante doce
años de escolarización se les ha intentado inculcar.
Pero, a pesar de estas y otras muchas quejas, parece que
esté prohibido poner en duda que la escuela sea el
único camino que existe para conseguir reconocimiento
social, éxito económico, para servir a la patria y
finalmente para realizarse personalmente.
(...) Para llegar a obtener una formación escolar
reconocida se hacen grandes sacrificios: en las zonas
rurales, para ir a la escuela es frecuente tener que
hacer largas caminatas y regularmente obsequiar a los
maestros con productos agrícolas (...) Para el
"día del maestro", para su santo y
aniversario, por Navidad y poco antes de la entrega de
notas es habitual hacer regalos caros. (...) Lo
importante es que (los padres) renovadamente demuestren
que, en cuestiones de educación, su confianza en la
institución a la que pagan considerables sumas de dinero
es absoluta. Es una suerte de ley no escrita, que la
escuela constituye la voz más autorizada para opinar
sobre los niños, y que posee en exclusiva la capacidad
de proporcionar una educación impecable.
(...) ¿Cuál es el verdadero objetivo que se oculta
detrás de este deseo de llegar a un saber, una moral y
una cultura más elevadas? En este país siempre se está
mejorando el currículum - el plan de estudios -, se
hacen venir expertos extranjeros y los maestros no paran
de hacer cursos (...) Sin embargo, con todo esto, el plan
de estudios "oculto" permanece intacto. Se
trata de un plan triple que no admite ninguna protesta:
la escuela educa a nuestros hijos para la obediencia
(sepas que hay alguien que sabe mejor que tú qué,
cómo, cuando y cuánto tienes que aprender), educa para
la puntualidad y para el trabajo rutinario. (...) Aquél
cuyo comportamiento no demuestre que está dispuesto a
conformarse con todo, pronto perderá su plaza en la
escuela ecuatoriana (¿tal vez también en otras?).
(...) ¿Cuáles son las consecuencias visibles de estas
situaciones? (...) Los "listos" aprenden toda
clase de trucos para que los adultos - maestros y padres
- tengan la impresión de éxito educativo. (...) Muchos
niños - a menudo los más sinceros, o los más débiles
emocionalmente - son eliminados antes del tiempo de la
carrera. (...) Otros experimentan una dolorosa
desintegración de su personalidad, se acostumbran a
vivir y a aprender con un miedo permanente y odian el
aprender. Algunos empiezan a tartamudear, otros sufren
incontinencia de orina, dolores de cabeza o de estómago.
No son pocos los que se enganchan a la droga.
(...) Las consecuencias del sistema educativo ecuatoriano
son a la larga perjudiciales no sólo para el individuo,
sino para todo el país. Crea las condiciones ideales
para una burocracia monstruosa que procura trabajo a
todos aquellos que son capaces de resolver problemas con
palabras, papel y lápiz - aunque esto origine nuevos
problemas y más difíciles de solucionar."
(Rebeca Wild, "Educar para ser", Barcelona
1999)
En la opinión general, no se puede cuestionar el sistema educativo. Y casi todos los "cristianos" que conocí, siguen esta opinión general sin examinarla. Ellos otorgan a la escuela una posición de verdad absoluta. Cuando la palabra de Dios contradice a la escuela, ellos votan a favor de la escuela y en contra de Dios. En otras palabras, están dando a la escuela una posición superior a Dios mismo. ¡Esto equivale a idolatría!
A menudo, estos "cristianos" (y especialmente los profesores entre ellos) rechazan no solamente las verdades de Dios. ¡Rechazan incluso las investigaciones científicas de su propio campo, de la pedagogía, donde éstas contradicen su práctica acostumbrada! Así me lo demostraron las reacciones de varios profesores "cristianos", cuando fueron confrontados con las investigaciones del Dr.Raymond Moore, en "Mejor tarde que temprano" . (Vea también en este curso: "Desarrollo de la inteligencia".) Este trabajo se basa en cientas de investigaciones científicas reconocidas, hechas en los lugares más distintos del mundo. Sin embargo, ¡varios profesores se negaron a siquiera tomar en cuenta dichas investigaciones!
Veamos entonces la primera parte del argumento profesoral:
Si sustituimos la palabra "pedagogía" por
"verdad", entonces resulta un dicho con el cual
estoy de acuerdo: "La verdad es una sola." En
cualquier asunto dado, no pueden existir dos verdades que
se contradicen entre ellas. Entonces, si la pedagogía
fuera idéntica con la verdad, el argumento de los
profesores citados sería cierto. Así nos quedamos con
dos posibilidades:
A) La pedagogía es la verdad; entonces existe una sola y
es única. - En este caso, no existiría contradicción
entre los diversos pedagogos, así como no existe
contradicción entre los diversos autores (humanos) de la
Biblia. Todos los pedagogos enseñarían la misma verdad.
B) Existen diferentes corrientes pedagógicas. - En este
caso, algunos conceptos pedagógicos estarían de acuerdo
con la Palabra de Dios, y otros serían contrarios a la
Palabra de Dios. Puesto que el cristianismo (verdadero)
se somete bajo la Palabra de Dios como verdad absoluta,
un verdadero cristiano tendría que calificar ciertos
conceptos pedagógicos como verdaderos, y otros como
falsos.
Ahora, no se necesitan conocimientos muy profundos de pedagogía para darse cuenta de las muchas contradicciones que existen entre diversos pedagogos. Así propuso p.ej. el conductista B.F.Skinner, que los niños pueden y deben ser acondicionados con recompensas y castigos, para que produzcan el comportamiento deseado, de una manera muy parecida a la domesticación de animales. Por el otro lado, pedagogos antiautoritarios como A.S.Neill propusieron que los profesores se despojasen de toda autoridad, y que entregasen toda potestad de decisión a los mismos niños, tratándolos como iguales a los adultos. La contradicción entre los dos es obvia. De verdad no entiendo como personas que se jactan de ser "pedagogos profesionales", no pueden darse cuenta de una contradicción como esta. ¿Será que nunca escucharon ni de Skinner ni de Neill? ¿O será que asimilaron estos conocimientos de la misma manera como ellos ahora lo exigen de sus alumnos: memorizándolos mecánicamente sin reflexionar sobre ellos ni establecer conexiones entre ellos? - Es cierto que el sistema escolar actual es capaz de incorporar unos trozos de Skinner junto con unas cuantas migajas de Neill al mismo tiempo; ¿pero acaso comprueba esto que los dos son uno?
Ahora la pregunta que más debería interesar a un profesor que se llama cristiano: ¿Cuál es la posición de Jesucristo? ¿Estaría El de acuerdo con Skinner o con Neill? - Según mi conocimiento de la Biblia, estoy casi seguro de que El no estaría de acuerdo con ninguno de los dos. Así que ya tenemos una tercera pedagogía, la cristiana.
Espero que estos ejemplos sean suficientes para demostrar que no existe "una sola pedagogía". Existen muchas pedagogías, distintas en sus bases filosóficas, distintas en sus principios, distintas en sus métodos y propuestas prácticas.
Entonces necesariamente tenemos que aceptar la alternativa B) (arriba): Como cristianos es nuestro deber examinar y evaluar estas distintas corrientes pedagógicas, si están de acuerdo con la Palabra de Dios o no.
Si es tan obvio que existen diferentes corrientes pedagógicas, ¿de dónde viene entonces este argumento absurdo de que "la pedagogía es una sola"? ¿Quién mete esta idea en las cabezas de los profesores?
La primera pauta la encuentro en lo que Rebeca Wild llama el "currículo oculto" que no se puede cambiar. Repito de la cita más arriba: "La escuela educa a nuestros hijos para la obediencia (sepas que hay alguien que sabe mejor que tú qué, cómo, cuando y cuánto tienes que aprender), educa para la puntualidad y para el trabajo rutinario." Obviamente, para que la escuela funcione así, sus profesores tienen que ser forzados en estos mismos moldes. El estado tiene que asegurar que sus profesores sean obedientes (ciegamente), puntuales, y trabajadores rutinarios (o sea, que no reflexionen demasiado acerca del trabajo que hacen). Por tanto, la formación de profesores pone mucho énfasis en la aplicación "correcta" de las políticas educativas del gobierno, y de los procedimientos administrativos burocráticos relacionados con ello. Entonces, el estado no puede permitir que los profesores sean educados en corrientes pedagógicas que contradigan la política educativa del estado. (Que tengan conocimientos teóricos de ellas, sí; pero que no reflexionen demasiado sobre las implicaciones y consecuencias prácticas de estas corrientes.) En última consecuencia, los profesores ya no están siendo formados para ser educadores; son formados para ser funcionarios del estado.
Si las cosas son así, entonces los profesores aprenden efectivamente "una sola pedagogía": la pedagogía "políticamente correcta" según el sistema escolar estatal. Y - como tengo que deducir de las correspondencias que tuve al respecto - nunca han reflexionado acerca de las creencias fundamentales que se encuentran detrás del sistema estatal. Y nunca se les ha ocurrido la idea de que una pedagogía podría edificarse sobre un sistema de creencias diferentes, y entonces llegaría a resultados diferentes. Hasta tengo que asumir que estos profesores creen erróneamente, que todos los pioneros pedagógicos del pasado, sin importar su trasfondo, hayan sido contribuyentes y precursores directos del sistema escolar estatal actual.
En otras palabras: La formación estatal de profesores simplemente excluye de su campo de vista toda corriente pedagógica alternativa. Los profesores en formación reciben sus conocimientos de pedagogía en una forma "filtrada" que produce en ellos la ilusión de que exista "una sola pedagogía". Mientras se creen muy eruditos en "la" pedagogía, son en realidad mantenidos en ignorancia acerca de muchos aspectos de diversas corrientes pedagógicas que podrían poner en duda esta "única" pedagogía.
Aun peor es, que esta ignorancia se junta con un desmesurado orgullo profesional. Como dijo John Holt: "...Y sobre todo, a los estudiantes de educación se les enseña a pensar que ellos saben cosas extremamente importantes, y que ellos son los únicos que las saben."
- Otra vez dicho de otra manera: Si usted cree que "la pedagogía es una sola", entonces usted ha sido manipulado con éxito por personas que quieren imponer una "única pedagogía". De la misma manera como muchos fieles católicos han sido manipulados para creer que el catolicismo romano es el único "cristianismo" que existe, y que afuera de la iglesia católica romana existen solamente "negaciones" del cristianismo.
Aun educadores no cristianos se han dado cuenta de este problema. Así me escribió por ejemplo la promotoría de una escuela alternativa, la cual trabaja según la pedagogía de la "escuela activa":
"Es mentira que no es posible dar una educación diferente, todas las escuelas privadas y del estado podrian hacerlo, el problema es que no creen que exista otra manera de impartir educacion. De hecho nuestro principal problema es encontrar maestros que entiendan nuestro trabajo y tambien encontrar familias que piensen como nosotros."
Este es exactamente el problema. Existen tantas alternativas pedagógicas; ¡pero los profesores han sido entrenados a creer que existe "una única pedagogía"! Es necesario que abran los ojos y miren más allá del estrecho cerco en el cual su formación profesional les ha encerrado.
Pasaré ahora a la segunda parte del argumento:
El argumento implica que también viceversa, la religión no tiene injerencia en la pedagogía: "No es legítimo poner una pedagogía cristiana en contra de una pedagogía no cristiana, porque pedagogía y religión son campos separados."
¿Qué hacemos entonces con los tantos pasajes
bíblicos que hablan acerca de la educación de los
niños?
La Biblia nos dice por ejemplo quienes deben
educar a los niños: sus padres. (Vea Deuteronomio 6:4-7,
Salmo 78:5-8, Proverbios 1:8-9, 2:1-6, 4:1-6, 5:1-2,
6:20-22, Efesios 6:1-4, y otros.)
La Biblia nos dice cómo educar a los niños:
"en disciplina y amonestación del Señor"
(Efesios 6:4), sin provocarlos a ira, ni exasperarlos o
desanimarlos (Efesios 6:4, Colosenses 3:21), etc.
La Biblia nos dice qué contenidos enseñar a
los niños: la Palabra de Dios y sus implicaciones
(Deuteronomio 6:4-7, Salmo 78:5-8).
Esta es solamente una muy pequeña muestra de lo que la Biblia enseña acerca de la pedagogía. Obviamente, "la religión" (mejor dicho, los principios de Dios) sí tiene injerencia en la pedagogía. Quien niega esto, está atacando un punto esencial de la fe cristiana: Está atentando contra la soberanía de Dios. Esto es un asunto serio. Si Dios es Señor de todo, ¡El es también Señor sobre la pedagogía! Un profesor que quiere arrancar la pedagogía de las manos de Dios, para establecer su propia "pedagogía única", ¡se está rebelando contra el señorío de Dios!
Entonces, una pedagogía basada en principios contrarios a la Palabra de Dios, está a su vez afectando "la religión" (o sea, el señorío de Dios). "El que no es conmigo, es contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama", dijo Jesús (Lucas 11:23). Un montón de profesores "cristianos" están actualmente desparramando los principios de Dios y los niños de Dios, por someterse a una falsa "pedagogía única" en contra de Dios.
Pero el asunto no se queda ahí no más. Junto con
esta "pedagogía única", entra todo un caudal
de métodos, enseñanzas y contenidos en las
aulas escolares, que son igualmente contrarios a la
Palabra de Dios:
- Al obligar a los alumnos a leer leyendas paganas y
cuentos esotéricos en los libros de lectura, los
profesores los inducen a una cosmovisión y religiosidad
pagana.
- Al hacer que los niños llenen hojas de preguntas donde
se les pide que "opinen", y después sus
opiniones son calificadas según "correctas" e
"incorrectas", están entrenando a los alumnos
a ser hipócritas (escribiendo lo que suponen que el
profesor quiere escuchar, en vez de lo que opinan en
realidad).
- Al enseñar a los alumnos que el hombre es un pariente
cercano del mono, los inducen a verse a sí mismos como
animales, en vez de valorarse como creados en la imagen
de Dios. (No extraña, entonces, que los niños escolares
a menudo se comportan como animales. De hecho, una buena
parte de "la pedagogía" se basa en
experimentos de entrenamiento de animales.)
- Al enseñar "valores" según los currículos
estatales y globales, están remplazando los valores de
Dios por los valores de la sociedad humana globalizada.
- Al enseñar "educación sexual" desde los
primeros años de la escuela primaria, están invadiendo
la intimidad y privacidad de los niños pequeños, y
están despertando impulsos que después llevan a la
promiscuidad sexual entre los adolescentes.
- Al someter a los alumnos al sistema escolar estatal sin
cuestionarlo, están socavando la autoridad que Dios
otorgó a los padres (no al estado ni al profesor) para
la educación de sus hijos.
- Etc. etc.
Cada uno de los puntos mencionados (y se podrían añadir muchos más) afecta directamente "la religión", o mejor dicho, la verdad de Dios y de Su palabra. Efectivamente, es por la infiltración de pedagogías mundanas en las iglesias, que aun las iglesias hasta hoy no hayan establecido ninguna educación cristiana que merece este nombre.
Distintas personas tienen distintas maneras de pensar, distintas creencias, distintas cosmovisiones, distintas convicciones filosóficas y religiosas. Como hemos visto, todas estas formas de pensar tienen injerencia en la pedagogía que uno prefiere. Por tanto, distintas personas prefieren distintas pedagogías.
Puesto que la sociedad actual no es cristiana, ha establecido un sistema escolar que no es cristiano. Pero al mismo tiempo, la sociedad actual reconoce como derecho fundamental la libertad religiosa y de conciencia - o sea, el derecho de cada uno de escoger libremente sus creencias y convicciones. (De hecho, esta libertad es una herencia del cristianismo; o más exactamente, de la Reforma y del avivamiento bautista en el siglo XVI.) También se reconoce la autoridad de los padres sobre la educación de sus hijos.
Entonces, la simple lógica exige que los padres
tengan el derecho de escoger la corriente pedagógica
según la cual sus hijos sean educados. Cada familia es
diferente, tiene convicciones diferentes y necesidades
diferentes. Es obvio que no puede existir un sistema
único que satisfaga las necesidades de todas las
familias y de todos los niños. Además, las
imperfecciones de un tal sistema único afectará a
algunos niños mucho más que a otros. Estos niños se
ven condenados al fracaso escolar bajo este sistema
único, mientras podrían rendir muy bien en un sistema
diferente.
Por ejemplo, los niños cuyo estilo de aprendizaje es el
cinestético (o sea, que necesitan moverse para aprender
algo), se ven constantemente marginados en el sistema
escolar actual: son castigados por "hacer
desorden", son etiquetados como
"hiperactivos" y sometidos a terapias que no
necesitan, y no reciben oportunidades para aprender de
una manera apropiada a su estilo de aprendizaje. En
cambio, una escuela
activa es ideal para tales niños porque les provee
la oportunidad de "aprender haciendo".
De la misma manera, la libertad religiosa exige que una
familia cristiana no puede ser obligada a entregar a sus
hijos a una escuela no cristiana.
Por todas estas razones, es obvio que un único
sistema educativo no puede ser apropiado para la
población entera. Es necesario que exista una
diversidad, y que cada familia tenga la libertad de
escoger entre distintas alternativas. Es necesario que
cada modelo educativo reciba las mismas oportunidades de
realizarse.
Debe existir una competencia libre y equitativa entre
diversos modelos educativos. Esto incluye la libertad
para cada institución educativa, de definir su propio
plan de enseñanza, sus propios métodos, y su propio
trasfondo de convicciones y cosmovisión.
Si el sistema actual es tan bueno como pretende ser,
entonces no tiene nada que temer de la competencia:
prevalecerá por su propia virtud. Si en cambio este
sistema no es bueno, entonces no merece ser protegido,
favorecido y monopolizado como actualmente es el caso.
La ideología de la "pedagogía única" niega a los padres esta libertad de escoger un modelo educativo según sus propias convicciones. Y les niega esta libertad, de una manera que no es honesta. Si los ideólogos de la "pedagogía única" fueran honestos, dirían algo así: "Les imponemos nuestro modelo pedagógico porque creemos que es el mejor, y no les permitimos escoger otro." - Esto no sería muy amable, pero sería la verdad. Pero en lugar de esto, dicen: "Esta es 'la' pedagogía, y no existe otra." - Eso es una mentira.
Acerca de esta mentalidad, escribió ya hace cien años Abraham Kuyper (teólogo, primer ministro holandés, y fundador de la Universidad Libre de Amsterdam):
"Últimamente, los
universitarios en todo el mundo asumen que la ciencia
surgió de una sola conciencia humana homogénea, y que
solo los conocimientos y la habilidad determinan si
alguien merece una cátedra universitaria o no. Nadie
piensa hoy como Guillermo el Silencioso, cuando fundó la
Universidad de Leyden en contra de aquella de Louvain,
pensando en dos líneas de universidades, opuestas una a
la otra a raíz de una diferencia radical en sus
principios. Desde entonces, el conflicto entre los
normalistas y anormalistas estalló con toda fuerza, y se
sintió nuevamente por ambos lados la necesidad de una
división en la vida universitaria. Los primeros en
pensar así eran (estoy hablando solamente de Europa) los
mismos normalistas incrédulos, cuando fundaron la
Universidad Libre de Bruselas. Anteriormente, en el mismo
país de Bélgica, la universidad católico romana de
Louvain fue fundada en oposición contra las
universidades neutrales de Liege y Gent.
(...)
Solamente una separación pacífica de los seguidores de
principios antitéticos traerá progreso - un progreso
honesto - y un entendimiento mutuo. La historia es
nuestro testigo. Primero, los emperadores romanos
intentaron realizar su idea equivocada de un único
Estado, pero su monarquía universal tuvo que dividirse
en una multitud de naciones independientes para
desarrollar los poderes políticos de Europa. Después de
la caída del Imperio Romano, Europa fue seducida por la
idea de una sola iglesia mundial, hasta que la Reforma
despejó esta ilusión, abriendo el camino para un
desarrollo superior de la vida cristiana. En la idea de
una sola ciencia, todavía se mantiene la vieja
maldición de la uniformidad. Pero también de ello se
puede profetizar que los días de su unidad artificial
son contados, que se dividirá, y que en este dominio por
lo menos el principio católico romano, el principio
calvinista y el principio evolucionista harán surgir
esferas distintas de la vida científica, que florecerán
en una multiformidad de universidades. (...) Solo aquello
es realmente libre, que se mantiene estrictamente atado a
su propio principio, mientras se libera de todos los
lazos no naturales. El resultado final será que la
libertad de la ciencia triunfará al final; primero al
garantizar a cada cosmovisión importante el poder para
cosechar una cosecha científica basada en su propio
principio; y segundo, al rehusar el nombre de
científico a cualquier investigador que no se atreva a
mostrar los colores de su propia bandera, y que no nos
muestre en su escudo el principio por el cual vive y del
cual deriva sus conclusiones."
(Kuyper, "El
calvinismo y la ciencia")
En el mismo sentido, no merece el nombre de pedagogo aquel que se niega a declarar cuáles son las fuentes filosóficas e ideológicas de su pedagogía: en qué cosmovisión, en qué principios y convicciones se basa la corriente particular de la pedagogía que él representa. Mucho menos merece el nombre de pedagogo aquel que se niega siquiera a reconocer que tales diferencias de principios y convicciones existan en el campo de la pedagogía.
La libertad de la educación, y de la sociedad entera, depende del reconocimiento de distintas corrientes pedagógicas, y de distintos modelos educativos. Una sociedad que ha perdido su libertad en este campo, pronto perderá su libertad también en muchas otras áreas de la vida: la libertad de escoger a un médico; la libertad de escoger una afiliación política o religiosa; la libertad de la expresión y de la conciencia. Por tanto, la idea de que "la pedagogía es una sola", no es una idea inofensiva. Es una ideología que amenaza las libertades fundamentales de la sociedad.
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