"Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor." (Efesios 6:4)
Este versículo menciona tres ingredientes importantes que un padre (o una madre) debe proveer para sus hijos:
Para proveer estos ingredientes, en primer lugar los padres necesitan invertir tiempo en la educación de sus hijos. Esto significa renunciar a otras ocupaciones que nos quitan tiempo. Si un niño menor a diez años pasa diariamente varias horas en ausencia de sus padres, se abrirá a influencias extrañas que los padres no podrán controlar, y además desarrollará sentimientos de abandono. Para cumplir con el mandato divino de educar a nuestros hijos, es por tanto necesario hacer ajustes a nuestro horario, para que por lo menos uno de los padres (o los dos turnándose) puedan pasar el día al lado de sus hijos.
Si usted ve esta necesidad en su vida, pero no sabe
como realizarlo, le recomiendo que primero haga un "inventario
de su tiempo": ¿En qué está usando su tiempo
en un día promedio? ¿Cuántas horas al día necesita
dormir y descansar? ¿Cuántas horas al día se ocupa con
quehaceres de la casa, aseo personal, comer, etc.?
¿Cuántas horas invierte en la comunión con el Señor?
¿Cuántas horas trabaja fuera de la casa? ¿Cuántas
horas dedica exclusivamente a la comunión con sus hijos?
¿Cuántas horas ocupa en actividades improductivas,
tales como mirar televisión, escuchar y difundir
chismes, leer cosas que no edifican, jugar a la
computadora, etc.?
Haga el control: la suma total de las actividades de un
día promedio debe llegar a 24 horas.
Si el total no suma 24 horas, o si usted no está seguro
cuánto tiempo invierte en cada actividad, entonces
"lleve la contabilidad" durante una semana:
Anote consecuentemente a qué hora se levanta, a qué
hora empieza con los quehaceres de la casa, a qué hora
sale para trabajar afuera, etc; y al fin de la semana
sume todo y calcule el promedio diario. Así sabrá
adonde se ha ido su tiempo.
Ahora, si ha hecho este "inventario del
tiempo", analícelo: ¿Qué cambios puede hacer a
favor de sus hijos? Pida sabiduría de Dios, y después
haga los cambios necesarios. Por ejemplo:
- Elimine actividades improductivas.
- Quizás puede hacer junto con sus hijos algunas cosas
que hasta ahora usted hacía solo: los quehaceres de la
casa, pasatiempos, quizás aun algunos trabajos fuera de
la casa.
- Para aquellos trabajos que necesariamente tienen que
hacerse, y no pueden hacerse con los niños: ¿puede
conseguir una ayuda para estos trabajos?
- Quizás algunas actividades pueden organizarse mejor o
realizarse de una forma más eficaz, de manera que ocupen
menos tiempo.
- ¿Pasa usted mucho tiempo con sus amigos adultos?
Entonces evalúe si en vez de hacer cosas solo entre
adultos, pueden hacerlo como familias enteras, junto con
los niños.
- Reduzca el tiempo que trabaja fuera de la casa. - Sé
que en nuestros tiempos, para muchas familias este será
el mayor punto de resistencia. Demasiadas familias
cristianas se han adaptado a los caminos de este mundo,
donde ambos padres trabajan afuera todo el día y dejan a
sus hijos solos, o al cuidado de personas ajenas. Algunos
dirán que no lo pueden hacer de otra manera por la
necesidad económica. Pero Dios ha encargado a los padres
con la educación de sus hijos, y El no nos da
mandamientos imposibles de cumplir (1 Juan 5:3-4). Dios
promete también que si nosotros buscamos primero Su
reino (o sea, vivimos según Sus mandamientos), entonces
El nos dará todo lo que necesitamos (Mateo 6:31-33).
Entonces, si usted dice que no puede cumplir los
mandamientos de Dios porque tiene necesidad económica,
usted tiene las cosas al revés: Usted tiene necesidad
económica porque está desobedeciendo a los mandamientos
de Dios. Si alguien se compromete con los caminos de
Dios, Dios se compromete a proveer lo necesario.
Aun si tal vez no fuera posible que uno de los padres se
quede en casa todo el día, existen muchas otras
soluciones creativas para este problema. Por ejemplo,
pueden cada uno encontrar un empleo a medio tiempo, que
les deja la mitad del día libre. - O usted puede
comenzar un negocio desde su casa, y puede involucrar a
sus hijos en este negocio. Así mata a dos pájaros de un
solo tiro: Puede generar ingresos para su familia, y a la
vez enseñar algo útil a sus hijos y pasar tiempo
juntos. - Conversando juntos y buscando a Dios, cada
familia puede encontrar una solución adecuada para su
situación.
Aun mejores soluciones se pueden encontrar cuando algunas familias se apoyan unas a otras de manera práctica.
¿Y las madres solteras? - Obviamente, las madres
solteras pertenecen a la categoría de las personas que
necesitan el apoyo de sus familiares y de la comunidad de
los creyentes, al igual como las viudas y los huérfanos
(1 Tim.5:3-5, Stgo.1:27). Estas son algunas formas como
podría suceder este apoyo:
- Una familia completa, que comparte los principios de
una educación cristiana, puede espiritualmente
"adoptar" a la madre soltera con sus hijos,
p.ej. cuidando a sus hijos durante una parte del día,
comiendo juntos, etc.
- Jóvenes solteros/as podrían ayudar a la madre soltera
con trabajos prácticos de limpieza, mantenimiento,
cocina, etc. en su casa.
- Apoyo económico para disminuir la necesidad de la
madre soltera de trabajar fuera de la casa; o apoyo
práctico para que pueda comenzar un negocio en casa.
- En el caso de madres abandonadas por su esposo, la
comunidad de los creyentes puede prestar servicios de
mediación. En algunos casos, con la ayuda de Dios,
podrá lograrse hasta la reconciliación de la pareja.
Donde esto no es posible, por lo menos se podrá lograr
que el esposo pague los alimentos debidos según la ley.
Sugerencias parecidas pueden aplicarse en el caso de padres solteros.
Sé que en la actualidad existen pocas iglesias donde se cultiva la vida familiar, y las formas de apoyo descritas. Pero esto no debe ser motivo de rendirse y decir que "no se puede". Al contrario, esto debe ser motivo de cambiar esta situación y comenzar a vivir como cristianos - por lo menos entre los que de verdad lo son. En la primera iglesia, el apoyo mutuo era lo más natural (Hechos 2:44-45, 4:34-35, Gálatas 2:10, 6:9-10). Si esto ya no se practica en las iglesias contemporáneas, es porque las iglesias ya no son "normales" (o sea, se desviaron de las normas de Dios).
Converse ahora mismo: ¿Qué
cambios hará en su familia para poder pasar más tiempo
con sus hijos, y cumplir el mandato de Dios de educarlos
según El?
Si está estudiando este material a solas, converse con
su esposo/a. Si lo está estudiando en un grupo, comparta
también con los otros participantes. Si hay en el grupo
madres solteras, u otras familias necesitadas, conversen
sobre maneras prácticas de ayudarles.
Jóvenes solteros: Si sus padres son cristianos, compartan este material con sus padres. Piensen y conversen también: Una vez que se casen, ¿cómo se organizarán para poder educar a vuestros hijos según los principios de Dios? - Oren para que Dios les dé un(a) esposo(a) que comparta los principios bíblicos acerca de la educación de los hijos.
Ancianos con hijos adultos: Piensen y conversen: ¿Cómo podrán usar este material para aconsejar a sus hijos? ¿Cómo puede usted apoyar a sus hijos en la educación de los nietos; o quizás a otra familia joven?
Anote aquí qué cambios piensa hacer en su propia familia para dedicarse más a la educación de sus hijos:
Anote aquí qué puede hacer para ayudar a otras familias en este respecto (especialmente a padres solteros y madres solteras):
Ore por la dirección y bendición de Dios al llevar a cabo las sugerencias que anotó.
- En los siguientes capítulos veremos algunas ideas para cada uno de los tres ingredientes de una buena paternidad:
Hijos del Altísimo - http://www.altisimo.net -