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Para hojear este capítulo: Conformismo y negación Hipersensibilidad Resistencia pasiva Vanidad Venganza Anomía El dilema del líder |
"Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. ¿Es Israel siervo? ¿es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa?" (Jeremías 2:13-14)
La persona herida trata, de manera consciente o inconsciente, aliviar el dolor de sus heridas. Pero a menudo lo hace en una forma que no contribuye a la sanidad. Al contrario, edifican "muros de autodefensa" en el lugar equivocado.
Muchas personas están viendo por lo menos una parte de los
problemas que hemos descrito hasta ahora; pero se deciden
simplemente pasarlos por alto. "Así es la vida, y no la
podemos cambiar." - "Hay que seguir la corriente no
más." - El empleador no los paga y no dicen nada. Los
asaltan en la calle y no lo denuncian. Les dan una orden inmoral
y la cumplen sin preguntar nada. Algunos cristianos incluso creen
que es su deber actuar de esta manera "por testimonio".
Las personas que se conforman con el abuso, están negando el
hecho que están heridas.
Hay dos problemas graves con este comportamiento. Primero,
alienta a los abusadores a cometer más abuso. El abuso no
podría extenderse tanto si no hubiera tantas personas que se dejan
abusar. - Y segundo, si estas personas conformistas tienen cierta
posición de autoridad, se convierten en cómplices silenciosos
del abuso que sucede en su alrededor. Ven el abuso que cometen
otros líderes a su lado, pero no hacen nada en contra.
En mi país hay este dicho: "Solo los peces muertos siguen
siempre la corriente." Como cristianos somos llamados a
"obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos
5:29), y a nadar contra la corriente si la corriente no agrada a
Dios.
Por el otro lado, algunas personas están tan
"marcadas" por sus heridas que se sienten ofendidas en
la más mínima ocasión.
"He visto a fulano en la calle y ni siquiera me ha saludado.
Ya no le voy a saludar tampoco." - "La vecina me ha
mirado de una manera tan rara ayer - ¿qué tendrá en contra de
mí?" - La víctima sospecha rechazo, traición y
"malas miradas" por todas partes, y reacciona hacia los
demás con el mismo rechazo como el que sospecha de parte de
ellos. Es muy difícil relacionarse con una persona así, y
obviamente no solucionan nada con su comportamiento.
En todo lugar podemos encontrar personas que no están de
acuerdo con el liderazgo, pero no lo dicen. Solamente que cuando
uno los necesita, no están o no cumplen. Bloquean la obra por
detrás. Aunque podrían tener buenas razones para su desacuerdo,
nunca estarían dispuestos a hablar abiertamente de su malestar.
En el mundo del trabajo, esta es probablemente una de las razones
por qué, a pesar de horarios de trabajo muy largos, muchas
empresas no trabajan de manera eficaz. Los trabajadores sueltan
su "carga de agresión", entregando trabajo de mala
calidad, "olvidándose" o "equivocándose". -
El mismo fenómeno podemos observar en iglesias cristianas.
Esto se llama "comportamiento pasivo-agresivo". Por
fuera, estas personas no muestran ninguna agresividad. Al parecer
cumplen con sus funciones. Pero con sus hechos demuestran que
perciben a sus líderes (y otras personas) como enemigos a
quienes hay que hacer las cosas lo más difícil posible.
Por lo general, el comportamiento pasivo-agresivo se desarrolla
cuando a una persona nunca se le permitió expresar con franqueza
sus verdaderos sentimientos. En algunas familias se pone mucha
énfasis en que los niños "se porten bien" hacia
afuera, reforzándolo con razones como: "¿Qué pensará la
gente?". Nunca se permite a los niños gritar, llorar, ni
mostrar enojo, ni decir "No". Pero con esto no se
elimina la agresividad en el niño, solamente empieza a
expresarla en formas más pasivas: "olvida" sus tareas
del colegio, se ensucia la ropa, "se le caen" objetos
que se rompen, etc.
Algo muy parecido sucede en personas que han vivido mucho tiempo
en una situación de esclavitud y opresión, como ha sido el caso
en el Perú por muchos siglos. Por eso no es de extrañar que
exista un gran número de personas que muestran este
comportamiento.
Pero la "carga de agresión" en realidad no
disminuye. Y los verdaderos problemas nunca se sacan a la luz, y
por tanto nunca se resuelven. La persona que actúa así, vive
toda su vida en una mentira.
Dios quiere que traigamos las cosas a la luz: "Y
no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino
más bien reprendedlas ... Mas todas las cosas, cuando son
puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque
la luz es lo que manifiesta todo." (Ef.5:11-13)
Dios quiere que corramos el riesgo de hablar abiertamente de lo
que pasa, confiando que El es la suma autoridad, sumamente justo
y sumamente bueno.
¿Por qué el ideal de belleza, para la mayoría de los
peruanos, tiene piel blanca, ojos celestes, y cabello rubio
crespo? La clase de vanidad que se observa generalmente en Perú,
nace de un desprecio hacia la propia raza. Si el conquistado no
puede vencer al conquistador, trata de ser uno de ellos.
En los varones, esta vanidad se puede manifestar, por ejemplo, en
la acumulación de títulos profesionales y honores públicos. En
mi ignorancia extranjera, me reí cuando escuché hablar por
primera vez de una "facultad de turismo" en la
universidad. Se están incluyendo en la formación universitaria
más y más carreras que no tienen nada que ver en una
universidad, solo para que los egresados puedan levantar su
autoestima con el título de "Licenciado".
Igualmente se nota el interés por todo lo que es extranjero. Las
academias de inglés están repletas, mientras nadie se interesa
por estudiar quechua. Una persona que ha estudiado o trabajado en
el extranjero, casi automáticamente es considerada como alguien
"más importante".
Los fenómenos mencionados son también una forma de la
negación: En vez de solucionar sus problemas, la gente actua
como si el problema no existiera. Así engañan a sus prójimos -
pero también a sí mismos.
El profeta Ezequiel reprende a aquellos que cubrieron la miseria
de la nación con una apariencia hermosa:
"Estos profetas han engañado a
mi pueblo diciendo: ¡Todo anda bien!, pero las cosas no andan
bien; construyen paredes edebles de hermosa fachada. Pues diles a
esos constructores que sus fachadas se vendrán abajo con una
lluvia torrencial, abundante granizo y viento huracanado. Y
cuando la pared se haya caído, les preguntarán: ¿Qué pasó
con la hermosa fachada?"
(Ezequiel 13:10-12 NIV)
Llegará el día cuando "la pared se vendrá abajo". En
vez de pintar por afuera la pared que está mal construida, es
necesario derribarla y edificar otra nueva, que sea fundamentada
en los principios de Dios.
Hay un tipo especial de mujeres, del cual uno puede encontrar
por lo menos un ejemplar en cada lugar público. Esta clase de
mujer tiene típicamente entre cuarenta y sesenta años de edad,
es gorda (aunque no siempre), y tiene la capacidad de ametrallar
con su boca a cualquiera, pero de preferencia a varones. Es la
mujer que sin vergüenza se mete al primer lugar en la cola, que
entrega de menos y cobra de más, y que insulta a cualquiera que
se atreve a quejarse.
Creo que detrás de este comportamiento hay, en casi todos los
casos, una historia de maltrato y abuso. Es su manera de dar
salida a la amargura que se ha amontonado durante toda una vida,
a raíz de no haber sido respetada como mujer. Si este
comportamiento es mucho más frecuente en mujeres que en varones,
es solo un indicio de que generalmente las mujeres llevan una
carga de amargura mucho más pesada que los varones. Ahora están
haciendo venganza; solamente que esta venganza no se dirige hacia
la persona que inicialmente causó la herida, sino contra
cualquiera que esté presente.
Lo que no saben estas mujeres, o si lo saben les importa muy
poco, es a cuántos heridos están dejando ellas mismas en su
camino. Y con todo esto, su carga de amargura no disminuye.
Dios ha provisto un lugar donde depositar la carga de amargura:
al pie de la cruz de Jesús. Cuando la carga se queda allí,
entonces ya no habrá necesidad de vengarse, y se podrá romper
el ciclo vicioso del maltrato.
La venganza puede también asumir la forma de la delincuencia,
el engaño y la estafa.
Un libro de guía turística impreso en Alemania, recomienda a
los turistas dejarse robar no más, porque "esta es
solamente una forma como los peruanos están recuperando algo de
lo que los europeos les robaron hace siglos." Pero esto no
es verdad, porque los bienes robados no contribuyen en nada para
el desarrollo del país. Normalmente este dinero es derrochado en
borracheras y cosas parecidas. - Además, esta forma de venganza
no eleva en nada el nivel de justicia en el país; al contrario.
Se comete más abuso, se producen más víctimas, y el ciclo
vicioso continúa.
Otra forma de venganza es la resistencia abierta contra la autoridad, y la negación de someterse a cualquier autoridad. Sin duda hay una resistencia legítima contra la autoridad. Pero la venganza no desea establecer una autoridad mejor, sino hacer daño a la autoridad en general. A menudo, esta venganza ni siquiera se dirige contra los verdaderos culpables, sino contra cualquier persona u objeto que esté en el camino. Una expresión particular de esta venganza desviada es el vandalismo, que regularmente causa altas pérdidas en bienes públicos y privados.
El extremo sangriento al cual lleva la actitud de venganza, es sin duda el terrorismo. El terrorismo explota los sentimientos de amargura y sufrimiento en los campesinos y otras personas oprimidas, para utilizarlos para sus propios fines. La energía que puede liberarse a raíz de la amargura, por haber sido tratado de manera injusta, es increíble. Pero es una energía negativa, destructora. En este caso también, al final de cuentas solamente aumenta el número de víctimas del abuso.
"Anomía" es una palabra griega del Nuevo Testamento
que describe una vida sin ley, sin limitaciones, sin respeto ante
una autoridad superior. Normalmente se traduce como
"iniquidad" o "maldad"; pero esto no expresa
su sentido completo. "Anomía" es no solamente la
actitud de cometer maldad en contra de la ley; es más:
"Anomía" es la negación completa de cualquier derecho
o ley, de cualquier distinción entre lo bueno y lo malo.
El Señor nos advierte que los últimos tiempos antes de su
venida serán caracterizados por la anomía: "Y
por haberse multiplicado la maldad (anomía), el amor de muchos
se enfriará." (Mateo 24:12) Hay una corriente
fuerte, especialmente entre la juventud, de querer vivir sin
ninguna limitación ni restricción. Esto va desde los
adolescentes ingenuos que siguen su ideal del "sexo
libre", hasta aquellos intelectuales que trabajan
conscientemente para desprestigiar y derribar cualquier sistema
de gobierno y autoridad. Y a primera vista esto suena muy
atractivo: "Quiero ser libre. Quiero poder hacer lo que me
da la gana."
Pero esta no es la verdadera libertad. Si cada uno puede hacer lo
que le da la gana, entonces nunca puedo estar seguro si no me van
a robar o asaltar tan pronto como salgo de mi casa. Si no hay ley
ni autoridad, ¿quién me va a proteger? Esta "libertad sin
límites" conduce a una guerra de todos contra todos.
He descrito el problema muy ampliamente desde el punto de
vista del súbdito. Pero también para el líder se presenta un
gran problema. Suponemos que una persona recta, íntegra, asume
el liderazgo de alguna organización, institución o empresa, con
todas las intenciones de gobernar bien y de hacer un buen uso de
su autoridad.
Al inicio probablemente encontrará mucho apoyo. En esta etapa,
el líder todavía no es percibido por sus seguidores como un
"peligro".
Pero pronto descubrirá que no puede realizar sus proyectos bien
intencionados. Siempre habrá algunas personas que sabotean los
planes, aunque no abiertamente. Dicen una cosa y hacen otra;
prometen todo y no cumplen nada; tratan de beneficiarse solo a
sí mismos en vez de colaborar para el bien común. Presentan
resistencia pasiva.
También puede surgir un grupo de personas que por principio
están en contra de todo. No están en contra de este líder en
particular, sino que no están conformes con ninguna clase de
autoridad. Irónicamente, esta clase de personas parecen
integrarse mejor cuando se enfrentan con una autoridad muy fuerte
y decidida, por lo cual incentivan indirectamente un estilo
autoritario en los líderes.
La mayoría conformista todavía sigue la corriente del líder;
pero siempre existe el peligro de que se levante un competidor
que los sepa influenciar de manera que le sigan a él, en vez de
seguir a la autoridad legítima.
Para el líder, esta situación significa un dilema serio.
Prácticamente tiene solo dos opciones: Puede seguir actuando de
manera honesta y renunciar a cualquier maniobra de falsedad.
Entonces es probable que muy pronto sus competidores envidiosos
le "serruchen el piso" y le destituyan de su posición.
O puede empezar a recurrir a la manipulación y la opresión. De
esta manera podría mantenerse en el poder, pero perderá su
integridad y se convertirá en un ejemplo más de una autoridad
abusiva. Simplemente no tiene la opción de seguir siendo honesto
y a la vez mantener su posición.
Así por lo menos se presenta la situación, si dejamos fuera del
cuadro a Dios, la suma autoridad. Pero si contamos con que Dios
está en control de todo, entonces el líder honesto tiene una
tercera opción: Puede seguir siendo honesto y enfrentarse con el
peligro y los adversarios, confiando en Dios y clamando a El para
su protección.
El libro de Daniel es muy instructivo en este aspecto. El rey
Nabucodonosor empleaba esta estrategia astuta para dominar al
pueblo judío conquistado: Iba a poner sobre ellos a autoridades
que según su procedencia eran judíos y por tanto mejor
aceptados por ellos, pero que en realidad eran leales a
Babilonia. Por eso tomó a algunos jóvenes judíos nobles para
educarlos en las costumbes de Babilonia.
Pero desde el principio, Daniel y sus amigos estaban decididos de
seguir los mandamientos de Dios. Esta decisión fue puesta a
prueba, primero en un asunto muy pequeño: su comida diaria. "Y
Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de
la comida del rey..." (Daniel 1:8)
Dos puntos son importantes aquí:
- Daniel no esperó una oportunidad "grande" para
comprobar su integridad; su comportamiento era consistente aun en
los asuntos "pequeños" de la vida.
- Daniel y sus amigos hicieron esta decisión mucho antes de
llegar al poder, cuando eran todavía prisioneros sin derechos ni
libertad. Nunca debemos creer que al tener el poder en nuestras
manos, sería más fácil hacer decisiones honestas - al
contrario, puede ser mucho más difícil.
Con esta decisión, los cuatro muchachos pusieron en peligro su propia vida, y la vida del oficial puesto sobre ellos. Solo confiando en el poder de Dios eran capaces de hacer esta decisión, y Dios honró su valor.
La siguiente prueba ocurrió cuando los cuatro jóvenes ya
eran gobernadores de provincias. El rey ordenó que todos debían
postrarse y adorar ante una estatua inmensa que el rey había
hecho levantar. "Y cualquiera que no se postre y
adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego
ardiendo." (Daniel 3:6)
Hoy en día podemos observar a muchas autoridades que "por
compromiso" participan en cosas que están en contra de su
propia conciencia, incluso sin enfrentar una amenaza tan
terrible. Pero los muchachos judíos mantenían su integridad,
confiando firmemente en Dios, y estaban dispuestos incluso a
perder sus vidas. Otra vez, Dios honró la confianza de ellos y
los liberó del horno de fuego.
Una tercera prueba la tuvo que pasar Daniel en su vejez, bajo
el gobierno de Darío. En este instante, Daniel era el segundo
hombre después del mismo rey. "Entonces los
gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel
en lo relacionado al reino; pero no podían encontrar ocasión
alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue
hallado en él." (Daniel 6:4)
¡Qué testimonio de la integridad de Daniel, que ni sus peores
enemigos pudieron encontrar una falta en él! ¿De quién de las
autoridades contemporáneas, incluso de los que se llaman
cristianos, podríamos decir lo mismo? - Pero entonces los
enemigos de Daniel descubrieron que pudieron acusarle
precisamente en lo que era su punto fuerte: su relación con
Dios. Influenciaron al rey para prohibir hacer peticiones a
cualquier otro dios u hombre fuera del rey. Daniel seguía orando
a Dios, por lo cual sus enemigos tuvieron una razón para
acusarle.
También en esta situación, Dios honró la integridad de Daniel
y lo rescató del foso de leones.
Si de verdad creemos que Dios es el mismo hoy como siempre, entonces El está también hoy aquí para proteger a las autoridades honestas. Esta es, de hecho, la única salida posible para un líder que quiere mantener su integridad en la situación actual. ¿Dónde están los líderes que asuman el reto, que permanezcan fieles a Dios, y que no se dejen arrastrar por las muchas influencias que quieren corromper su autoridad? Ellos serán los únicos capaces de romper el círculo vicioso de abuso y heridas.
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