Hijos del Altísimo - http://www.altisimo.net - |
"¿O no saben lo que dice la
Escritura acerca de Elías, cómo suplica a Dios contra
Israel? diciendo: 'Señor, a tus profetas mataron, tus
altares derribaron, y yo solo quedé, e intentan
matarme.'
- Pero ¿qué le dice la instrucción [divina]? - 'Dejé
para mí mismo a siete mil varones quienes no doblaron
sus rodillas ante Baal.'
Así entonces también en la oportunidad presente ha
quedado un remanente seleccionado por el favor de
Dios."
(Romanos 11:2-5)
Este pasaje nos habla de un tiempo de apostasía. Bajo
los malvados reyes Acab y Jezabel, todo Israel había
empezado a seguir a dioses ajenos. El profeta Elías tuvo
que esconderse durante varios años porque el rey quiso
matarlo. Después Dios le dio la orden de mostrarse al
rey, y de enfrentarse con los profetas del falso dios
Baal. En esta confrontación, Dios demostró ante todo el
pueblo que El era el Dios verdadero, haciendo caer fuego
del cielo sobre el sacrificio de Elías (1 Reyes 18).
Pero entonces, Jezabel amenazó de muerte a Elías, y él
tuvo que huir nuevamente al desierto. Allí,
completamente agotado y deprimido, exclamó ante Dios
estas palabras: "He sentido un vivo celo por el
Señor Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel
han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han
matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y
me buscan para quitarme la vida." (1 Reyes 19:14) -
En respuesta, Dios le ordenó ungir a dos nuevos reyes y
a un nuevo profeta (su sucesor Eliseo), y le aseguró que
no estaba completamente solo: "Y yo haré que queden
en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante
Baal..." (1 Reyes 19:18).
A esta situación entonces se refiere Pablo en su carta a los Romanos, y la compara con la situación de su propio tiempo: "Así también en la oportunidad presente ..." ¿Qué había pasado en el tiempo de Pablo? - El pueblo judío se había otra vez apartado de Dios. Habían rechazado a Jesús, su Salvador enviado por Dios. Y Pablo, al anunciar el evangelio, muchas veces fue perseguido por los propios judíos. El también podía en algunas oportunidades haber exclamado: "Yo sólo he quedado..." - Pero después dice: Así como en los tiempos de Elías quedó un remanente fiel del pueblo de Dios, así también en esta oportunidad. Aunque la mayoría del pueblo desobedeció a Dios, El se ha reservado un pequeño número de personas que se ponen de Su lado. Y en muchos lugares donde Pablo llegó en sus viajes, pudo encontrar a algunos que eran parte de este remanente. Aunque la mayoría de los judíos rechazaron su mensaje, siempre hubo algunos que creyeron y siguieron al Señor.
"Así también en nuestro tiempo", la mayoría de los que se llaman "pueblo de Dios", "cristianos", etc, se han apartado de Dios. Tienen todavía sus formas exteriores de religiosidad (como los judíos en los tiempos de Pablo tenían sus sinagogas), pero rechazan el anuncio del evangelio bíblico. Pero hay unos pocos entre ellos que se dan cuenta de lo que está pasando, que no siguen la corriente de los tiempos, y que siguen siendo fieles al Señor. Ellos son el remanente de Dios en el tiempo actual.
Muchas veces a lo largo de la historia de la iglesia
ha sucedido lo mismo. Las grandes iglesias
institucionales muy pronto se desviaron del camino
trazado por Jesús y los apóstoles. Quedó un pequeño
remanente escondido, desconocido, que seguía fiel al
Señor. De vez en cuando, en oportunidades históricas
especiales, este remanente volvió a salir a prominencia
y se convirtió en el núcleo de un nuevo avivamiento.
Entonces, por un breve tiempo, el mundo pudo ver la luz
brillante de una vida cristiana genuina, resplandeciendo
en enteras comunidades avivadas. Pero con el tiempo,
estas comunidades avivadas a su vez se volvieron al
tradicionalismo, al poder humano y a la apostasía. Aun
llegaron a organizarse bajo los mismos nombres que el
mundo les había puesto por desprecio
("bautistas", "metodistas",
"cuáqueros", etc.) Así dejaron de ser una
comunidad avivada, y se convirtieron en una iglesia
institucionalizada como todas las demás. Con la
excepción de un nuevo remanente pequeño.
(Vea "El
ciclo de avivamiento y apostasía" y "Acerca de la unidad
cristiana".)
Entonces, el remanente de Dios es durante la mayor parte del tiempo un pueblo escondido, dispersado, menospreciado y perseguido. Los que forman parte de él, a menudo se sienten solos y piensan: "Yo sólo he quedado, ya no hay nadie más que siga al Señor." Y sin embargo, el Señor dice: "Yo me he reservado a siete mil..."
Este remanente, entonces, no es ninguna "iglesia" ni "organización". (De todas maneras, ¡no es una iglesia institucional que coloca la palabra "remanente" en su nombre!) De los que pertenecen al remanente, algunos de ellos se encuentran en medio de las iglesias institucionales, pero saben que son "extranjeros y peregrinos" aun en medio de esta "iglesia" de cristianos de nombre no más. Otros han encontrado a dos o tres compañeros con un "corazón según Dios", y así se juntan y se animan los unos a los otros (Hebreos 10:24-25, entendido en su sentido correcto). Y aun otros se encuentran en completo aislamiento, caminando por un desierto y preguntándose si habrá todavía otros caminando por el mismo camino.
Ellos son el rebaño del cual Jesús dijo: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen" (Juan 10:27). Es el Señor mismo quien los pastorea, los guía y los "organiza". A menudo los guía por caminos que el mundo (aun el mundo religioso) no comprende. Pero ellos le siguen, porque "no conocen la voz de los extraños" (Juan 10:5).
Aun así, no están libres de tentaciones y peligros.
Cada uno de ellos sabe que pertenece al remanente; pero
no pueden saberlo con toda seguridad los unos de los
otros. Así están a veces en peligro de unirse en falsas
alianzas con alguien que dice ser del remanente y no lo
es. O al contrario, de desconfiar de alguien que sí es
del remanente, pero de alguna forma es
"diferente".
El remanente no se define por ningún nombre, ningún
letrero, ningún lugar de reunión, ninguna declaración
doctrinal aparte de la palabra de Dios, y ningún líder
aparte del Señor mismo. Por eso puede haber una gran
variedad de trasfondos y corrientes teológicas entre
ellos. Así están a veces en peligro de atacarse
mutuamente por diferencias teológicas de segunda
importancia. Esto aun más, puesto que han visto tantas
desviaciones en las iglesias institucionales, que pueden
llegar a sospechar aun de los que son sus hermanos
verdaderos.
Por el otro lado, cuando sufren el menosprecio, el
rechazo y la persecución por parte de los cristianos
solo de nombre, pueden estar tentados a someterse al
ambiente seguro, cómodo y respetable de una iglesia
institucional. O a formar su propia organización para
demostrarles visiblemente que "somos mejores" y
que "entre nosotros, el Señor se manifiesta de
verdad". Pero deben saber que tan pronto como se
volverán "respetables", dejarán de ser el
remanente.
Los que son del remanente, pueden hablar de su fe en Cristo con todo denuedo, en toda situación donde el Señor se lo permite. Pero no tienen ninguna "agenda escondida" detrás de ello: No tienen necesidad de cumplir un número obligatorio de "horas de evangelización", ni de ganar miembros para "su iglesia", ni de aumentar ingresos por ofrendas y diezmos, ni de "acumular puntos" para ser más aceptos ante Dios. Por eso, no necesitan organizar eventos llamativos ni manipular a nadie. Son sencillos testigos de lo que Dios hizo en sus vidas.
Ellos respetan y honran la genuina autoridad espiritual en quienes la pueden percibir; pero no conocen oficios ni posiciones jerárquicas. Y aquellos que alcanzan tal reconocimiento, no lo toman como una ocasión de levantarse por encima de sus hermanos. Al contrario, se humillan aun más en el temor de Dios, y se convierten aun más en siervos de sus hermanos (Lucas 21:24-28).
Este artículo, y otros relacionados, desea dar un
poco de ánimo y ayuda a los que caminan por el camino
difícil del remanente de Dios, y a los que están
empezando a darse cuenta de que son parte del remanente.
Pero si eres del remanente, sabes también que no debes
tomar todo como una palabra autoritativa:
"Examinadlo todo, retened lo bueno" (1
Tes.5:21).
Hijos del Altísimo - http://www.altisimo.net - |