Hijos del Altísimo - http://www.altisimo.net -
"Yo soy el Señor tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y la cuarta generación, a los que me aborrecen ..." (Exodo 20:5)
Un joven peruano manejaba su bicicleta, correctamente al
margen derecho de la pista, cuando fue bruscamente empujado desde
atrás por un bus de pasajeros que obviamente estaba
"haciendo carrera" contra un vehículo de la
competencia. El joven cayó de cabeza hacia adelante, mientras el
chofer del bus seguía su carrera como si nada hubiera sucedido.
Pero hubo varios testigos que ayudaron al joven a levantarse, y
que también habían anotado el número de la placa del bus.
Entonces el joven, todavía sangrando, se dirigió a la
comisaría más cercana para presentar una denuncia. El policía
encargado le respondió: "Tráeme primero un certificado
médico de que realmente tienes heridas graves; sino no vamos a
recibir ninguna denuncia." El joven, puesto que no tenía la
posibilidad de someterse al trámite necesario para obtener un
certificado médico, (y aun así no hubiera tenido la certeza de
que sus heridas eran lo suficiente graves para satisfacer al
policía), tuvo que desistir de su intento de conseguir justicia.
No sé cual habría sido el motivo del policía para actuar así.
¿Sencillamente estaba cansado y no tenía ganas de atender? ¿O
habrá esperado recibir un soborno del joven? ¿O quizás era
nuevo en el trabajo y no sabía cómo procesar una denuncia, y le
daba vergüenza admitirlo? ¿O existía algún reglamento obscuro
que exigía un certificado médico? Sea cual sea la razón,
la policía no cumplió con su función que está descrita de
la siguiente manera:
"La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y del privado. Previene, investiga y combate la delincuencia. ..."
(Constitución Política del Perú 1993, Art. 166).
En este caso, la víctima no experimentó ninguna protección, el delito no fue investigado ni combatido, y las leyes no se cumplieron.
Este es un caso característico de la clase de problemas que
aquejan al Perú en el presente. Aunque muchos dirían que el
problema principal del país es la pobreza, yo creo que a la
raíz de este problema material hay problemas más profundos de
carácter ético, psicológico y espiritual.
El problema tiene algo que ver con la delincuencia y la falta de
respeto a las leyes, pero este no es su núcleo. Es una gran
diferencia si soy maltratado por un delincuente o un chofer
irresponsable, o si soy maltratado (aunque "sólo"
psicológicamente) por un policía.
La diferencia es esta: De un delincuente no se espera otra cosa;
los delincuentes siempre hacen daño a sus víctimas. Pero de un
policía se espera que él, con la autoridad que representa, me
defienda contra los delincuentes. Estoy invirtiendo cierta
cantidad de confianza en el policía cuando pido su ayuda.
Entonces, cuando el policía me maltrata, está actuando en
contra de mis expectativas. Es exactamente la persona que
debería garantizar mi seguridad, quien la amenaza. Mi confianza
se ve traicionada - y no solamente mi confianza en este policía
en particular, sino mi confianza en los representantes del
gobierno y de la ley en general.
El problema fundamental radica en nuestra relación con la autoridad, y en la manera como se ejerce la autoridad y el poder.
Hemos estudiado las diferentes fuerzas que dominaron el Perú
en el pasado. Ellas crearon un círculo vicioso que transmite el
abuso de cada generación a la siguiente. Ya no están aquí los
conquistadores que maltrataron a la gente, pero ahora hay algunos
de los mismos peruanos que maltratan a sus paisanos.
Podemos observar este patrón en áreas tan diversas como la
corrupción política, la delincuencia, las relaciones con
países del extranjero, las relaciones familiares, e incluso en
iglesias cristianas.
Entonces mi conclusión es esta: que un gran número de los
problemas presentes del Perú tienen sus raíces en el
"trauma nacional" de la conquista. El psicólogo
peruano Luis Herrera confirma esta teoría:
" ... Pero el prepotente no podría existir sin un sumiso, sin alguien que tolere su abuso. Y, como le consta a cualquiera, es rasgo típico peruano, ... el aguantar sin chistar, aunque con el hígado revuelto, al zampón que se mete en la cola, al cajero que se queda con el vuelto, al chofer que se pasa el paradero, al que nos vendió gato por liebre y al vecino que constantemente atormenta a todo el barrio con sus parlantes a todo volumen. La razón es que en nuestro medio el tipo que pasa por encima del otro es admirado por vivo. Y la admiración supone aceptación de la autoridad. La ventaja aparente es librarse de la responsabilidad que significa hacerse cargo de las propias decisiones, para reclinarse en las ajenas, pues nada hay más riesgoso que decidir, que ejercer la propia libertad."
(Revista "Linda" ("El Comercio", Lima, Abril 1997), artículo "¡Porque me da la gana!")
(¿Recordamos la historia de la independencia?)
- Sigue:
"Pero, además, el sicólogo alude razones internas que agudizan el problema en nuestro país e, incluso, lo han intensificado en los últimos años. La principal de ellas es la conquista, el traumático choque de culturas, una dominante y otra dominada, del cual nuestra sociedad no ha podido recuperarse aún, pese al tiempo transcurrido. Herencia de aquella época son la conocida "humildad" peruana y la marcada fragmentación que nos caracteriza. En no pocos casos, esta división impide el desarrollo de la solidaridad, y favorece, en cambio, la vigencia de las actitudes dominante-dominado."
(Op. cit.)
La situación presente, por supuesto, es demasiado compleja para poder analizarla de una forma generalizada. Lo que quiero hacer a continuación, es simplemente mencionar algunos síntomas que corroboran mi postulado.
La cifra elevada de asaltos, violaciones, y otros delitos que involucran la violencia, testifica de que muchas personas no respetan ninguna ley sino la "ley del más fuerte". Pero lo que más todavía me llama la atención, son los casos reportados donde personas que intentaban defenderse contra un delincuente, de repente fueron detenidos y acusados como si ellos hubieran sido los agresores. ¡En más de un caso, la policía defendió al delincuente contra su víctima!
En cuanto a la economía, el Perú todavía no es un país
independiente. Hay mucha dependencia de los créditos y proyectos
de desarrollo extranjeros. Al momento de escribir no tengo acceso
a las cifras actuales, pero es un dato conocido que los países
del Tercer Mundo devuelven más dinero a los países
industrializados, en forma de intereses y ganancias de empresas
extranjeras, de lo que reciben en forma de préstamos y ayuda
internacional.
Además, parece que el Perú no tiene la determinación necesaria
para independizarse. Al ser confrontado con la alternativa de
"seguir la corriente" o pagar el precio de la
independencia, el Perú queda indeciso; y mientras no se decide,
a la fuerza seguirá la corriente.
Esta es la otra cara de la moneda: la admiración generalizada
de todo lo que es extranjero, y el menosprecio a lo nacional. Las
animadoras de televisión tienen que ser rubias y de piel blanca.
Es muy de moda entre las mujeres ondularse y teñirse el cabello
para lucir más "gringa". Prendas de vestir se venden
mucho mejor cuando tienen una etiqueta en inglés que aparenta
una procedencia extranjera (aunque muchos de estos productos se
delatan por algunos errores ortográficos).
Las iglesias cristianas no son libres de esta tendencia. Si el
expositor de una conferencia viene de Estados Unidos o de Europa,
hay mucho más asistencia que cuando expone un peruano. Se copian
"recetas" extranjeras para el crecimiento de la
iglesia, aunque sean culturalmente inapropiadas.
El otro lado es el menosprecio a lo nacional. Los peruanos
expresan este concepto en todas las variaciones: "Somos
pobres, no somos nada, no producimos nada ..." - ¿Cómo
pueden los descendientes de los ingeniosos Incas hablar así?
Se menosprecian también los idiomas nacionales. Padres
quechuahablantes que ellos mismos hablan apenas unas pocas
palabras en español, insisten en que sus hijos sean educados
solamente en español, porque este es "el idioma del
desarrollo". En las grandes ciudades, ahora ya parece que el
español será poco a poco desplazado por el inglés. Pero
¿cómo puede un niño aprender a leer si es obligado a leer un
idioma que no comprende? (Felizmente, las escuelas dan ahora
más importancia a la educación bilingüe.)
La Biblia aclara que cada nación y cada idioma tiene su propia
dignidad dada por Dios. "Cuando el Altísimo hizo
heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los
hombres, estableció los términos de los pueblos ..." (Dtn.32:8)
- "Y mira, una gran multitud, la cual nadie podía
contar, de todas las naciones y tribus y pueblos e idiomas,
parados delante del trono y delante del Cordero, vestidos
con ropas blancas, y palmas en sus manos ..."
(Apoc.7:9) Aquí tenemos la promesa de Dios, de que en el cielo se
hablará quechua, y aymara, y todos los idiomas nativos que
existen en la tierra.
En un distrito rural muy pobre, escuché de varios proyectos
de desarrollo que habían fracasado. Una ONG había tratado de
mejorar la alimentación de los niños con productos que se
podían producir en ese mismo lugar. Habían descubierto que las
necesidades de los niños se podían satisfacer si se producían
menos papas y más quinua y otros productos. Durante dos años
premiaron con donativos de herramientas a aquellos agricultores
que producían mayor cantidad de quinua. La producción aumentó,
y la alimentación de los niños mejoró. Pero después de los
dos años, cuando ya no hubo incentivo de afuera, todos volvieron
a cultivar papas y nada más.
Otra organización enseñó a la gente a mejorar las condiciones
para el cultivo, construyendo pequeños andenes (terrazas) en las
laderas de los cerros. Juntos con unos voluntarios construyeron
varios andenes de modelo y demostraron que dio resultado. Pero
aquí también, cuando se fueron las personas que habían
empezado este trabajo, todo quedó abandonado.
Esta es en el fondo la misma dinámica como en las relaciones
con el extranjero: Uno prefiere depender de la ayuda que viene de
afuera, en vez de pagar el precio que cuesta la independencia.
Prefiere importar frutos en vez de plantar árboles.
Especialmente los países industrializados son admirados por los
"frutos" materiales que producen, o sea, su alto nivel
de desarrollo. Entonces uno se esfuerza por conseguir, o sino
imitar, los mismos frutos. ¡Pero los frutos no crecen sin un
árbol!
¿Cuál es este árbol?
Permítanme insertar aquí unos comentarios acerca de la
historia de Europa. Muchos creen que el desarrollo industrial
tiene sus bases en la Ilustración y el racionalismo de los
siglos 18 y 19. Pero eso es un anacronismo. El desarrollo
industrial se basaba en los fundamentos científicos que fueron
puestos cien a doscientos años antes, en su mayoría por hombres
con una convicción profundamente cristiana. Científicos
conocidos del siglo 17 como Francis Bacon, Juan Kepler, Isaac
Newton y Blas Pascal expresaron su convicción de que el mundo
fue creado por un Dios racional, con leyes lógicas, y que Dios
se reveló a nosotros en la Biblia. Por tanto eran convencidos
de que era posible, por medio de la observación y conclusiones
lógicas, descubrir estas leyes de Dios en la naturaleza. Ellos
fueron los hombres que pusieron las bases para el desarrollo
industrial que iba a venir más tarde.
Otro factor fue la ética del trabajo, que fue desarrollada
especialmente por los reformadores. Antes de la Reforma, la idea
común era de que si alguien quería servir a Dios, tenía que
encerrarse en un monasterio. Lutero y Calvino, en cambio,
enseñaron que cada trabajo es un llamado de Dios y tiene que ser
realizado como un servicio para Dios. (Vea Col.3:17-24.)
Este concepto tiene implicaciones inmensas para el desarrollo. Si
un trabajador, un profesional, está consciente de que trabaja
para Dios, rendirá lo máximo. A Dios no se le puede entregar un
trabajo de mala calidad, ni mucho menos engañarle. Un empleador
que está consciente de su responsabilidad ante Dios, no puede
pagar sueldos injustos, ni enseñorearse o aprovecharse de sus
trabajadores.
De hecho, aun historiadores seculares admiten que "la ética
protestante del trabajo" era un factor clave en el
desarrollo económico de Europa.
Lo irónico es que Europa y Norteamérica están actualmente muy ocupados en cortar estas mismas raíces. Sistemáticamente se eliminan los elementos cristianos de la vida pública, del sistema escolar, de los medios de comunicación y del mundo científico. Se atribuyen el desarrollo a ellos mismos, y se olvidan de Dios. Las consecuencias tristes ya están visibles en la sociedad norteamericana. Por tanto, no es por nada aconsejable imitar lo que hacen los Estados Unidos hoy. Lo que sí sería digno de imitar, serían los valores cristianos que influenciaron Europa y Estados Unidos en los siglos pasados.
El precio de la independencia económica consistiría, entonces, en tomar la iniciativa para plantar el árbol de una ética cristiana.
Para ser declarado héroe nacional del Perú, hay una
condición indispensable: Uno tiene que haber muerto. Por otro
lado, no es indispensable que el héroe tenga la victoria;
diversos héroes nacionales han muerto en guerras y batallas perdidas.
Permítanme aquí las preguntas ingenuas de un extranjero: ¿Qué
es más importante: que el héroe muera, o que el héroe venza?
¿Y por qué no se permite que el héroe sobreviva?
Yo puedo estar equivocado en este punto. Pero me parece que la
afición a los héroes muertos es, una vez más, una forma de
rebajarse a sí mismo como nación. Trae un mensaje implícito:
"O vamos a morir, o vamos a perder, o los dos. Pero no vamos
a vencer y sobrevivir."
La Biblia, gracias a Dios, es un libro de héroes que
vencieron y viven. Su héroe más grande, Jesucristo, después de
dar su vida por nosotros, resucitó. Él no fue una víctima
indefensa de los poderes políticos, religiosos o militares. Al
contrario: él tenía todo el poder, y entregó su vida
voluntariamente, de ninguna manera obligado por las
circunstancias. El dijo: "Yo pongo mi vida, para
tomarla otra vez. Nadie me la quita, sino que yo la pongo por mí mismo.
Tengo autoridad de ponerla, y tengo autoridad de
tomarla otra vez." (Juan 10:17-18). Me
pregunto si la veneración de los héroes muertos, ¿ha
oscurecido de cierta manera nuestra percepción de Jesús como El
que Vive?
Juan A.Mackay, en su obra "El otro Cristo
español", señala que en la religiosidad española,
Cristo se presenta solamente o como bebé indefenso, o como
víctima muerta: "Un
Cristo que nació y murió, pero que no vivió jamás." -
"En la religión española, Cristo ha sido el centro de un
culto de la muerte." Por tanto, nunca se ha rendido
tanto culto al Hijo de Dios, como a María.
En vista de este concepto tan alterado de Cristo, que se refleja
en el honor a los héroes muertos, nos hará bien contemplar la
verdadera imagen actual de Cristo, tal como el apóstol Juan lo
vio en Patmos:
"... Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como una llama de fuego; y sus pies similares a bronce bruñido, ardiendo como en un horno; y su voz como voz de muchas aguas. Y tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos, y su rostro brilla como el sol en su poder. Y cuando le vi, caí a sus pies como muerto. ..."
(Apocalipsis 1:12-18)
"Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro ... Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de Reyes y Señor de Señores."
(Apocalipsis 19:11-16)
En el libro de Apocalipsis puedo leer también acerca de la gran multitud de vencedores que viven para siempre en la presencia de Dios (Apoc. 11:18, 12:10-11, 21:3-7). Al final de esta historia, el héroe vence y sigue vivo.
En el año 1644, el escocés Samuel Rutherford publicó un
libro que asentó los principios básicos del Estado de derecho
moderno: "Lex Rex" (La Ley es el Rey). La discusión
trata del poder del rey, y de los límites de este poder. ¿Tiene
el rey una autoridad superior a la ley, de manera que puede
transgredir la ley o modificarla de cualquier manera que desea,
por el hecho de ser rey? ¿O es el rey también obligado a
someterse a la ley?
Rutherford defendió la segunda respuesta. El poder del rey no es
absoluto, sino es limitado por la ley. Y la ley no puede ser
modificada de cualquier manera, sino tiene que asegurar que se
cumpla la ley de Dios.
Estos principios no son nuevos, sino están tomados directamente
de la Biblia. La Ley de Moisés establece lo siguiente
(Deut.17:14-20):
- El rey no puede ser extranjero.
- El rey no puede usar su poder para enriquecerse personalmente.
- El rey tiene que estudiar la Ley de Dios y someterse a esta
ley.
Dios no permite al gobierno dictar cualquier ley (Is.10:1-2,
Sal.94:20).
Allí está también el núcleo de la Reforma. Las iglesias de
la Reforma enseñan que la Palabra de Dios es la suma autoridad,
por encima de todas las autoridades humanas. ("Es
necesario obedecer a Dios antes que a los hombres",
dijo Pedro precisamente a las autoridades religiosas a las cuales
desobedeció, Hechos 5:29) La iglesia católica, por otro lado,
enseña que la Biblia puede ser entendida solamente en la forma
como la interpreta la iglesia católica, o sea sus líderes
autorizados.
La Reforma consistió en devolver a la Iglesia su fundamento
original: La Palabra de Dios y la enseñanza de los apóstoles,
tal como la tenemos en el Nuevo Testamento.
No es casualidad que el autor de "Lex Rex" fue protestante. El principio establecido por él es solamente la transposición del principio reformador al ámbito político: "El fundamento no es el hombre, sino la ley de Dios." De hecho hay una conexión entre la Reforma y el Estado de derecho moderno, como hay también una conexión entre el catolicismo y la dictadura. (En general, los países católicos tardaron mucho más que los países protestantes en establecer sistemas democráticos - España por ejemplo hasta la segunda mitad del siglo 20.)
El sistema político del Perú, aunque tiene una apariencia
constitucional, no es fundamentado sobre el principio
"Lex Rex".
El gobierno de Fujimori fue ampliamente criticado, ya antes del
descubrimiento de los casos de corrupción. Pero en su tiempo, muy pocos de sus
críticos apuntaron a su principal falla como presidente, la cual
era exactamente lo que acabamos de tratar: el abuso del poder.
En un estado constitucional moderno, la separación de poderes
asegura que el presidente no pueda asumir un poder absoluto y
arbitrario, sino que tenga que actuar dentro del margen de la
ley.
Hay un verso interesante en Isaías 33:22: "Porque
el Señor es nuestro juez, el Señor es nuestro legislador, el
Señor es nuestro Rey; él mismo nos salvará."
Aquí ya están establecidos los tres poderes del estado:
judicial (juez), legislativo (legislador), y ejecutivo (rey).
Además establece que los tres poderes están bajo el control de
Dios.
Fujimori no acató este principio. Lo manifestó claramente en
1992 con su "autogolpe", cuando disolvió el Congreso y
derogó la Constitución (se apoderó del poder legislativo).
Más adelante destituyó el Tribunal Constitucional (se apoderó
del poder judicial). Allí, y en varios otros casos, Fujimori
sobrepasó el margen que la ley puso a su autoridad, y empezó a
asumir un poder absoluto.
Pero estos hechos jugaron un papel muy marginal en la opinión
pública. Parece que el pueblo está tan acostumbrado a que los
líderes abusan de su poder, que ya no lo notan; o si lo notan,
lo perciben como algo normal. Por eso, el mismo escenario se
repite vez tras vez.
Aunque ya no hay señores coloniales ni grandes
terratenientes, todavía se encuentran muchos casos de
explotación. Muchos trabajadores trabajan sin contrato ni
seguridad legal; nunca pueden saber si al fin del mes realmente
se les va a pagar su sueldo o no, y si no se les paga, no tienen
ningún apoyo legal para reclamar. Niños y adolescentes realizan
trabajos de adultos, pero se les paga mucho menos porque son
niños y no saben como defenderse.
El "contraengaño" de parte de los trabajadores
consiste en que entregan un trabajo de mala calidad, pero con la
apariencia de un trabajo bueno. También en que engañan al
cliente y se llevan la diferencia en su propio bolsillo; y que de
vez en cuando "se llevan" objetos del trabajo que no
les pertenecen.
Demasiado frecuentes son los casos donde profesionales obtuvieron
posiciones de influencia pública no por sus calificaciones, sino
por soborno, fraude, "influencias" y otros medios no
honestos. Las consecuencias van mucho más allá de una
injusticia en la asignación de puestos de trabajo: Por causa de
un solo profesional que en realidad no es capaz, se dañan las
vidas de cientas de personas que no reciben la educación o
atención adecuada, viven en edificios construidos de manera
peligrosa, etc.
Esta es una de las causas de la pobreza que muy poco se toma en
cuenta: el factor ético. Todos los cambios económicos y
estructurales no tendrán éxito si no hay a la vez un cambio
radical en el corazón de las personas involucradas.
El sistema escolar, según una noción idealista, debe "preparar al alumno para la vida". Sí, lo hace, pero no de la manera como se imaginan los idealistas de la educación. Al contrario, el alumno es presentado con diferentes formas de abuso de poder, lo que lo condiciona para aceptar el abuso como "normal".
Abuso sucede cuando un profesor dice a sus alumnos de primaria que avancen por sí mismos en el libro de matemáticas - porque el profesor es demasiado perezoso para preparar su lección. Una autoridad que no cumple su propio deber, mientras espera que sus seguidores cumplan más de lo que es su deber, está abusando de su poder.
Abuso sucede cuando no se cumplen los acuerdos en cuanto al horario, costos de la educación, etc. Cada colegio tiene su reglamento y sus comunicados oficiales al respecto; esto es lo que podemos considerar como la "ley" del colegio. Pero esta ley muy raras veces se cumple. Son frecuentes los casos donde se cobran cuotas adicionales para cualquier cosa que no está indicada en ningún reglamento, y sobre las cuales nunca se ha informado con anticipación. Colegios estatales convocan a los padres para faenas y les cobran multas, violando así la gratuidad de la educación establecida por la Constitución. Alumnos son obligados a participar en celebraciones y manifestaciones de carácter religioso o político - en violación de las libertades garantizadas por la Constitución. Y todavía son demasiado frecuentes los casos donde profesores maltratan físicamente a sus alumnos, o los tratan con apodos e insultos.
No sé cuál habrá de considerarse más indignante: que las escuelas cometan esta clase de abusos, o que los padres lo toleren sin protestar. En un colegio grande que ostenta el predicado de "emblemático", en una reunión de padres, los padres fueron literalmente encerrados bajo llave en el ambiente de reunión, para que nadie pudiera salir antes que la reunión terminase. Y no se reportó ninguna queja, ninguna protesta. En cualquier país que respeta los derechos de sus ciudadanos, un tal caso hubiera producido un escándalo mayor en la prensa, en la opinión pública, y entre las autoridades del sistema escolar. Como mínimo, las personas responsables de ese acto hubieran sido despedidos; y probablemente se hubieran impuesto unas sanciones mayores al colegio. No así en el Perú. Los padres se someten sin cuestionar a los abusos del sistema escolar, de la misma manera como muchos de sus antepasados se sometieron sin cuestionar a los funcionarios del gobierno colonial.
Un instrumento poderoso en las manos del profesor son las
calificaciones. Las notas escolares de un alumno pueden decidir
sobre su futuro profesional. El propósito "legal" de
las notas, por supuesto, es la evaluación del rendimiento
escolar del alumno. Pero el temor del alumno a las notas es tan
grande que el alumno se deja influenciar por ello, por ejemplo, a
participar en ceremonias católicas aunque no es católico, a
pagar cuotas de las cuales sabe que en realidad no necesita
pagarlas, a adquirir un uniforme aunque la ley dice que no se le
puede obligar a adquirir uno, y mucho más.
El abuso llega a lo peor donde los profesores reciben sobornos o
(en los grados más avanzados) "favores sexuales" a
cambio de buenas notas. Muy pocos de estos casos son denunciados,
porque las víctimas son menores de edad, se encuentran en una
situación de dependencia, y sienten miedo y vergüenza de hablar
sobre lo que sucedió. Pero los alumnos saben que estas cosas
suceden, y aprenden que eso es "una parte normal de la
vida".
El 16 de julio de 2013, el diario "La República" reportó lo siguiente:
"El asesinato del escolar Jairo Brinner D.R. (17) dentro del colegio Inca Garcilaso de la Vega es la más reciente muestra de que la violencia se está haciendo común en las instituciones educativas de la región. Un estudio de la Defensoría del Pueblo realizado en instituciones educativas de Cusco, revela que más del 80% de niños considera como un hecho 'normal' los actos de violencia al interior de sus colegios y dentro de su hogar. Los niños entrevistados además señalan como algo cotidiano que los docentes ejerzan violencia física contra los escolares. Lo más alarmante es que hacen referencia a que hay violencia sexual dentro de sus escuelas. (...) El 2012 se registró el horrendo asesinato del escolar Jefferson Farfán Mendoza. El niño fue ahorcado por su compañero y el hermano de éste, tras haber sido torturado. Mientras que la semana pasada, Jairo Brinner D.R. fue apuñalado por otro estudiante."
Todos los hechos mencionados, sean "pequeños" o "grandes", graban el mismo mensaje pervertido en el corazón de los niños: que el ser humano existe para satisfacer las exigencias irracionales de aquellos que tienen el poder.
En 1973, un gran banco en la ciudad sueca de Estocolmo fue asaltado. Los asaltantes retuvieron a cuatro personas como rehenes, durante seis días, y los amenazaban de muerte. Cuando llegó la policía para liberarlos, se dieron con la sorpresa de que los rehenes se pusieron del lado de los asaltantes, y los defendieron contra la policía. También en el juicio contra los asaltantes, los rehenes testificaron a favor de ellos.
Los psicólogos comenzaron a investigar este fenómeno extraño. Encontraron otros casos similares, donde las víctimas de extrema violencia tomaron partido a favor de los agresores. Desde entonces, este trastorno psicológico se denominó el "Síndrome de Estocolmo". Se ha observado, entre otros, en víctimas de secuestros, prisioneros de guerra, miembros de sectas, y frecuentemente en víctimas de violencia doméstica.
Psicológicamente, se explica como un mecanismo de negación o de disociación cognitiva, para poder soportar una situación extremamente dolorosa que la víctima no puede controlar ni evitar. Trágicamente, este síndrome persiste aun después de que la situación de violencia ya pasó. Aun años después de los maltratos, los afectados por el síndrome de Estocolmo salen en defensa del agresor que los victimizó.
Analizando la historia del Perú, podemos decir que la nación sufre de un síndrome de Estocolmo colectivo. Eso se originó en la conquista, pero se prolonga hasta el presente. Aquí solamente dos ejemplos adicionales, que se pueden considerar bajo esta perspectiva:
"Con pancartas en mano y arengas, un grupo de personas se reunió en la puerta del local de la Ugel Sur (autoridad local del sistema escolar peruano), en el distrito de José Luis Bustamante y Rivero en Arequipa, exigiendo justicia para el docente Ernesto Murillo Laura. Este último es investigado por la Fiscalía por golpear a sus estudiantes por no hacer la tarea.
Según contaron 18 alumnos de la institución educativa Santa María de la Paz, su profesor de matemática, Murillo Laura, los agredió con un palo, provocando que algunos de ellos terminen llorando o quejándose por el dolor.
De acuerdo a las investigaciones de la Fiscalía Provincial Civil y Familia de Paucarpata, los alumnos presentaban hematomas en los brazos y piernas, así como en la cabeza. Los exámenes médicos determinaron que un grupo de los estudiantes requeriría hasta tres días para sanar.Enterados de las denuncias, la mañana de este viernes, un grupo integrado por padres de familia y exalumnos del colegio Santa María de la Paz, realizaron una manifestación exigiendo que el docente Ernesto Murillo sea repuesto en su trabajo. Esto debido a que las autoridades de la Gerencia Regional de Educación de Arequipa lo suspendieron hasta que culminen las investigaciones.
Una de las madres asistente defendió al profesor asegurando que ella inclusive autorizaba al docente para corregir a su hijo si no cumplía sus tareas o llegaba tarde a clases. "Si lo tiene que rajar, rájelo, le había dicho la mujer a Ernesto Murillo.
En tanto, un grupo de exalumnos de la promoción 2017 de la I.E. Santa María de la Paz mostró su respaldo al docente asegurando que siempre les prestó apoyo cuando lo necesitaron y que incluso es un profesor ejemplo. Uno de los jóvenes, le dirigió unas palabras al maestro agradeciendo las reprimendas."
(Diario "La República", Lima, 17 de mayo de 2019)
Y otro ejemplo: En el año 2020, ante la pandemia del "nuevo coronavirus", el gobierno peruano impuso unas medidas de inmovilización y restricción de la vida diaria de las más drásticas del mundo, y por más tiempo que la mayoría de los otros países. Prácticamente se perdieron las libertades y los derechos humanos más fundamentales, y se desautorizaron las instituciones democráticas. Según encuestas, en la población subió la aprobación del presidente y de la política del gobierno desde unos 50% a 83% y 87%, respectivamente. Eso a pesar de que en consecuencia de esas medidas, el 31% de la población había perdido su trabajo sin esperanza de recuperarlo; decenas de miles de personas intentaron desplazarse a pie desde Lima a sus provincias de origen para no morir de hambre; y el 51% de la población indicó tener más temor al hambre que a un contagio con el virus.
(Fuente: Noticieros "La República" y "El Comercio", durante el mes de abril de 2020.)
Todos estos hechos mencionados ilustran nuevamente la extraña disposición del pueblo peruano (extraña, desde la perspectiva de otras culturas), de aceptar e incluso aplaudir toda clase de tratos abusivos.
Ya en 1961, un fenómeno psicológico similar fue descrito por Stanley Milgram. En ese año había sido enjuiciado Adolf Eichmann, uno de los líderes de las acciones del gobierno nazi para exterminar a los judíos. Eichmann no mostró ninguna conciencia de culpa alguna. Se defendió diciendo que simplemente había hecho su deber. Entonces Milgram ideó un experimento para investigar la disposición de las personas a obedecer las instrucciones perversas y crueles de una persona en autoridad. En su reporte acerca del experimento, escribió:
"¿Cuánto dolor infligirá un ciudadano normal a un prójimo, simplemente porque un científico o un director de un experimento se lo ordena? ... Aun cuando los gritos de las víctimas resonaban en los oídos de los participantes del experimento, la autoridad solía ganar. ... Gente común que simplemente hace su trabajo, sin enemistad personal, pueden convertirse en agentes de un proceso horrible y destructivo. Y más: Aun cuando las consecuencias destructivas de su trabajo se hacen obvias, y se les dice que cometan acciones incompatibles con normas morales fundamentales, aun en esas circunstancias, relativamente pocas personas son capaces de resistir la autoridad."
(Los datos aquí mencionados acerca del experimento de Milgram, son traducidos del artículo correspondiente en inglés, en Wikipedia.)
En el experimento se dijo a un participante que controlase el
comportamiento de otro participante, mediante choques eléctricos
de intensidad creciente. (El participante no sabía que en
realidad no hubo choques eléctricos. El otro
"participante" era un actor, que solamente simulaba el
dolor.) El director del experimento no ejercía ninguna presión
sobre los participantes. Cada vez que un participante se negó a
continuar, el director solamente decía, en este orden:
1. "Por favor continúe."
2. "El experimento exige que Ud. continúe."
3. "Es absolutamente necesario que Ud. continúe."
4. "Ud. no tiene elección; tiene que
continuar."
Si después de esta cuarta exhortación un participante insistió
en detener el experimento, entonces se detuvo.
El experimento se repitió en diversos lugares del mundo, en entornos diversos, siempre con el mismo resultado: Entre 61 y 66% de los participantes estaban dispuestos a infligir choques eléctricos hasta la intensidad potencialmente mortal de 450 voltios. En el primer experimento de Milgram, un solo participante de 40 detuvo el experimento por debajo de 300 voltios. Ningún participante exigió que esta clase de experimentos por principio se suspendiesen.
Con eso fue demostrado que la obediencia ciega a una "autoridad" es un problema mucho mayor que la "rebeldía contra la autoridad". Y es posible que en el Perú el porcentaje de "torturadores obedientes" sea aun mayor que los porcentajes encontrados por Milgram.
Observé una particularidad en la vida campesina del Perú,
que puede muy bien ilustrar el tema que estamos tratando.
Jesús describe el trabajo del pastor de esta manera:
"... Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas. A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños."
(Juan 10:2-5)
Aquí en la sierra peruana también es muy común ver a
pastores con sus ovejas. Pero hay una diferencia notable: Los
pastores peruanos no van delante de sus ovejas. En cambio, van
detrás de ellas y las arrean con un palo, igual como se hace con
las vacas y con otro ganado.
Creo que este es más que solo un detalle. Es el reflejo de toda
una cosmovisión, de la manera de ver la relación entre el
líder y sus seguidores.
Jesús nos compara con ovejas, no con vacas; y esto con buena
razón. Es que las ovejas tienen esta capacidad de distinguir la
voz de su pastor y seguirle con toda confianza. Es más: ellas
necesitan esta dirección sabia y amorosa, porque sin
dirección se perderían.
Recordemos la descripción que dio Bartolomé de las Casas acerca
de los nativos sudamericanos: "los
más simples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas,
fidelísimas a sus señores naturales e a los cristianos a quien
sirven; ...vivos entendimientos, muy capaces e dóciles para toda
buena doctrina ..."
Todo esto nos da la impresión de una población muy dispuesta a
seguir a una autoridad, a un "buen pastor" que les
guíe por el buen camino. Pero en vez de ser pasteadas,
alimentadas y guiadas, estas ovejas fueran arreadas, oprimidas, y
devoradas.
Donde las ovejas siguen al pastor, allí hay una relación de
confianza entre ambos. Las ovejas confían que el pastor las
llevará a un buen lugar donde hay comida, y por eso le siguen
con confianza. Pero también el pastor confía en sus ovejas:
confía que ellas le seguirán por su propia voluntad, y no
necesita constantemente controlarles desde atrás. - Además, el
pastor es el que va a reconocer el camino primero. Si hubiera en
medio un abismo peligroso, un puente caído, un tramo pantanoso u
otro obstáculo parecido, el pastor sería el primero en notarlo
y enfrentarse con el peligro.
Donde el pastor va detrás de las ovejas, las cosas son muy
diferentes. Las ovejas no tienen a quien seguir; tienen que
encontrar el camino a solas. Además, se sienten constantemente
amenazadas desde atrás. En vez de confiar en su pastor, le
tienen miedo. El pastor tampoco confía en sus ovejas: tiene que
empujarlas para que caminen, y tiene que vigilarlas siempre para
que no se desvíen. Esta relación se caracteriza por la
desconfianza, el control y la fuerza por un lado, y el miedo por
el otro lado.
¿No es esto un espejo de lo que los españoles hicieron con el
Perú? ¿Será posible que la actitud del conquistador, del
opresor, haya penetrado este nación a tanta profundidad hasta
influenciar incluso en el trato de los pastores con sus ovejas?
La conquista ha destruido no solamente cosas materiales. Lo que
es mucho más grave: ha destruido toda visión y toda conciencia
de lo que es un buen liderazgo. Abundan los líderes que
"arrean" a sus seguidores y que no están dispuestos a
explorar ellos mismos el camino por donde requieren que sus
ovejas anden. Asimismo abundan los seguidores que cumplen su
deber con mala gana, solo de apariencia y no de corazón, y con
mucha desconfianza (muchas veces justificada) hacia sus
superiores.
Aquí se encuentra el núcleo de la tragedia nacional. Cada generación de ovejas heridas ha producido una nueva generación de malos pastores que producen nuevas heridas. Este ciclo vicioso nunca ha sido roto, desde la conquista hasta hoy.
Pero por allí está parado el verdadero Buen Pastor, el Padre
Celestial, y por mucho tiempo ya está llamando a esta nación: "Vengan
a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré
descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que
soy manso y humilde de corazón; y encontrarán descanso para
sus almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi
carga." (Mateo 11:28-30)
Jesús ofrece sanidad para las ovejas heridas; y además ofrece
un nuevo modelo de liderazgo y autoridad que podría revolucionar
no solo la vida personal, sino también la vída pública y hasta
política del país, si tan solo este modelo fuera recibido y
aplicado.
Es tiempo que examinemos más a fondo lo que Dios tiene que decir acerca de la autoridad, el poder, y el abuso del poder.
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