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Promesas y peticiones de la oración por avivamiento

El propósito de este artículo es ayudar a aquellos hermanos y hermanas que ya están orando por avivamiento, dándoles algunas pautas bíblicas.
Se recomienda leer antes:
"¿Quieres experimentar avivamiento?", "Un llamado a la intercesión agonizante", y también unos testimonios de avivamientos históricos. No voy a repetir aquí las bases de lo que es un avivamiento, y de lo que deberíamos esperar si oramos por avivamiento.

¿Cuál es la oración que Dios escucha?

¡No es cierto que Dios escucha cada oración! El mismo ha establecido algunos requisitos en Su Palabra, y haremos bien en cumplirlos.

Dios escucha la oración que es conforme a Su voluntad.
"Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho." (1 Juan 5:14-15).

Por tanto, antes de orar debemos asegurarnos de conocer la voluntad del Señor. En particular, nuestra oración debe apoyarse en una promesa o declaración concreta del Señor, de lo que El es, o de lo que El hace o hará. Cualquier oración que no es la voluntad del Señor, ¡es inútil!

Uno podría preguntar: ¿Para qué entonces debemos todavía orar? ¿No hará Dios Su voluntad de todas maneras, no importa si oramos o no?
- Aunque no lo comprendamos, Dios desea que nosotros seamos Sus colaboradores por medio de nuestra oración. El exhortó a Jeremías: "Clama a mí, y yo te responderé..." (Jer.33:3). Cuando Daniel se enteró de que la liberación profetizada de su pueblo estaba cerca, él no se puso a descansar; al contrario, se puso a orar y ayunar (Daniel 9:1-19). En el libro de Apocalipsis, el cielo entero se detiene por media hora para esperar que las oraciones de los santos lleguen; y solo entonces el plan de Dios sigue desarrollándose (Apoc.8:1-5). Nuestra colaboración en oración está "incluida" en la voluntad y el plan de Dios.
Esta oración no cambia la voluntad de Dios; pero nos cambia a nosotros, y esto es lo que Dios busca.

Dios escucha la oración de fe.
Este punto está relacionado con el anterior. Juan empezó diciendo: "Y esta es la confianza que tenemos en él..." (1 Juan 5:14). "Fe" significa "confianza". Cuando conocemos la voluntad de Dios, podemos orar con toda confianza de que esta voluntad se cumplirá.
"Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá." (Marcos 11:23-24)
Estos versos no hablan de peticiones caprichosas que podríamos hacer según nuestro antojo. Solo si conocemos la voluntad de Dios, podemos - y debemos - ejercer esta fe. La fe no es un esfuerzo que nosotros mismos haríamos; es una sencilla confianza en Dios quien hará lo que El prometió.

Dios escucha la oración que viene de un corazón puro.
"Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado." (Salmo 66:18).
Examinemos y arreglemos primero nuestras propias vidas ante el Señor.
"Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
y ve si hay en mi camino de perversidad, y guíame en el camino eterno." (Salmo 139:23-24)
Examinemos también nuestros motivos por orar: ¿Tenemos realmente el deseo de ver a Dios glorificado sobre todo? ¿O pensamos de alguna manera ser exaltados nosotros mismos cuando Dios responda a nuestra oración? ¿O estamos orando para impresionar a los demás, de "cuan bien sabemos orar"?
"Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres ... Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos." (Mateo 6:5-7)

Dios escucha la oración unida.
"Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." (Mateo 18:19-20)
Nuevamente, esto no significa que podríamos ponernos de acuerdo para pedir cualquier cosa según nuestro propio capricho. Siempre, la oración debe ser conforme a la voluntad de Dios.
La palabra traducida como "congregados", significa literalmente: "han sido guiados juntos". Cuando nos reunimos en oración, y Dios nos "guía juntos" para que todos podamos discernir la misma voluntad de Dios, que tengamos la misma carga y la misma petición en nuestros corazones, entonces podemos orar con mucha convicción y fe. Cuando llegamos a este "consenso divino", entonces tenemos una confirmación fuerte de que realmente estamos siguiendo las huellas del Señor.
Hechos 4:23-31 nos relata un ejemplo de este "consenso divino": "Y ellos ... alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor..." (y sigue su oración). Nadie propuso: "Vamos a orar por esto...". Nadie se levantó para dirigir la oración él solo. Ellos "alzaron unánimes la voz de Dios...", y al parecer cada uno de ellos sabía cómo orar. Dios los estaba "guiando juntos", para orar en consenso unánime.

Dios escucha la oración perseverante.
"Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. - Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque no temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia.
Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia." (Lucas 18:2-8)

Esta viuda sabía lo que era su derecho ("hazme justicia"). Por esto pudo llegar ante el juez con mucha confianza (fe). Y por esto perseveró hasta lograr su objetivo. - De la misma manera, cuando conocemos la voluntad de Dios, podemos confiar en que El "nos hará justicia". Y entonces no nos desanimaremos si en los primeros intentos no conseguimos respuesta. Al contrario, perseveraremos hasta ver la respuesta prometida. Esta perseverancia es una expresión de nuestra fe.

Promesas y declaraciones de Dios en cuanto al avivamiento

Veremos ahora algunas promesas y declaraciones de Dios, en las que podemos apoyarnos al orar por avivamiento. A la vez, estos pasajes bíblicos pueden darnos un cuadro más claro de lo que Dios desea (puesto que la palabra "avivamiento" es bastante borrosa).
Esta lista podría ser mucho más larga, pero me limitaré a aquellos pasajes que fueron importantes para mí mismo en mis oraciones.

"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra." (2 Crón.7:14)
En realidad, este verso no habla de algo que debemos pedir, sino de algo que debemos hacer: Humillarnos, orar, buscar el rostro de Dios, y convertirnos de nuestros malos caminos.
- Nota que el verso entero se dirige al pueblo de Dios, no a los incrédulos. La iglesia tiene que humillarse, orar, buscar el rostro de Dios, y convertirse. Entonces Dios perdonará los pecados de la iglesia y sanará la iglesia. Esta es la esencia de "avivamiento": cuando la iglesia vuelve a ser lo que debe ser según el propósito de Dios. Solo cuando la iglesia vuelve a Dios de esta manera, puede esperar tener algún impacto espiritual en el mundo.

Entonces, tomemos tiempo para humillarnos y examinarnos ante Dios, para dejar los malos caminos y arreglar nuestras vidas, y para arrepentirnos de nuestros pecados. También podemos confesar los pecados de la iglesia en general, y pedir perdón por ellos, de la misma manera como algunos intercesores bíblicos pidieron perdón por los pecados de su pueblo entero (Daniel 9:4-19, Neh.1:5-11).

"Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por el primogénito. ... En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los moradores de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia." (Zacarías 12:10, 13:1)
A menudo la intercesión no nos "nace" naturalmente - particularmente no la "intercesión agonizante" que trae avivamiento. Necesitamos la ayuda sobrenatural del Señor, que en este verso se llama el "espíritu de gracia y de oración". Pidamos al Señor que El derrame sobre nosotros Su Espíritu de oración. (Vea también Rom.8:26-27: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.")
La continuación del pasaje en Zacarías, por supuesto, se refiere al perdón de los pecados que ha sido hecho posible por la sangre derramada de Jesús en la cruz. Pero este "manantial de purificación" queda escondido ante los ojos de muchos; y solo la revelación sobrenatural de Dios puede abrir nuevamente los ojos espirituales de las multitudes.

"Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. ... Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo." (2 Cor.4:4.6)
"El Espíritu del Señor está sobre mí ... a dar vista a los ciegos..." (Luc.4:18)

Una petición importante, que tiene promesa, es que Dios quite la ceguera espiritual, no solo del mundo, sino primeramente dentro de la iglesia. El hombre natural no tiene la capacidad de comprender y aceptar el Evangelio; pero Dios con Su revelación sobrenatural puede hacerle entender.
(A menudo pensamos que solo se trataría de enseñar la Palabra de Dios de una manera "inteligente", "didáctica", o "poderosa". Pero este es un concepto humanista. Siempre dependemos de Dios mismo quien da entendimiento.)

"Y cuando él venga (el Espíritu Santo), convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado." (Juan 16:8-11)

Esta es una de las obras más importantes del Espíritu Santo. Sin esta convicción del pecado, nadie puede arrepentirse de verdad. La razón por qué tenemos a tantos hermanos falsos en las iglesias, es que invitamos a tantas personas a "convertirse" sin que hayan sido convencidos del pecado. Cuando el Espíritu Santo vuelva a actuar para convicción del pecado (y le demos lugar para hacerlo), entonces veremos nuevamente conversiones verdaderas. Oremos por la obra del Espíritu Santo para convicción del pecado.

"Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos." (Isaías 54:13)
"Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová..." (Jer.31:34)
"Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él." (1 Juan 2:27)

Esta es una de las promesas más importantes acerca del Nuevo Pacto; y a la vez una que menos se está cumpliendo en las iglesias actuales. Muy pocos cristianos siquiera saben que tienen esta promesa; y aun menos la están experimentando como una realidad en sus vidas. La gran mayoría se contenta con recibir enseñanza por medio de sus pastores y líderes, y otras personas humanas. Pero de esta manera no reciben directamente la Palabra de Dios, sino solamente interpretaciones humanas de Su Palabra. Esta es una de las raíces del sacerdotalismo que es tan fuerte en las iglesias actuales, y de la inmadurez espiritual de la mayoría de los cristianos.
Pero si Dios promete algo, entonces tiene la intención firme de cumplirlo. Oremos entonces que el pueblo de Dios sea nuevamente enseñado por Dios mismo; que Su pueblo llegue al conocimiento personal de El mismo y de Su voluntad; y que Su pueblo llegue a la madurez del discernimiento espiritual, donde ya no depende de enseñanzas y tradiciones humanas.
- Debe ser claro que estas promesas se aplican solamente a cristianos nacidos de nuevo.

"Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti.
Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las naciones que no son sino hombres." (Salmo 9:19-20)

El temor de Dios es el principio de la sabiduría (Sal.111:10, Prov.1:7). El temor de Dios es también un ingrediente importante para una conversión verdadera. Oremos que Dios ponga Su temor en los hombres (y primeramente en los líderes y miembros de las iglesias).

"A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies." (Mateo 9:37-38)
Esta es una de las pocas peticiones que Jesús mismo nos dijo que debemos orar concretamente. ¡Entonces seguramente debe ser importante!
Yo creo que debemos ser específicos en nuestras oraciones, en cuanto a qué clase de obreros queremos que Dios envíe. Mucho de la mies se está malogrando por causa de malos obreros, que dan una falsa seguridad a los pecadores no arrepentidos; que están desanimando y cuestionando a los discípulos verdaderos; que están edificando su propia organización o institución en vez del reino de Dios; etc. - Oremos que Dios envíe obreros de integridad, sin falsedad, completamente entregados a El, obedeciendo a El y Su Palabra más que a los hombres, llenos del Espíritu Santo, del temor de Dios y de sabiduría, que prediquen la Palabra de Dios no adulterada ...

"...así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha." (Ef.5:25-27)
El sacrificio de Jesucristo es suficiente, no solo para perdonar los pecados, sino también para purificar la iglesia de todo pecado. Si esta es la voluntad de Dios para Su iglesia, entonces tenemos una base bíblica para orar que esto se cumpla.
Tengamos presente que "purificar" no significa "declarar puro (lo que en realidad todavía está sucio)", sino "hacer puro". Hay una enseñanza falsa en las iglesias que dice que no es necesario que seamos puros; que es suficiente que Jesús nos "declare" puros y así podríamos seguir cometiendo toda clase de pecados - y esto por supuesto ha dado lugar a la hipocresía extrema.
Oremos por una purificación verdadera de la iglesia; que Dios purifique a los verdaderos cristianos para que se aparten completamente del pecado; y que los falsos cristianos no puedan seguir llamándose "iglesia".

"Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? - Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no solo prosperan, sino que tentaron a Dios y escaparon.
Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces volveréis a discernir la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve." (Malaquías 3:13-18)

Los versos 13-15 describen acertadamente el estado actual de la iglesia. A los malos les va bien, y gozan de honra y buena reputación; y la gente no ve ningún provecho en mantenerse íntegro y obedecer la voluntad de Dios.
Pero Dios promete que El actuará; y entonces se verá nuevamente la diferencia entre el justo y el malo. Oremos por este actuar de Dios; y que El demuestre nuevamente ante los ojos del mundo (¡y de la iglesia en primer lugar!), que la honestidad y el temor a Dios tienen su recompensa, y que Dios no pasa por alto la maldad.

"¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!" (Hechos 11:18)
Este verso nos enseña que el arrepentimiento es no solo una acción del hombre, sino también un don de Dios. "Dios les ha dado arrepentimiento". Entonces podemos orar que también hoy, Dios les dé arrepentimiento a la gente; a los miembros de las iglesias primero, y después también a los que están afuera.

"Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús." (Hechos 4:29-30)
Si esta fue una buena oración para los primeros cristianos, seguramente es buena para nosotros también.
"Con denuedo" significa "audaz", "sin temor". El temor al hombre es el enemigo del temor a Dios (vea Prov.29:25). Un avivamiento necesita predicadores audaces, que proclamen el propósito entero de Dios, aun en medio de gran oposición, sin temer a nadie sino a Dios. Es significativo que los primeros cristianos hicieron esta oración en medio de graves amenazas, ante las primeras señales de que se iba a levantar una persecución contra ellos.
Oremos que el Señor levante a tales predicadores audaces, y que confirme Su palabra con señales divinas, para que Su Palabra prevalezca aun contra la oposición que seguramente se levantará (¡primeramente desde adentro de las iglesias cristianas!)

"Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo." (1 Juan 3:8)
Dondequiera que identifiquemos una obra del diablo, podemos saber que Jesucristo vino para deshacerla. Entonces podemos orar con fe que El deshaga esta obra de maldad.
(Sin embargo, este verso no indica nada acerca del tiempo cuando el Señor deshaga las obras de satanás. Hay obras del diablo que el Señor quiere deshacer ahora mismo; pero hay otras que no serán deshechas hasta que El vuelva a la tierra en gloria. Necesitamos buscar entendimiento de parte del Señor en cuanto a este particular.)

"He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. ... He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. ... Y levantaré sobre ellas un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado." (Ezequiel 34:10-12.23-24)
Dios promete liberar a Su pueblo del liderazgo malo, y ponerlos al cuidado directo de Su siervo "David" (que se refiere a Jesucristo, el "Hijo de David", vea Juan 10:1-30).
Oremos que Dios libere a Su pueblo del poder de aquellos malos líderes que "se apacientan a sí mismos". Que el pueblo de Dios experimente el pastoreo verdadero de Jesucristo mismo. Que el pueblo de Dios sea liberado de todas las tradiciones de hombres e iglesias que están en contra de la Palabra y la voluntad de Dios. Que el pueblo de Dios aprenda a no depender de hombres, sino de Dios.

Consideraciones adicionales

La oración por avivamiento es voluntaria.
Nunca se debe hacer de la oración por avivamiento una reunión "obligatoria" de la iglesia. Aquellos que no recibieron de Dios la carga de orar por avivamiento, no podrán hacerlo y solo se sentirán presionados; y además con su presencia apagarán el espíritu de oración.

Un avivamiento no es "denominacional" ni "organizacional".
Ningún avivamiento en la historia se ha quedado dentro de las límites y las tradiciones de alguna iglesia o denominación. Si queremos orar por avivamiento, entonces no empecemos a pedir bendiciones para "nuestra iglesia", "nuestra denominación" o "nuestra institución". Cuando llegue un avivamiento, con seguridad va a romper con algunas tradiciones de todas las iglesias y organizaciones involucradas. Si no estamos dispuestos a abandonar nuestras tradiciones favoritas, mejor no empecemos a orar por avivamiento. Si no estamos dispuestos a tener comunión cercana con hermanos y hermanas de otras denominaciones, mejor no empecemos a orar por avivamiento. Si nuestra intención es solo ganar nuevos convertidos para "nuestra iglesia", mejor no empecemos a orar por avivamiento. Las almas pertenecen a Dios, no a nosotros. Tenemos que permitir a Dios que El dirija el avivamiento de manera soberana como El quiere, aun pasando por alto nuestras estructuras de liderazgo y nuestro "orden" humano.
Tampoco podemos organizar nosotros mismos una nueva "iglesia avivada". Solo estaríamos arrebatando de las manos de Dios lo que es Su privilegio. El Señor dijo: "YO edificaré mi iglesia", no "Edifíquenla ustedes". Nosotros debemos seguir Su dirección y estar dispuestos a que El nos coloque donde a El le parece bien. Nunca debemos esperar que Dios se conforme a nuestros moldes, sean "tradicionales" o "novedosos". Una vez que Dios actúe para avivamiento, El mismo nos dirigirá también en cuanto a la manera de organizarnos.

Peticiones personales pueden considerarse, pero no deben dominar.
A veces, unas personas no consiguen orar por avivamiento, porque algún asunto personal les oprime. (Puede ser una dificultad personal o familiar, o también un pecado no confesado, etc.) Entonces puede ser bueno permitirles un tiempo breve para que "dejen esta carga" ante Dios. Esto siempre con el propósito que después no vuelvan a este asunto personal, sino que entonces estén libres para unirse a los demás en la oración por avivamiento. Siempre debe ser claro que el propósito de la reunión no es para peticiones personales.
Dentro de las "peticiones personales" también entran asuntos de terceras personas que preocupan a uno, como por ejemplo: la oración por un familiar o amigo enfermo; la preocupación por la conversión de un amigo personal; o aun los asuntos y eventos de la iglesia. Todos estos han de tratarse como "peticiones personales": Dejarlos en las manos de Dios al inicio de la reunión, y después ya no volver a ellos, sino recibir la carga de Dios por avivamiento y unirse en la oración por ello.
Charles Finney dijo: "Las reuniones de oración se secan cuando los cristianos pasamos todo el tiempo orando por nosotros mismos. Debemos hacer eso en privado e ir a las reuniones de oración listos para interceder por los demás."