Contenido:
La importancia de valores
absolutos
Los "4 pasos de la verdad"
Los valores tienen que ver con dos preguntas fundamentales:
A estas preguntas debemos responder con principios bíblicos, y debemos ayudar a los niños a que ellos mismos puedan encontrar respuestas basadas en la Biblia. Estas respuestas serán muy diferentes de las respuestas que ofrece la sociedad que nos rodea. Por más que en la educación secular se hable también de "valores", muchos de estos valores son muy diferentes de los valores bíblicos.
La mayoría de las personas modernas creen que los valores son producto del hombre: Damos valor a lo que consideramos bueno para nosotros y para la sociedad. Por ejemplo "es malo robar porque hace daño a la sociedad"; "es bueno hacer un trabajo productivo porque esto ayuda a desarrollarnos mejor", etc. En otras palabras: se cree que los valores se definen en un acuerdo mutuo de todos. Esta es la cosmovisión humanista; ¡pero no es bíblico!
El filósofo J.J.Rousseau fue el
primero en expresar claramente esta idea. El dijo que las
leyes y la moral son producto de un "contrato
social" entre las personas que integran una
sociedad, o sus antepasados.
Antes de Rousseau, la moral se basaba en valores
absolutos. Alguna instancia afuera del hombre definía
los valores. En los países influenciados por el
cristianismo, era claro que los valores vienen de Dios, y
por tanto el hombre no puede cambiarlos. Pero después de
Rousseau y la "Ilustración", surgió la idea
de que el hombre puede cambiar los valores a su antojo, y
que todo es relativo.
En esta cosmovisión humanista, se enseña que todos
los valores pueden cambiar con el tiempo y con las
circunstancias. Si una sociedad consideraría que
asesinar a otros es bueno, podría ponerse de acuerdo
sobre esto y cambiar los valores, y declarar que el
asesinato es bueno. Si la mayoría decidiera así, nadie
podría decir algo en contra.
De hecho, esto sucedió en Estados Unidos en el año
1973, cuando se declaró legal abortar a un bebé no
nacido, lo que es un asesinato. Actualmente, en este
mismo país se está discutiendo sobre la posibilidad de
legalizar la práctica de matar a bebés discapacitados o
enfermos mentales, aun después de nacer. Esta es la
consecuencia del relativismo.
Esta cosmovisión humanista está influenciando
también las iglesias. En una encuesta realizada en
Estados Unidos, 85% de los jóvenes cristianos estaban de
acuerdo con esta declaración: "Lo que es correcto
para una persona en una situación dada, puede no ser
correcto para otra persona en esta misma
situación." En otras palabras, ellos razonan:
"Solo porque tú lo consideras malo, no significa
que sea malo para mí." - Ellos siguen el
relativismo, la idea de que no existen valores absolutos.
(Josh McDowell, "Sigue la verdad y
triunfa"; Editorial Mundo Hispano 1997)
La misma tendencia se observa en iglesias latinoamericanas. - Josh McDowell sigue diciendo:
"Un 45% de nuestros jóvenes
estaban de acuerdo con la afirmación: Todo en la
vida es negociable'. La sorprendente implicación de esta
estadística es que casi la mitad de nuestros jóvenes no
pueden o no quieren reconocer que algunas cosas en la
vida no son negociables. Es difícil, por supuesto, que
se den cuenta de los efectos devastadores de semejante
opinión, pero es parte del problema total. Muchos de
nuestros niños y jóvenes están luchando con el
concepto de la verdad, y cómo lo han de aplicar a su
propia vida y experiencia. Nuestro estudio indica que
nuestros hijos se sienten confundidos sobre qué es la
verdad y quién la define; tienen incertidumbre sobre
qué verdades son absolutas y qué es lo que las
convierte en absolutas. En consecuencia, toman decisiones
condicionales, escogiendo lo que parece convenirles mejor
en ese momento, sin reconocer los principios
fundamentales sobre los cuales deben guiar su conducta.
Muchos de nuestros jóvenes sencillamente no entienden o
aceptan la verdad absoluta, es decir, lo que es verdad para
todas las personas, en todos los tiempos y en todas
partes. Una verdad absoluta es una verdad que es
objetiva, universal y constante.
... Nuestro estudio indica que cuando los jóvenes no
aceptan una norma objetiva de la verdad, sucede que son:
¡un 36% más propensos a mentirle a usted como padre o
madre!
¡un 48% más propensos a copiar en un examen!
¡dos veces más propensos a tratar de dañar
físicamente a alguien!
¡dos veces más propensos a mirar una película
pornográfica!
¡dos veces más propensos a robar!
¡tres veces más propensos a usar drogas ilícitas!
¡seis veces más propensos a intentar suicidarse!
... Lo que nuestra juventud opina sobre la verdad, tiene
un efecto definitivo sobre su conducta: las decisiones
que toman y las actitudes que adoptan."
Vimos en "Psicología
del desarrollo desde una perspectiva bíblica",
que para Kohlberg y Fowler (y para muchos psicólogos y
educadores modernos), la etapa más avanzada del
desarrollo moral consiste en "principios éticos
universales", "el amor absoluto y la justicia
absoluta". Pero para ellos, se llega a reconocer
estos principios por medio de un diálogo sobre
diferentes "verdades" que son relativas:
"La verdad es relativa, dialógica". Entonces
también la idea de "amor" o
"justicia" que uno va a tener, será relativa y
dialógica. Apoyarse en los principios bíblicos sería
"intolerante" y señal de una "fe no
reflexionada", según estos psicólogos.
Pero ¿a qué ideas de "amor" y
"justicia" llega esta sociedad humanista?
Encontramos que en la realidad, diferentes personas
tienen conceptos muy diferentes.
¿Qué es "amor absoluto"?
Para algunos, "amor" significa dejar que todos
se aprovechen de uno.
Para otros, "amor" significa "sexo
libre".
Para otros, "amor" significa sobreproteger y
engreír a los niños.
¿Qué es "justicia absoluta"?
Para algunos, "justicia" significa matar a
todos los terroristas.
Para otros, "justicia" significa liberar a
todos los terroristas presos.
Para algunos, "justicia" significa que todos
los trabajadores deben recibir el mismo sueldo.
Para otros, "justicia" significa que los que
trabajan más, deben ganar más.
Si creemos que es el hombre quien define los valores,
y que la verdad es relativa, entonces no podemos hablar
de "amor absoluto" y "justicia
absoluta": solo terminamos con una confusión.
Entonces, para tener y enseñar valores verdaderos,
necesitamos reconocer primero que los valores
vienen de Dios, y no cambian. Ciertas cosas son
buenas, y otras cosas son malas, y es Dios quien define
lo que es bueno o malo. Esto no depende de las
circunstancias.
Regresando a nuestro ejemplo de "amor" y
"justicia":
La Biblia nos presenta varias situaciones donde Dios
parece ser injusto, según nuestro criterio humano.
Examinaremos uno solo de estos ejemplos:
"Cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac
nuestro Padre, (pues no habían aún nacido, ni habían
hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios
conforme a la elección permaneciese, no por las obras
sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al
menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú
aborrecí. ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en
Dios?" (Rom.9:10-14)
¿No es injusto preferir a un hermano sobre el otro, sin
que hayan hecho ni bien ni mal? ¿Qué responde el
apóstol a esta pregunta?
"De ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré
misericordia del que yo tenga misericordia, y me
compadeceré del que yo me compadezca. ... Mas antes, oh
hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?
¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me
has hecho así?" (Rom.9:15.20)
El problema es este: Cuando digo "Dios es
injusto", entonces estoy tomando mi propia
definición de justicia, y la aplico a Dios. Pero aquí
nos dice la Biblia, que es Dios quien define los valores,
y no el hombre. Entonces, si Dios me parece injusto, no
debo cuestionar a Dios, sino soy yo quien tengo que
corregir mi definición de "justicia". - Un
maestro lo expresó una vez de esta manera:
"No existe ningún trono superior con un letrero "Justicia", ante el cual Dios tendría que inclinarse."
Esto es muy difícil de aceptar para muchas personas, incluso cristianos. Pero si queremos realmente vivir según la voluntad de Dios, entonces tenemos que aceptar primeramente que es Dios quien define los valores, y que nuestros valores pueden ser equivocados.
Esto no significa que los valores de Dios fueran
arbitrarios. Los valores de Dios se basan en la
persona y el carácter de Dios.
¿Por qué, por ejemplo, nos manda Dios que digamos la
verdad? ¿Fue esto solo un capricho de Dios que dijo:
"A ver, qué tal si doy este mandamiento"? - De
ninguna manera. Dios nos manda decir la verdad, porque El
mismo es totalmente veraz. ¿Podríamos imaginarnos a
Dios diciendo una mentira? Seguro que no. Entonces, para
ser conforme con Su propio carácter, El no pudo dar un
mandamiento diferente de este.
Esto lo podemos aplicar a todos los valores.
¿Por qué Dios nos manda amar a nuestros prójimos? -
Porque Dios mismo es amor. Entonces, si queremos saber
qué es el verdadero amor, debemos observar cómo Dios
mismo actúa.
¿Por qué Dios nos manda apartarnos del mal? - Porque El
mismo es santo, apartado de todo mal.
etc.
Esto nos da una pauta clara para cualquier decisión en nuestra vida: ¿Cuál decisión es conforme al carácter y los mandamientos de Dios? Esta es la que debemos escoger. - También podemos preguntar: ¿Qué haría Jesús en esta situación? Esta es una muy buena pregunta para evaluar cualquier decisión. Ya a los niños les podemos enseñar siempre hacerse esta pregunta.
Josh McDowell recomienda enseñar a los niños y jóvenes los siguientes cuatro pasos para evaluar cualquier situación y decisión:
1. Considera las opciones.
¿Qué opciones tengo? ¿De qué maneras puedo actuar en
esta situación? ¿Y quién determina lo que es bueno o
malo en esta situación?
2. Compáralas con Dios.
Este paso consiste en admitir que Dios es absolutamente
justo, y que El define lo que es bueno y lo que es malo.
- Entonces, con la ayuda de la Palabra de Dios,
examinamos las opciones que tenemos, para descubrir cuál
de ellas es conforme a la voluntad y el carácter de
Dios.
3. Comprométete con el camino de Dios.
En este paso es necesario hacer una decisión personal:
Si hemos descubierto en el Paso 2 cuál es la voluntad de
Dios, entonces tenemos que comprometernos a hacerla. Por
nuestra naturaleza egoísta, tal vez querremos hacer algo
diferente; pero tenemos que someternos a Dios. No
tratamos de justificar nuestros deseos egoístas, sino
los abandonamos para hacer la voluntad de Dios.
4. Confía en el cuidado de Dios.
Hacer la voluntad de Dios significa correr riesgos y a
veces sufrir pérdidas. Pero podemos saber que Dios nos
cuidará en todo ello, y que Su recompensa finalmente va
a ser mucho mejor que lo que podemos perder.
"Vivir de acuerdo con la voluntad de Dios trae
muchas bendiciones espirituales: Liberación del sentido
de culpa, una conciencia limpia, el gozo de compartir a
Cristo, y, lo más importante, el amor de Dios y su
aprobación de nuestra vida. Además, cuando somos
obedientes a Dios, disfrutamos de muchos beneficios
físicos, emocionales, psicológicos y relacionales.
Aunque la protección y provisión de Dios no debe ser en
los niños la principal motivación para obedecerle, sí
les provee un refuerzo poderoso para que se decidan por
lo bueno y rechacen lo malo."
En muchas situaciones de la vida diaria se pueden utilizar estos cuatro pasos para analizar las maneras como podemos reaccionar. Cada vez que un niño se enfrenta con una decisión o dificultad, podemos tomarlo como una oportunidad para entrenar estos cuatro pasos.
La educación de valores se fundamenta sobre
la obra de Dios en el niño.
Con todo, hay que tomar en cuenta que la educación de
valores no funciona mientras el niño no ha nacido de
nuevo, y no tiene el Espíritu Santo. El apóstol Pablo
menciona que hubo una etapa en su vida cuando él
conocía la voluntad de Dios; incluso quería hacerla,
pero no podía (Rom.7:15-23). Más adelante dice:
"Porque los designios (pensamientos) de la carne ...
no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden."
(Rom.8:7). Por eso, mientras estamos todavía en la
carne, ¡todo el conocimiento de los valores no nos hace
avanzar!
Es el error del humanismo que cree que con la educación
intelectual y moral, se mejora el carácter. (¿No debe
hacernos pensar, que aquellas personas que más daño
hicieron a la sociedad, en su mayoría tenían títulos
universitarios?)
Si enseñamos a un incrédulo a "comportarse como un
cristiano", solo hacemos "socialización
cristiana" y criamos a pequeños hipócritas. El
Nuevo Nacimiento tiene que suceder primero.
Los valores cristianos deben transmitirse en
la familia.
Ya vimos anteriormente, que los primeros encargados de la
educación de los niños son los padres. Entonces, los
padres en primer lugar deben ser capacitados para
enseñar valores, con su palabra y su ejemplo.
Un principio importante es premiar a los niños por
buenas decisiones y actitudes; no por actos de
conformidad externa. Muchas veces, los niños son
alabados y premiados por talentos naturales que tienen:
por sus notas escolares, su apariencia exterior, sus
logros deportivos, etc. Pero todo esto no tiene nada que
ver con decisiones morales del niño. El niño
merece mas bien ser alabado cuando se decide a ayudar a
otro niño; cuando voluntariamente renuncia a algo que le
gusta, por amor al prójimo; cuando se esfuerza para
hacer un buen trabajo (aunque sea un trabajo que no le
gusta mucho, o que no tiene mucho talento natural para
hacerlo); cuando reconoce un error que cometió; cuando
dice la verdad en vez de buscar excusas; etc.
Hijos del Altísimo - http://www.altisimo.net -