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LAS OVEJAS DEL PERÚ

Capítulo 3: ¿Qué es el abuso?

Una mirada al presente - - - - - Mi historia personal
Para hojear este capítulo:
El plan de Dios con la autoridad
La autoridad corrompida
Principios divinos acerca de la autoridad:

El conflicto entre los dos sistemas de poder
El significado del abuso
Consecuencias del abuso en las víctimas:

"¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado." (Ezequiel 34:2-5)

El plan de Dios con la autoridad

Me gustaría en este momento describir todo lo maravilloso que es nuestro Dios y Creador, su inmensa gloria y resplandor, su amor y comprensión tan tierna, su creatividad ingeniosa e infinita, su perfecta justicia y verdad ... Pero aun millones de palabras y libros serían inadecuadas para realmente describir cómo es Dios.
Entonces, ¿qué hizo Dios para ser conocido?
"Y creó Dios al hombre a su imagen ..." (Gén.1:27)
¡El hombre fue creado para ser un reflejo de la persona maravillosa de Dios!
Entre los primeros mandamientos que Dios dio al hombre, se encuentra este: "Señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra." (Gén.1:28) En otras palabras, el hombre debía ejercer autoridad. Y esto no es de extrañar, pues Dios mismo es autoridad. Entonces, para ser imagen o "espejo" de Dios en este mundo, el hombre también debía ejercer autoridad.

Más adelante encontramos como se inician diferentes "instituciones" humanas: la familia, el Estado, el mundo del trabajo, y más adelante la iglesia. Todas estas instituciones tienen un "gobierno", una estructura de autoridad. Según el plan original de Dios, cada una de estas autoridades debería reflejar el carácter de Dios en este mundo.

  • Sobre el gobierno civil dice: "Por causa del Señor someteos a toda institución humana ... a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien." (1 Pedro 2:13-14) En otras palabras: El gobierno debe castigar lo que Dios odia, alabar lo que Dios alaba, y de esta manera representar la justicia de Dios en la tierra.
  • Acerca de los trabajadores dice: "Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales ... porque a Cristo el Señor servís. ... Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos." (Colosenses 3:22 - 4:1) También el empleador o "amo" debe reflejar en su comportamiento la justicia y rectitud del Señor.
  • Pero el ejemplo más claro encontramos en la figura del padre. Dios es el Padre por excelencia, y por tanto, El quiere ver su imagen reflejada de manera especial en un padre. "Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia (la palabra usada aquí significa literalmente "paternidad") en los cielos y en la tierra" (Efesios 3:14-15).
    Jesús dijo que aun un padre muy imperfecto sirve como ejemplo del carácter de Dios: "¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" (Mateo 7:9-11)
    En un padre se deben reflejar no solo la justicia, sino también el amor, la bondad, la generosidad de Dios. Un niño pequeño, cuando empieza a pensar en Dios por primera vez, muy probablemente se va a imaginar a Dios de una manera parecida a su padre. Este concepto queda todavía muy lejos de lo que es Dios en realidad. ¡Pero es el mejor concepto que el niño puede tener en esa etapa de su vida! Pues si no tuviera padres, el niño no tendría ninguna pauta para imaginarse cómo es Dios.

Entonces, la autoridad en sí no es nada malo. Es diseñada por Dios para hace conocer el carácter y los principios de Dios en este mundo, y para mantener el orden en las instituciones humanas. Sin embargo, tenemos que reconocer que en la actualidad se cumple muy poco de este plan de Dios. ¿Por qué?

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La autoridad corrompida

Hay alguien más que actualmente tiene poder en este mundo. Jesús habla en varias oportunidades acerca del "príncipe de este mundo" (Juan 12:31, 14:30, 16:11). ¿A quién se refiere? - ¡A satanás! "...el mundo entero está bajo el maligno" (1 Juan 5:19). Pero su poder no es justo; es un poder ilegal. (Para diferenciar, prefiero aquí hablar de "poder" y no de "autoridad".) Es claro que este poder tampoco es ilimitado: aunque satanás sea el príncipe, Dios sigue siendo el Rey.
¿Cómo llegó satanás a esta posición? - Regresemos otra vez al inicio de la historia. El hombre perdió su autoridad inicial, porque no obedeció a su autoridad superior, a Dios (Génesis capítulo 3). El diablo arrebató con astucia y engaño la posición que pertenecía al hombre.
Desde entonces, él está edificando su propio reino con sus propios métodos: la mentira, la manipulación, la opresión, la violencia, el abuso. Entonces se levantan "autoridades" que ejercen su poder de una manera abusiva. "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia." (Juan 10:10)
Aquí encontramos una característica clara para distinguir entre la verdadera autoridad que agrada a Dios, y el poder que se opone a Dios: ¿Cuáles son los "métodos de gobierno" que se emplean? ¿Se ejerce el poder con sinceridad, transparencia, responsabilidad ante Dios y ante los hombres, justicia, amor? Si esto no es el caso, entonces se trata de un poder opuesto a Dios, no importa cuan "buenas" parezcan las metas que se quieren alcanzar. El fin nunca justifica los medios.

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Principios divinos acerca de la autoridad

Ya vimos arriba que la autoridad, en sus inicios, viene de Dios. Esto tiene dos consecuencias diferentes:
a) la autoridad tiene su derecho de Dios
b) la autoridad tiene también sus límites puestas por Dios.
Quiero proponer la siguiente definición:

Autoridad es el derecho delegado por una autoridad superior, o la cualidad reconocida por los seguidores, de hacer decisiones y mandar sobre otros, para el bienestar de ellos.

Explicaré en detalle lo que significa esta definición.

Dos clases de autoridad

En el gobierno del estado, o en el ejército, encontramos la autoridad posicional o delegada. Los líderes llegan a su posición porque son promovidos por sus superiores. Su deber consiste en transmitir las órdenes de sus superiores a sus súbditos. Los súbditos tienen que obedecer a cualquiera que tiene una posición "encima" de ellos; sin importar qué clase de persona es; sin importar si ejerce bien o mal su liderazgo.
Esta es la clase de autoridad que tuvo en mente el centurión (capitán) de Capernaum cuando dijo a Jesús: "Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace." (Mateo 8:9)

Sin embargo, este pasaje no tiene aplicación a otras 'instituciones', como por ejemplo la familia o la comunidad de los cristianos. A menudo se escucha la falsa interpretación, de que el centurión hubiera pronunciado allí un principio de liderazgo para la iglesia. Pero ¡la iglesia no está de ninguna manera dentro del horizonte de este pasaje! Ningún verso bíblico dice que los centuriones romanos deban enseñarnos cómo estructurar la iglesia cristiana. Al contrario, Jesús nos enseña que el liderazgo entre cristianos debe ser radicalmente diferente de la autoridad en las instituciones seculares:

"Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas [les exigen sumisión], y los que ejercen autoridad sobre ellas, se hacen llamar bienhechores. Pero ustedes no sean así; sino que el mayor entre ustedes se vuelva como el más joven, y el que guía como el que sirve. Porque ¿quién es más importante, el que está sentado a la mesa o el que sirve? ¿No el que está sentado a la mesa? Pero yo estoy en medio de ustedes como el que sirve."
(Lucas 22:25-27; vea también Mateo 20:25-28, 23:12, Juan 13:13-15, 1 Pedro 5:3.)

En el pueblo de Dios - y de cierta manera también en la familia - se aplica otra clase de autoridad: la autoridad relacional, o por reconocimiento. De esta clase es por ejemplo la autoridad de un amigo mayor, cuyos consejos respeto, por conocerlo como un cristiano maduro y sabio. Esta clase de autoridad no se impone, y no tiene nada que ver con alguna posición o "cargo" que mi amigo ocuparía. Esta autoridad reside en quién es él, y en mi reconocimiento de sus cualidades. (Algunos autores han llamado a esta clase de autoridad una autoridad moral.)
Los líderes del pueblo cristiano se llaman "ancianos", o sea, personas reconocidas por su madurez y sabiduría. ¡Ser "anciano" no es ningún "cargo delegado"!
Cuando la iglesia en Jerusalén necesitaba más líderes, los apóstoles dijeron a los hermanos: "Busquen... entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría..." (Hechos 6:3) - La autoridad de estos siete vino por el reconocimiento de todos los hermanos, no delegada por los apóstoles. Igualmente en Hechos 14:23, donde dice "Y constituyeron ancianos en cada iglesia", la palabra traducida por "constituir" significa literalmente: "confirmar levantando las manos". Allí también, los ancianos recibieron autoridad por medio del reconocimiento de la congregación (lo que no es exactamente lo mismo como una elección democrática, porque en una elección a menudo dominan otros factores muy distintos de las cualidades espirituales).

Toda autoridad humana tiene sus límites.

Una autoridad delegada tiene su tarea específica encargada por su autoridad superior. Cuando no cumple esta tarea, o no la cumple de la manera como la autoridad superior le encargó, empieza a perder su autoridad.

Una autoridad relacional tiene autoridad solamente dentro del margen de lo que soporta la relación, o de las áreas en las cuales goza de reconocimiento. Supongamos que alguien busca a un profesor de música, y encuentra a uno que es reconocido como un maestro de la música. Se somete a todas sus directivas respecto a la música. Pero eso no implica que el maestro tenga también autoridad para decir a su alumno cómo cuidar sus dientes, o cómo educar a sus hijos; a menos que sea reconocido como "autoridad" también en esas áreas.

Toda autoridad, en última instancia, se encuentra bajo la autoridad de Dios. Por tanto, cuando una autoridad empieza a actuar en contra de la voluntad de Dios, también empieza a perder su autoridad. Cuando un gobierno empieza a alabar a los malhechores y a castigar a los que hacen lo bueno, entonces ejerce un poder injusto y usurpado. Dios mismo no gobierna de una forma arbitraria, sino que se somete a su propia ley: El se comprometió a ser fiel y justo (Dtn.32:4), a no mentir y a cumplir Su palabra (Num.23:19), etc.
Esto implica que la autoridad superior debe vigilar sobre la forma en la cual las autoridades inferiores ejercen su poder. Recíprocamente, una persona que ha sido maltratada por una autoridad, tiene el derecho de apelar a la autoridad superior. Negar este derecho significa violar los principios divinos acerca de la autoridad.

Toda autoridad tiene también su "territorio" o "pueblo" asignado. Un padre, por ejemplo, "gobierna" sobre el "territorio" de su familia. Un empresario tiene su empresa como "territorio". El gobierno de una nación tiene autoridad sobre los asuntos políticos de su nación. Cuando una persona de autoridad intenta gobernar afuera de su "territorio", se causan problemas y conflictos.
Como personas individuales, podemos pertenecer a diferentes "territorios" a la vez; porque somos a la vez ciudadanos, trabajadores, miembros de una iglesia y miembros de una familia. Pero en cada una de estas áreas nos encontramos solo bajo su autoridad específica: los líderes de una iglesia no tienen que darme órdenes acerca de mi trabajo, y el gobierno no tiene que mandarme cómo educar a mis hijos.

Ejercer autoridad es decidir y mandar
La autoridad de Dios vemos descrita con palabras como las siguientes: "Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho." (Sal.115:3). "Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos ... Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió." (Sal.33:6-9) Una "autoridad" que no se atreve a hacer decisiones, no es una autoridad verdadera.
La respuesta apropiada a la autoridad verdadera es la obediencia. "Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos a dondequiera que nos mandes. De la manera como obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que el Señor tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés." (Josué 1:16-18) La verdadera autoridad normalmente (no siempre) es reconocida como tal por sus seguidores. Pero vemos aquí también la condición: "solamente que el Señor tu Dios esté contigo". Josué iba a tener autoridad solamente mientras él mismo se sometía a Dios.

La verdadera autoridad sirve para el bienestar de sus seguidores.
Esto lo podemos ver muy claramente en la manera como Jesús mismos ejercía su autoridad. El dijo: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos." (Marcos 10:45)
La parábola en Mateo 24:45-51 ilustra muy bien este principio: "¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?" - Aquí vemos a un siervo que fue puesto "sobre su casa", o sea, le fue delegado cierta autoridad. ¿Con qué finalidad? "para que les dé el alimento", o sea, que cuide del bienestar de ellos. "Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá." - El siervo es evaluado y promovido según su obediencia a su autoridad superior, y según el trato que dio a las personas que estaban bajo su autoridad. "Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo ... y lo castigará duramente". Cuando el siervo abusa de su poder para su propia gratificación, y trata mal a los siervos bajo su autoridad, entonces merece ser castigado.
De la misma manera, un gobierno, un empleador, un padre de familia, un anciano de una iglesia, no está puesto para beneficiarse a sí mismo, sino para servir y cuidar del bienestar de los que están bajo su autoridad.

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El conflicto entre los dos sistemas de poder

El mundo actual se encuentra en un conflicto continuo entre dos sistemas de poder completamente opuestos: un sistema de autoridad justa, redentora, libertadora que sigue la voluntad de Dios, y un sistema de poder ilegítimo, usurpado y esclavizante, que está bajo el mando de satanás.
Este conflicto se libra en todas las áreas de la sociedad. En el gobierno secular, en las iglesias, en las familias, en los lugares de trabajo y estudio ... en todos los lugares podemos encontrar unas "autoridades" que actúan de manera justa, recta e íntegra; pero también encontramos a muchos otros que abusan de su poder, actúan con falsedad, y esclavizan a quienes dependen de ellos.

¿Cuál es nuestro papel como cristianos en este conflicto?

Jesús venció al diablo y le quitó su poder (1 Juan 3:8, 2 Tim.1:10, Lucas 10:18). ¿Qué hizo Jesús con este poder? En Lucas 10:19, El dice a Sus discípulos: "Miren, les doy autoridad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada les dañará." Esta misma "autoridad" se extiende en Marcos 16:17-18 a todos los creyentes. ¡Los creyentes iban a "gobernar" nuevamente sobre la creación, como lo fue el plan de Dios para el hombre desde el inicio! En otras palabras: Jesús devolvió a los creyentes la autoridad que el diablo había robado a Adán.
Entonces, como cristianos somos parte del sistema de autoridad justa establecida por Dios - pero no una parte pasiva, no solamente "debajo" de esta autoridad; sino una parte activa, llamados para ejercer esta clase de autoridad nosotros mismos. "Pero ustedes son un linaje escogido, un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios, para que anuncien las virtudes de aquel que les llamó de la oscuridad a su luz asombrosa." (1 Pedro 2:9)

Existen por lo menos tres formas como podemos ejercer autoridad justa:
- Por medio de la obediencia activa, donde estamos bajo una autoridad justa.
- Donde tenemos autoridad nosotros mismos, usando esta autoridad para aumentar el nivel de justicia en la sociedad.
- Pero también, donde estamos bajo una "autoridad" o un poder injusto, por medio de la resistencia contra este poder.

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El significado del abuso

Podemos definir el abuso como el pecado cometido por una persona en autoridad, cuando sobrepasa los límites de su autoridad.
Aquí entran varios elementos:

1. El abusador se encuentra en una posición de superioridad frente a su víctima. La víctima no puede defenderse porque se encuentra en la posición más débil; en una relación de subordinación o dependencia.

2. La víctima es normalmente una persona que puede esperar legítimamente que la persona en autoridad le ayude a satisfacer sus necesidades. En cambio, el abusador se aprovecha de la víctima para satisfacer sus propios deseos; entonces la víctima se siente "robada".

3. El abusador logra su objetivo por medio de la manipulación (el uso de medios no honestos y de pretextos para disimular sus verdaderas metas). Manipular significa pasar por alto la voluntad propia de la víctima y lograr que la víctima haga algo que no haría si fuera completamente libre para decidir. Podemos observar por lo menos cuatro clases de manipulación, que se pueden ilustrar todas con un ejemplo bíblico:

  • Obligación por fuerza y violencia. Ejemplo: los hermanos de José que vendieron a José como esclavo a Egipto (Gén.37). La víctima simplemente no tiene la posibilidad de defenderse y de actuar como lo haría si fuera libre.
  • Amedrentando, causando miedo. Los líderes religiosos abusivos a menudo insinúan que si alguien no hace caso a sus exigencias, caerá bajo una maldición o bajo el castigo de Dios. Especialmente en personas muy sensibles y dedicadas a Dios, estas amenazas pueden tener un efecto igual de aterrador como la violencia física. - Ejemplo: Las falsas profetisas en Ezequiel 13:17-23, que "entristecen con mentiras el corazón del justo".
  • "Mendigando", fingiendo una falsa debilidad o necesidad. Ejemplo: los gabaonitas que aparentaban venir desde muy lejos para hacer un pacto con Israel, mientras en realidad vivían en medio de la tierra que Israel tenía que ocupar (Josué 9). La víctima se siente movida a compasión; probablemente se sentirá culpable si no coopera. El manipulador utiliza estos sentimientos de compasión y culpa para lograr que la víctima haga algo que en realidad no quiere hacer.
  • Por medio de "buenas obras". Ejemplo: Absalón quien se paró junto a la puerta del palacio real ofreciendo favores a todos los que pedían una audiencia ante el rey, con el fin de "robar el corazón del pueblo" y derrocar al rey (2 Sam.15:1-6). El manipulador brinda favores a la víctima, para que la víctima tenga una "deuda" ante él y se sienta obligada a complacerle, en contra de su propia voluntad.
  • Por medio de información falsa. Ejemplo: la esposa de Potifar que acusó a José falsamente ante Potifar (Gén.39:7-20). En este caso, la víctima cree estar actuando de manera completamente correcta, al hacer algo que nunca haría si supiera los hechos verdaderos.

Los ejemplos citados demuestran por sí mismos que Dios aborrece la manipulación.

4. La privacidad e integridad personal de la víctima es invadida de manera violenta.

Podemos distinguir diferentes formas de abuso según el área que afectan:
- Abuso físico (maltrato, tortura)
- Abuso sexual (violación, exposición forzada a pornografía, etc.)
- Abuso emocional (manipulación, amenaza, violación de la privacidad; padres que exigen de sus niños que cumplan los necesidades emocionales de los padres)
- Abuso económico (empresas que emplean a niños para poder pagarles un sueldo menor; padres que presionan a sus hijos para que cumplan sus necesidades económicas - 2 Cor.12:14b)
- Abuso espiritual (abuso de una posición en el liderazgo espiritual y del nombre de Dios, líderes que se ponen a ellos mismos en el lugar del Espíritu Santo e interfieren en la vida privada de sus seguidores - Rom.14:4,10,13; 1 Cor.7:23)

Si la autoridad justa representa y refleja el carácter de Dios, entonces podemos concluir que el abuso del poder refleja el carácter de satanás. El abuso del poder, visto desde esta perspectiva, es una proclamación del diablo ante el mundo. (Por consecuencia, ¡es obviamente el mal más terrible cuando un cristiano comete abuso del poder!)

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Consecuencias del abuso en las víctimas

Para ilustrar las consecuencias del abuso, compararemos la personalidad humana con una ciudad.
El siguiente dibujo representa a la personalidad íntegra, según el plan de Dios:

LA PERSONALIDAD INTEGRA

En el centro de esta ciudad se encuentra su gobierno, la voluntad. La voluntad decide lo que hará la persona. En gran medida, el cuerpo, la mente y aun las emociones son controlados por la voluntad.
El trono está edificado sobre el tesoro de la autoestima y del valor propio. Una persona con una autoestima alta, por lo general tendrá una voluntad fuerte. Una persona con autoestima baja, en cambio, tendrá una voluntad más débil.
La ciudad está rodeada por la muralla de la integridad personal. Todo lo que se encuentra dentro de la muralla es lo que es propio de la persona: su privacidad. Nadie más tiene que decidir sobre esta área. La Biblia demuestra que desde el principio, Dios protege la esfera privada e íntima de cada persona, resaltando la dignidad de cada persona como imagen y semejanza de Dios (Gén.1:27). Cuando el hombre pecó, Dios no lo expuso a la vergüenza, sino cubrió su desnudez (Gén.3:21). Dios prohíbe cada tipo de acepción de personas que niegue a ciertas personas su dignidad por causa de su raza, nacionalidad, o posición social (Hechos 10:34-35; Sant.2:1-9).
La muralla no está completamente cerrada; tiene portales de comunicación. Allí es donde la persona sale de su privacidad para entrar en contacto con el mundo alrededor. Comparte su vida con otras personas, y deja que otras personas compartan su vida con ella. Lo importante aquí es: Yo mismo tengo las llaves. Yo mismo decido cuando abrir y cuando cerrar las puertas; a quiénes dejo entrar en mi "ciudad" y a quienes no. Es mi asunto decidir a quienes doy el derecho de influenciar mi vida privada, y sobre qué cosas de mi vida privada estoy hablando con qué personas.
Dios mismo respeta este derecho de una persona a "abrirse" o "cerrarse" según su propia decisión. En Apoc.3:20, El dice: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." El Señor, la máxima autoridad, podría bien decir: "Tú eres mi propiedad, y yo de todas maneras tengo el mejor plan para tu vida; entonces si no me abres la puerta voluntariamente, voy a romperla a la fuerza." Pero Dios ha decidido que tengamos una privacidad, y El mismo la respeta. El no obliga ni manipula a nadie para que abra la puerta en contra de su voluntad.
Por encima de la ciudad vemos el cuidado de Dios. Dios cuida a cada persona y mantiene su gobierno sobre ella, no importa si es creyente o no: "...vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mat.5:45).
Hay dos columnas que sostienen la relación de la persona con Dios: las autoridades y la confianza. Las autoridades, cuando gobiernan según la voluntad y los principios de Dios, son un reflejo del carácter de Dios en el mundo, como vimos arriba. Ellas son "canales" por medio de los cuales Dios hace llegar su provisión, su justicia, su verdad a los hombres. En esta situación, la persona puede tener confianza porque es protegida tanto por Dios mismo como por autoridades justas. Entonces se acercará a Dios confiadamente con cualquier necesidad que tenga (Hebr.4:16).

Ahora veremos lo que sucede cuando la autoridad abusa de su poder:

LA PERSONALIDAD HERIDA / ABUSADA

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La violación de la integridad personal

Por medio de la fuerza y la manipulación, una voluntad ajena ha abierto una brecha en el muro, ha invadido la ciudad y se ha sentado encima del trono. No entró por el camino legítimo, por la puerta, sino por encima del muro, violando la privacidad de su víctima. Todo abuso, no solo el abuso sexual, es una violación, porque la privacidad de la persona es violada. El Señor dice respecto a ello:

"De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es." (Juan 10:1-2)

El abusador satisface sus propios deseos (de poder, dinero, importancia, satisfacción emocional o sexual, etc.) a expensas de la víctima. En vez de darle algo, le quita algo; en consecuencia, es un ladrón.

"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas." (Juan 10:10-11)

El tesoro es saqueado: la persona abusada pierde su autoestima y empieza a sentirse indigna e inferior.
Es bastante común que las víctimas de una violación se echan la culpa a ellas mismas: "No debería haber ido por ese lugar a esas horas", "Debería haberme vestido de otra manera", "No debería haber ido sola" ... - La verdad es que ninguna circunstancia da a alguien el derecho de violar a una mujer indefensa. La culpa siempre es del violador. Pero la víctima no se da cuenta de ello porque su conciencia también fue violada.

Esta violación de la conciencia es característica para todas las formas de abuso, y especialmente para el abuso espiritual. El abusador insinúa, de una forma u otra, que él tiene todo el derecho de hacer lo que hace, y que la víctima se hace culpable si se queja o incluso se atreve a denunciar al abusador. Dios dice por medio del profeta Ezequiel que esta es una forma de magia, que El condena:

"He aquí yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo ... por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo, por tanto, no veréis más visión vana, ni practicaréis más adivinación" (Ezequiel 13:20-23).

En el capítulo 34 de Ezequiel está descrito lo que sucede cuando una nación entera está sujeta al abuso de poder. El profeta se dirige a los "pastores" de Israel, o sea, tanto a los líderes espirituales como políticos y económicos. Demuestra que la tarea principal de una autoridad es proveer para las necesidades de los que dependen de ella. Pero los pastores de Israel se aprovecharon del rebaño para cumplir sus propias necesidades:

"¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? - Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia."(v.2-4)

La consecuencia es una miseria nacional:

"Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado. Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas." (v.5-6)

Esta podría ser una descripción gráfica de la situación nacional del Perú, como consecuencia de la conquista y los abusos subsiguientes.

Por la brecha abierta en el muro entran fácilmente los mensajes de vergüenza y menosprecio. La víctima se vuelve muy vulnerable a mensajes como estas: "Tú no vales nada." - "¿No eres capaz de actuar diferente?" - "Tú tienes la culpa de todo." - "Tú nunca tendrás éxito." - Se siente inferior, culpable y sucia; empieza a odiarse a sí misma. Los mensajes de vergüenza la influencian tanto que empieza a actuar según ellas.

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El ataque satánico contra la voluntad

La voluntad es el "gobierno" de nuestra persona. Cada compromiso con Dios requiere una decisión de la voluntad. Por eso, es una meta principal del enemigo atacar, debilitar y cautivar nuestra voluntad, para hacernos incapaces de relacionarnos con Dios. Lo logra por medio de la violación de las fronteras personales y la opresión por una voluntad ajena. Por eso, el abuso es en primer lugar un problema espiritual.
La voluntad del abusador ha ocupado directamente el lugar de la propia voluntad de su víctima. La víctima queda oprimida, sujeta y dependiente de la voluntad ajena para hacer cosas que en realidad no quiere hacer. Como resultado, la mente y las emociones reciben señales que se contradicen entre ellas, y así se confunden. Incluso el cuerpo es afectado: a menudo la persona descuida su higiene y su apariencia; y pueden aparecer todo tipo de enfermedades psicosomáticas.
El resultado es una persona que no tiene dominio sobre una gran parte de su voluntad. Por consecuencia, fracasa en áreas centrales de su vida; vez tras vez se propone un cambio pero no persevera ("yo quiero, pero no puedo"). Incluso para decisiones muy pequeñas, le cuesta mucho llegar a una conclusión porque sus "voces interiores" se contradicen constantemente. Este problema está descrito en Romanos 7:14-24:

"porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. ... Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí."

Además, la "brecha" en el muro queda abierta. Este es el punto más vulnerable de la persona, el lugar en el cual no es capaz de defenderse. De esta manera, "el abuso atrae más abuso". Aunque no quiere, la persona tiene la tendencia de dar lugar a personas abusivas para que invadan su vida, vez tras vez.

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Leyes secretas

El abusador logra mantener su dominio sobre su víctima, imponiéndole sus propias "leyes" de comportamiento. Estas leyes se convierten en "voces interiores" que controlan el comportamiento de la víctima aún años después. Las más frecuentes de estas "leyes" se pueden resumir así:

  • "No hables". La víctima siente temor de hablar de lo que había sucedido. Es posible que el culpable la haya amenazado y prohibido hablar. O la víctima intentó una vez expresarse, pero fue burlada y no creída, y no encontró comprensión.
  • "Disimula tus emociones". Esta "ley" rige el comportamiento en muchas familias. Si un niño muestra odio, ira, miedo, u otras emociones "negativas", en seguida es burlado o reñido. Pero estas emociones son señales importantes que indican problemas en la vida del niño. Sí el niño por vergüenza se acostumbra a negar y disimular sus emociones, le faltarán los instrumentos para descubrir y expresar problemas de su vida. Con el tiempo pierde también la capacidad de expresar emociones positivas.
  • "Prohibido cometer errores". En muchas personas abusadas se puede observar un perfeccionismo marcado y mucho miedo de hacer algo equivocado. La vergüenza que sienten por dentro les impulsa a dar mucha importancia a lo que los demás podrían decir o pensar de ellos. Esta "ley" lleva a sus víctimas a pensar que son tan inferiores que "merecen" ser abusados.
  • "No confíes en nadie": Una de las personas en las cuales la víctima confiaba más, abusó de esta confianza y la hirió profundamente. Es natural que entonces la víctima se dice: Ya no voy a confiar en nadie. Y no busca ayuda, porque desconfía aun de las personas que le pueden y quieren ayudar.

A menudo las "leyes secretas" mantienen su poder porque se mantienen secretas. Una vez descubiertas, la víctima puede darse cuenta poca a poco, a la luz de la Palabra de Dios, que estas "leyes" son mentiras, y así empezar a quebrantarlas.

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La destrucción de la confianza

Con el abuso se quebraron las columnas de la autoridad y de la confianza. La víctima se siente incapaz de confiar en alguien, especialmente en personas que representan autoridad.
Además, levanta muros de autodefensa. Puesto que fue herida, siente la necesidad de defenderse y de evitar nuevas heridas. Pero la voluntad ajena domina y es más fuerte; por eso no puede defenderse en el sitio donde entró esa voluntad. Entonces los muros de autodefensa se levantan en el lugar equivocado, cerrando las "puertas de la comunicación". Algunas formas de autodefensa son:

  • Aislamiento: la persona no se comunica y evita contactos muy personales, se esconde detrás de sus muros.
  • Crítica y agresividad: Para evitar ataques y heridas, la persona empieza a atacar primero. Critica, se levanta sobre otros, se muestra "espinosa". El motivo inconsciente es evitar que alguien se acerque demasiado y descubra su desastre interior.
  • Hacerse atractivo: con una alegría fingida, un comportamiento muy extravertido y amiguero; o con un comportamiento muy sumiso, amable, que cumple cada deseo de los que le rodean. Así trata de saciar su hambre de amor y atención; pero en su interior se queda sin comprensión profunda porque no comparte con nadie sus problemas verdaderos.
  • "Juramentos internos" que más adelante se convierten en ataduras inconscientes que obstaculizan la vida: "Nunca confiaré en un hombre", "Nunca me casaré", "Nunca tendré éxito", etc.

La tragedia consiste en que estos muros de autodefensa impiden la entrada de la ayuda que más necesita la víctima. Dios envía constantemente sus mensajes de amor y consuelo, y sus ofertas de ayuda. Los envía por medio de su Palabra, y por medio de personas que con mucha compasión intentan ayudar a la víctima. Pero la víctima desconfía aún de sus ayudadores.
Y lo peor de todo: El abuso es también un ataque contra la confianza en Dios, el Padre. Una persona que debería, como autoridad, representar la imagen de Dios, quebrantó esta imagen de manera violenta. Los efectos más graves resultan cuando se trata del propio padre, quien es la primera representación de Dios en la vida de cada niño. La víctima se imagina un dios violento, impaciente, que presiona, que nos falla, o que está demasiado lejos para ayudar.

Quiero anticipar en este momento que Dios de ninguna manera está indiferente frente al abuso. En la continuación de Ezequiel capítulo 34, después de describir la miseria de las ovejas heridas, Dios promete que El mismo va a intervenir y sanar. El va a juzgar el abuso, y El mismo va a asumir todas las responsabilidades que las autoridades han descuidado:

"He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano .... ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. Yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. ... En buenos pastos las apacentaré... Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada, vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil ... las apacentaré con justicia. ... Yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca, por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis. Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David (esta es una referencia profética a Jesús, el "Hijo de David") ... y estableceré con ellos pacto de paz."(v.10-16, 20-25)

Cuando Dios mismo se levanta y demuestra Su carácter como autoridad justa y responsable, entonces se van a sanar las heridas de la nación, y Dios será conocido como el que es en verdad.

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