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Wolfgang Simson es un promotor y asesor internacional de iglesias en casa.
¿Cómo reconoces a un apóstol cuando ves uno?
La respuesta rápida es: No lo reconoces.
Cuando Jesús, el verdadero apóstol y sumo sacerdote de Dios, entró en este mundo, lo hizo bajo estas circunstancias:
"Aunque el mundo fue creado por él, el mundo no lo reconoció." (Juan 1:10)
"El vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron." (Juan 1:11)
Juan el Bautista dijo a la gente religiosa de su tiempo: "En medio de ustedes se encuentra uno a quien ustedes no conocen." (Juan 1:26)
Aun Juan el Bautista admite: Si Dios no me le hubiera señalado específicamente, yo no le hubiera reconocido. Dios me lo dijo (Juan 1:33).
Pedro escribe que él fue la Piedra Viva, "rechazado por los hombres, pero escogido por Dios" (1 Pedro 2:4). La piedra "desechada por los constructores" se convirtió en piedra principal.
Más tarde, Jesús fue
invitado a un almuerzo en la casa de unos fariseos - o
sea, gente de la élite teológica que debían saber
acerca del Mesías venidero. El les dijo: "Dios en
Su sabiduría dijo: Yo les enviaré a profetas y
apóstoles; a algunos de ellos matarán, y a otros
perseguirán." (Lucas 11:48). A diferencia de los
apóstoles después de El, la venida de Jesús fue
esperada por el pueblo; había profecías acerca de El;
su lugar de nacimiento había sido profetizado de
antemano; fue anunciado por una estrella y por ángeles -
y aun así la gente no le reconoció, no le recibió, fue
casi ignorado, y rechazado aun por la élite profética y
teológica de Sus tiempos.
¿Qué debemos entonces esperar para nuestros tiempos?
¿Cómo podríamos reconocer a apóstoles
contemporáneos?
Una manera sencilla
consistiría en simplemente voltear nuestras expectativas
completamente de cabeza, esperar lo inesperado, buscar lo
que nadie busca.
Vayamos por ejemplo a la élite profética y teológica
actual; a estos bien conocidos líderes cristianos que
aparecen regularmente en los podios de las grandes
iglesias actuales (iglesias que no son apostólicas, por
más que usen títulos de "apóstoles"),
aquellos que ostentan poder y aparecen siempre en la luz
del escenario. Preguntemos a ellos: ¿quiénes son las
cinco personas que con más razón fueron expulsados de
la iglesia? De todos los cristianos conocidos, en vuestra
opinión estimada, ¿quiénes de todos ellos no pueden
ser, no serán, y absolutamente nunca deberían ser
hombres apostólicos? - Sus respuestas nos podrán dar
unas pautas excelentes.
O para decirlo de una manera un poco más gráfica: Jesús nos dijo como la religión establecida normalmente trata a los verdaderos profetas y apóstoles: les tira piedras. ¡Busquemos entonces montones de piedras! - Este, por supuesto, no es un método infalible para encontrar a apóstoles o profetas saludables. Pero si encontramos una pierna que sobresale de debajo de un montón de piedras tiradas por cristianos "expertos" conocidos y bien intencionados, entonces hay una alta probabilidad de que al jalar esta pierna, aparecerá una persona con un carácter y llamado profético o apostólico.
¿Por qué las iglesias
establecidas típicamente no reconocen a los enviados de
Dios - Sus profetas y apóstoles? Siempre es por el
orgullo religioso; la ceguera causada por la convicción
de que uno ya se encuentra en el centro del mundo
religioso, en la iglesia correcta, en la denominación
correcta, asegurado en la doctrina correcta o bajo la
sombra de un gran líder religioso. "Si Dios es
Dios, ¡El simplemente no podría ignorarnos, pasarnos
por alto, y hacer alguna cosa significativa sin nosotros!"
Esto sería simplemente impensable. ¿Por qué? - Pues
esto es como piensa el orgullo y la ignorancia, por temor
de ser ignorado y rechazado por Dios.
Entonces, si el temor y el orgullo ciegan nuestros ojos y
nos impiden ver las cosas de Dios correctamente,
empecemos a mirar con fe y con humildad. "Dios
escogió lo necio del mundo para avergonzar a los sabios;
... lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios ...
para que nadie se jacte en Su presencia" (1 Cor.
1:27-28). Si la iglesia no reconoce lo verdaderamente
profético y apostólico, es porque la iglesia está
mirando y actuando como el mundo, comenzó a pensar como
el mundo y a juzgar como el mundo. Esta visión mundana
les impide ver las cosas como Dios las ve. Debemos
"poner nuestra mirada no en lo visible, sino en lo
invisible, porque lo visible es temporal, pero lo
invisible es eterno" (2 Cor.4:18), escribe Pablo.
A veces siento que es una
parte de mi propio ministerio, estar en ciertos países y
simplemente buscar y encontrar a las personas
apostólicas. En el año 2000 visité el país africano
de Uganda, un país que había sufrido un tiempo
tormentoso durante los gobiernos dictatoriales de Idi
Amín y Milton Obote. Habían surgido unos movimientos de
oración saludables, proféticos y apasionados. La
historia del país había cambiado tremendamente, con
arrepentimiento y reconociliación, mientras se permitió
por un tiempo la presencia del ministerio profético.
Turistas religiosos del occidente ya estaban llenando el
lugar porque habían visto videos y habían escuchado
noticias de avivamiento, y así esperaban encontrar unas
"pepitas de oro" espirituales para llevarlas a
casa.
En medio de esta agitación, yo me sentí devastado y
perplejo, y clamé a Dios: "¿Dónde, oh Dios,
están tus arquitectos, los apóstoles? ¡No encontré ni
a uno!"
Entonces, un domingo fui invitado por mis anfitriones a
visitar una iglesia tradicional en Kampala, la capital de
Uganda, y me preparé mentalmente para soportar un
servicio dominical tradicional. Y todo fue exactamente
como yo había temido. El pastor se excedió en explicar
detalladamente por qué él necesitaba todo el dinero de
los miembros para poder construir un local más grande
ahora. Si alguien me conoce, entenderá que esta fue
posiblemente una de las peores situaciones, y una de las
más aburridas, en las que posiblemente me podría
encontrar. Pero en medio de esto, repentinamente Dios
habló a mi espíritu y dijo: "Fíjate en el que da
los anuncios. El es un hombre apostólico. ¡Acércate a
él después del servicio, regálale tu libro y dile que
él no está loco!" - Y de hecho, un hombre en el
cual yo no me hubiera fijado por nada, se levantó
solamente para dar unos anuncios, dijo unas pocas
palabras, y yo supe en mi espíritu: "Sí, esta es
la frecuencia verdadera, ¡este hombre es
apostólico!" Me acerqué a él después, y desde
entonces tuvimos varios encuentros, y descubrí que
efectivamente él era un hombre apostólico y que Dios lo
estaba preparando para su obra. El había estado al punto
de pensar que él estaba loco, porque él no encajaba de
ninguna manera en el mundo religioso. Alguien tuvo que
venir a él desde un país lejano para decirle que él
era normal.
¿En qué estado se encuentra una iglesia que desesperadamente necesita un ministerio apostólico, y todo lo que hace con el único hombre apostólico en medio de ella, es permitirle dar unos anuncios acerca de la playa de estacionamiento? Esto me hace llorar.
Fuente: "Starfish Manifesto" en http://starfishportal.net
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