Capítulo 7: Cuando cavas un hoyo para ti, tienes que echar el barro a alguien
Escuché los gritos ensordecedores de detrás de mí inundar el campo de fútbol. No eran buenas noticias para mi equipo. Volteé mi cabeza justo a tiempo para ver la camiseta blanca de un jugador de los Jefferson Blue Raiders, quien levantó los brazon en un gesto triunfal.
Suspiré y sacudí mi cabeza, disgustado. Depués de haber
llevado la delantera hasta la mitad del partido, los Osos
Ponderosa habían perdido la pelota al inicio de la segunda
mitad, y sus adversarios habían empatado.
Este no era un partido cualquiera. Era el Clásico de la Campana
de Bronce, el partido decisivo entre las dos mejores escuelas de
Kingston. El ganador recibía la Campana de Bronce, un trofeo
inmenso hecho de la campana original que antes se encontraba en
la torre de la escuela más antigua.
Nada fue tan importante para los alumnos del último año, como ganar este trofeo. Jefferson había mantenido la Campana de Bronce durante los últimos seis años; un período de humillación que esperé que iba a terminar esta noche.
Al mirar nuevamente hacia mi lado, distinguí una figura conocida asomándose sobre la baranda y mirando el campo. No estuve seguro, especialmente porque él estaba vestido con un manto muy ancho y un gorro grueso, como casi todos en este frío. Entonces él se volteó para mirar el tablero, y vi su perfil. De todos los lugares del mundo, pensé. ¿Qué hace él aquí?
Abandoné mi asiento para buscarle. Me acerqué desde atrás y le agarré de los hombros. "¿Qué haces aquí?" - Me preguntaba si él había venido acá a propósito, pero cuando él se volteó para ver quien le agarraba, se veía genuinamente sorprendido. Sonrió y me abrazó. "Jacob, qué bueno verte. Esperé que ibas a estar aquí."
"No pensaba que eras un aficionado al fútbol", dije.
"En realidad no lo soy, pero entiendo que no puedes estar en Kingston esta noche sin participar en este espectáculo. Nunca he visto algo así - ¡fuegos artificiales para iniciar el partido, y una multitud tan emocionada!"
"Es una rivalidad muy apasionada. Incluso lo describieron en la Ilustrada Del Deporte hace unos años. ¿Qué te trae a la ciudad?"
"Estoy visitando a unas personas y pensé encontrarme con alguien aquí. ¿Cómo está Andrea?"
"No tuvo ni un rastro de asma desde que oraste por ella el mes pasado. Estoy tan agradecido."
"Esto es grandioso. ¿Tú también estás mejor?"
"Me defiendo como puedo. No puedo decir que todo es maravilloso, pero realmente tomé a pecho lo que dijiste, Juan. Pedí a Dios que me ayude a ver cuánto él me ama, aun cuando las cosas no son fáciles. Económicamente seguimos muy apretados, pero Dios ha provisto por nosotros de unas maneras interesantes."
"¿Cómo por ejemplo?"
"Sigo trabajando en bienes raíces, aunque fue lento. Por mientras, unas personas me contrataron para pintar o remodelar jardines. Incluso algunas personas vinieron y me dieron unas ofrendas generosas para ayudarnos. No quise recibirlas, pero ellos dijeron que Dios lo había puesto en sus corazones. Cada vez, nosotros realmente necesitábamos lo que ellos dieron."
"¿No es Dios asombroso?"
"El nos hace pasar muy cerca del abismo, en mi opinión. - También vendí el primer edificio comercial hace unas semanas. Cuando este negocio sea concluído, será una gran ayuda."
"Solo recuérdate siempre que Dios no está preocupado por el día de mañana, porque él ya lo solucionó. El te invita a vivir con él en el gozo del momento, respondiendo a lo que él pone justo delante de ti. Esta libertad de simplemente seguirle, transformará muchas áreas de tu vida. El te ama, Jacob, y él quiere que vivas en esta seguridad, sin tener todo solucionado de antemano."
"Estoy empezando a comprenderlo un poco. He estado leyendo Romanos 8 vez tras vez, intentando comprenderlo. Parece que Pablo apoyó su confianza en el amor de Dios en lo que él hizo en la cruz. Por eso, él nunca más dudó del amor de Dios por él, no importa cuántas brutalidades tuvo que sufrir. Yo siempre había visto la cruz como un asunto de justicia, no de amor, por lo menos desde la perspectiva de Dios. Yo sé que Jesús nos amó lo suficientemente para morir por nosotros, ¿pero no fue Dios quien exigió todo esto de él? Si él trató de esta manera a su propio hijo que fue inocente, ¿cómo comprueba esto su amor por mí?"
"Estás cometiendo un error común. Demasiada gente ve la cruz solo como un acto de justicia divina. Para satisfacer su justicia, Dios castigó a su hijo, y así nos permitió salir sin castigo. Esto puede ser buenas noticias para nosotros, ¿pero qué dice esto acerca de Dios?"
"Esto es exactamente lo que siempre me irritaba. He entendido como la cruz me muestra el amor de Jesús, pero ciertamente no me hace querer a Dios."
"Pero esto no es como Dios mira la cruz, Jacob. Su ira no fue el castigo del pecado, sino el antídoto contra el poder del pecado. Como Pablo lo describe, el propósito de la cruz fue que Jesús fuera hecho pecado, para que Dios pueda condenar el pecado allí, y sacarlo de la raza humana. Su plan es no solo perdonar el pecado, sino destruirlo para siempre, para que nosotros seamos libres."
"¿Y cómo pudo Dios someter a su Hijo a tanto sufrimiento?"
"No pienses que Dios estaba solamente mirando desde lejos en aquel día. El estuvo en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo. Esto es algo que el Padre y el Hijo hicieron juntos. No fue un sacrificio que Dios requería, sino un sacrificio que Dios mismo proveía porque nosotros lo necesitábamos. Es como si un caballo galopando iba a atropellarnos en la calle, y él se echó delante del caballo y nos empujó fuera de su camino. Jesús fue quebrantado por el peso de nuestro pecado, para que nosotros podamos ser rescatados."
"Esto es algo que quiero comprender mejor", respondí. "Pienso que recién comienzo a comprender cómo la iglesia me ha desviado."
"¿Realmente? Yo no creo que la iglesia desvíe a la gente. Las instituciones religiosas tal vez lo hacen, pero no confundamos esto con la iglesia como Dios la ve."
Su uso de las palabras me confundió, pero proseguí: "Unos días después de nuestra última conversación, me encontré con Ben Hopkins. El había sido mi asistente en una célula que yo dirigía antes de ser expulsado de la iglesia. El ha descubierto algo que se llama iglesia en casa, y encontró mucha información sobre esto en la internet. El y yo comenzaremos una iglesia en casa este fin de semana."
"¿Realmente harán esto?" - El parecía mucho menos entusiasmado de lo que yo había esperado.
"Sí. ¿No fue así como comenzó todo? Los primeros
creyentes se reunían en sus casas. No levantaron organizaciones
grandes. No tenían un clero profesional que manejaba todo. Ellos
simplemente compartían la comunión entre hermanos. Esto es lo
que yo estaba buscando desde que me convertí. Yo siempre estaba
pensando que nuestra forma de iglesia causa más problemas de los
que soluciona.
Esta es la única respuesta de todas que escuché, que realmente
me entusiasma. Parece que hay miles de personas en el mundo
entero que han abandonado nuestras congregaciones tradicionales,
y están intentando redescubrir la vida que experimentaba la
primera iglesia. Muchos dicen que es el movimiento de Dios para
purificar su iglesia en los últimos días."
"Y esto sucederá simplemente reuniéndose en una casa, ¿no cierto?"
Su cinismo aparente me sorprendió. "¿Tú no lo crees?"
"No me malentiendas, Jacob. Es maravilloso encontrar formas de compartir la vida en una relación personal con otros creyentes. Pero simplemente trasladar las reuniones a una casa, no logrará todo lo que esperas."
"Lo sabemos. Tenemos un grupo de cinco familias que quieren juntarse en una iglesia en casa, y realmente tener comunión. Tendremos nuestra primera reunión el domingo por la noche. ¿Te gustaría venir?"
"Me gustaría ver lo que están haciendo, pero pienso que no me quedaré en la ciudad hasta el domingo."
Justo entonces vi una cara conocida salir de la multitud y acercarse a mí. Desde que salí de la iglesia Comunidad del Centro, me había acostumbrado a rebuscar siempre las multitudes en mi alrededor. Tantas mentiras habían sido esparcidas acerca de mí, que estaba cansado de enfrentarme. Ahora uno de los peores incentivadores de esa máquina de rumores iba a pasar por mi lado. Bob era un líder de la iglesia, y habíamos estado juntos en un grupo de rendir cuentas por mucho tiempo. Justo cuando pensé que no iba a verme, nuestras miradas se encontraron. Intentando ser amable, extendí mi mano. "Bob, ¿cómo estás?"
El retrocedió, se volteó y pronto desapareció en la multitud. Yo me sentí como un idiota con mi mano extendida y mi cara roja de vergüenza, porque me di cuenta de que Juan lo había visto todo. "Odio esto", dije, volteándome para mirar el campo. Juan se volteó también y apoyó sus codos en la baranda.
"Todo el tiempo desde que salimos de la Comunidad del Centro, sucede lo mismo. Personas que eran amigos cercanos, se alejan como si no me conocieran. Bob y yo estábamos muy cerca. Le ayudé a pasar por un tiempo difícil con su esposa hace pocos años, y ahora él ni siquiera puede admitir que me conoce." Sacudí mi cabeza. "Y esto ni siquiera es lo peor."
"¿No?"
"Me siento enfermo cuando las personas que pensé que eran amigos, se alejan y aparentan no verme. Pero ellos son por lo menos más honestos que aquellos que me acuchillan por la espalda, y después me abrazan y me sonríen en público y actúan como si nada hubiera pasado. Me choqué con mi pastor antiguo un día en una boda. El se me acercó y me abrazó como si fuéramos los mejores amigos, y todo el tiempo miraba alrededor para asegurarse de que todo el mundo viera cuán amable era. Quise alejarle de mí, pero sabía que me hubiera visto poco amable."
"Es increíblemente triste, ¿no?"
"¿Triste? ¡Es completamente despreciable!"
"¿Es esto lo que percibes de su parte?"
"No estuve hablando de su desprecio, ¡estuve hablando del mío!"
"Yo también, Jacob. El desprecio de otras personas no te puede tocar si tú no estás jugando el juego de ellos."
"¿De qué juego estás hablando?" - Justo entonces, los gritos de enfrente llamaron mi atención al partido, justo para ver la pelota caerse del aire después de un pase largo, ante los pies de otro temido Blue Raider. Sin mayores obstáculos avanzó hacia el arco.
"Vamos a echarlo a perder nuevamente", murmuré enojado. Ahora iba a sufrir otro año de humillación por la derrota de mi equipo.
"¡Este es el juego, aquí mismo! Tu valor como persona está atado a lo que veintidós alumnos de secundaria hacen o no hacen en este campo de fútbol. Tú estás en medio del juego, y por eso te sientes tan horrible cuando la gente no sabe como recibirte."
"¿De qué hablas, Juan? Esto es solo un juego de fútbol. Yo estoy hablando acerca de gente real de carne y hueso."
"Yo también. Atar tu valor a veintidós jugadores de fútbol, o a una mentira que alguien habló acerca de ti, es una misma cosa."
Cuando se anotó un punto para los Blue Raiders, supe que estábamos perdiendo el partido. "De todos modos, este no es un juego justo."
"¿No?"
"No. El defensa que está lanzando todos estos pases, debería estar jugando por nosotros. El estaba en el distrito de Ponderosa, pero fue transferido a Jefferson cuando comenzó la secundaria. El es probablemente el mejor deportista que esta ciudad ha visto. Los rumores dicen que hubo muchos tratos ocultos con el entrenador de Jefferson para convencerle a hacerlo. El le prometió una beca en una universidad importante después de su graduación."
"¿Tú sabes esto?"
"Todos lo saben, Juan. Incluso dicen que ahora tiene un problema con drogas, y la escuela lo esconde para que pueda seguir jugando por ellos. Ellos probablemente serán los campeones de todo el valle este año."
"Estás hablando acerca de Craig Hansen, ¿no cierto?"
"¿Le conoces?"
"Conozco a su padre bastante bien. Es el hombre con quien desayuné cuando te encontré en el restaurante hace casi un año. Pienso que no sabes los hechos verdaderos. Craig es un muchacho grandioso, y te aseguro que no está consumiendo drogas."
"Pero siempre nos abandonó."
"No tienes ninguna idea de lo que sucedió, ¿no cierto? Hace dos años, la madre de Craig murió, y el negocio de su padre se quebrantó. Ellos ya no pudieron mantener su casa, y se fueron a vivir con su tía y su familia. No hubo manera como llevarlo al otro extremo de la ciudad para jugar con sus compañeros antiguos. Craig casi se muere por ello. Aun ahora, tiene muy pocos amigos en el equipo. Ellos aman su destreza, pero muy pocos se interesan en él como persona, y él está muy solitario."
"Esto no es lo que escuché."
"Pero es la verdad. Acompañé a su padre mientras pasaban por todo esto."
"¿Por qué no lo dijo a nadie? El simplemente desapareció, y más tarde apareció jugando por nuestro rival odiado."
"Estuvo demasiado avergonzado para intentar explicarlo incluso a sus compañeros de clase. Su problema es bastante parecido al tuyo."
"¿Qué quieres decir?"
"El también sabe como se siente ver a sus amigos antiguos alejarse de él cuando le ven en la calle."
"¡Gol para ti!" dije y sonrié a Juan. Nunca me doy cuenta cuando él viene acechándome con un ejemplo acerca de mi vida, hasta que es demasiado tarde. "Estoy haciendo lo mismo con Craig, lo que otros hacen conmigo."
"Bueno, esto es solo una parte del asunto, Jacob. Tú estás atrapado en el mismo juego de ganar aprobación. Es así como funciona la cultura. Haz lo que ellos quieren, y te colmarán de afirmación. Haz algo que no les gusta, y ellos crucificarán tu reputación, sin importar los hechos."
"Lo siento tanto por Craig. Nunca lo supe."
"Y yo lo siento por ti, Jacob. Los sistemas religiosos tienen que jugar al juego de la aprobación para poder funcionar."
"¿Y por eso pude pasar de ser la nueva estrella, a ser desechado y condenado, de un momento al otro?"
"Exactamente", dijo Juan. "Y por eso podrías volver a ser la nueva estrella mañana, si regresaras y les dijeras que todo fue tu culpa. Ellos celebrarían tu regreso tan rápidamente como te echaron fuera. Todo lo que les importa es que sigas jugando el juego de ellos."
Ambos observamos el campo de juego, pero yo ya había perdido el hilo del partido. Entonces empecé a comprender. "Entonces, aunque ya no estoy allí, ¿sigo jugando el juego, no cierto?"
"Oh sí", dijo Juan con una sonrisa. "Es mucho más fácil salir del sistema, que hacer que el sistema salga de ti. El juego se puede jugar igualmente desde afuera como desde adentro. La aprobación que sentías entonces, vino de la misma fuente como la vergüenza que sientes ahora. Es por eso que te duele tanto escuchar los rumores, o ver a los amigos antiguos alejarse. Para decir la verdad, algunas de estas personas todavía se preocupan verdaderamente por ti. Solamente no saben como demostrarlo, ahora que ya no juegas por su equipo. Ellos no son gente mala, Jacob, solo hermanos y hermanos perdidos en algo que no es tan piadoso como ellos piensan."
"Mi hija, Andrea, me contó que la semana pasada en la escuela escuchó por casualidad la conversación de dos profesores. Ella reconoció una de las voces como de un anciano de la Comunidad del Centro que enseña en su escuela, y escuchó que hablaban de mí. El dijo a su colega que yo había realmente dañado la iglesia, y que había escuchado que yo tenía un problema con el alcohol."
"¿Cómo lo manejó ella?"
"Le pregunté qué pensaba ella, y su respuesta me sorprendió. 'Bueno, papá', dijo, 'cuando uno cava un hoyo para sí mismo, supongo que tiene que echar el barro a alguien.' Después se fue a jugar."
Juan se rió tanto como nunca le había visto reirse. "¡Esto me gusta! Es asombroso, cuán fácil es para los niños descubrir el juego. En su mente no cambia quien eres tú, solo por causa de lo que otros hablan. Ella no juega el juego."
"¿Pero por qué no puede esa otra gente ver cuán destructivo es este juego? ¡Ellos creen todas las mentiras!"
"Ellos no quieren verlo, Jacob. Los sistemas religiosos acechan la inseguridad de la gente. No han aprendido cómo vivir en el amor del Padre, seguir su voz y depender de él. En consecuencia, no pueden hacer nada que amenazaría su lugar en el juego, o se sentirían perdidos. ¿Te recuerdas de nuestro paseo por la Escuela Dominical hace un poco más de un año? Atamos a la gente a su necesidad de aprobación a una edad muy temprana, e intentamos explotarla por toda su vida."
"Y una parte de este entrenamiento es marginar a aquellos que no se conforman." Dejé escapar un suspiro profundo. "Yo ciertamente lo he hecho con otros. No tenía ninguna idea de cómo uno se siente al otro lado."
"El institucionalismo produce amistades basadas en el trabajo. Mientras están juntos en el mismo trabajo, pueden ser amigos. Cuando no lo están, la gente te trata como verdura malograda. Ahora sabes cómo uno se siente al otro lado. Una de las cosas más grandes que Jesús hace en ti ahora, es liberarte de este juego, para que puedas vivir profundamente en él, en vez de preocuparte de lo que los demás piensan de ti."
"He sido torturado por esto toda mi vida."
"Y mientras que necesitas la comprensión y la aprobación de la gente, seguirás siendo la víctima de cualquiera que se dispone a mentir acerca de ti."
"¿Entonces debo simplemente aceptarlo?"
"Aprenderás la mejor manera de manejarlo. Pero ahora mismo necesitas entender que es tu necesidad, convencer a los demás de que tienes razón. Esta es tu necesidad, pero no es la necesidad de Dios. ¿Alguna vez te diste cuenta de cuán poco a Jesús le interesaba su reputación en público? Aunque la gente no le entendía, y le acusaban de cosas terribles, él nunca se levantó en su propia defensa, y nunca se dejó distraer de lo que el Padre le había mandado hacer."
"O sea, él no jugaba el juego."
"Correcto, Jacob, y él te ayudará a dejar de jugarlo. Y entonces te sorprenderás cómo serás capaz de ayudar a los demás a encontrar la misma libertad."
"Bueno, ¡se acabó! Ya no jugaré el juego."
Juan se rió otra vez. "Cuánto desearía que fuera tan fácil. Tú ya sabías que ellos estaban equivocados, pero seguías siendo afectado. ¿Cómo vas a parar así no más? Esto va a ser un proceso bastante largo. Incluso el dolor del rechazo es parte del proceso. El utiliza lo que sucede, para enseñarte a preocuparte más por lo que el Padre piensa de ti, que por lo que piensan los demás."
"Por eso estoy tan entusiasmado acerca de nuestra nueva iglesia en casa. Podremos tratar los asuntos verdaderos como este."
Esperé que él me iba a animar a hacerlo, pero él me miró como si yo no hubiero comprendido nada de lo que él había dicho. Primero no entendí por qué; pero después lo vi más claro. "¿Es esto el mismo juego también?"
"No necesariamente", respondió Juan, "pero podría serlo, con la manera como estás pensando hacerlo."
"¿Por qué?"
"Si este será otro lugar para que encuentres tu identidad allí, y para que cubras tu vergüenza con la idea de que tienes una mejor manera de hacerlo que todos los demás, entonces estarás intentando satisfacer la misma sed, solo de una fuente diferente. Esto es lo que escucho cuando lo llamas un gran mover de Dios. Sigues hablando como alguien que compite contra sus hermanos y hermanas. Si estás en competencia contra algo, no puedes amarlo. Y mientras anotas puntajes, puedes estar seguro de que estás compitiendo."
"¿Entonces no debemos hacerlo?"
"No dije esto, Jacob. Lo que espero, es que simplemente permitas que Dios te conecte con aquellos hermanos y hermanas con quienes él quiere que camines por ahora. Piensa menos en 'comenzar algo'. Piensa simplemente en compartir tu vida en Dios con otros que están en un viaje similar. No alimentes tu necesidad de tener más razón que los demás."
En este momento, alguien me agarró desde atrás con un abrazo de oso. Me pregunté quien podría ser, hasta que escuché sus palabras: "Te estaba buscando por un buen rato." - Fue mi esposa, Laura. - "¿Dónde están las canchitas y la gaseosa?"
La abracé y me di cuenta de que el partido estaba por terminar. "Me encontré con alguien y me quedé conversando. Déjame presentarte. El es Juan, de quien te estaba hablando."
"Estás bromeando", dijo, mientras extendió su mano hacia Juan.
El estrechó su mano y sonrió. "Es un verdadero placer conocerte por fin."
"Bueno, tú no te ves como si tuvieras 2000 años", dijo Laura para mi vergüenza, mientras le miraba. Yo ya había olvidado mi idea de que él podría ser el apóstol Juan.
Intenté decir algo, pero Juan me ganó. "Las apariencias pueden engañar", dijo, guiñando con los ojos. "Me gustaría hablar más, pero tengo que encontrar unas personas antes que termine el partido. Espero que tengamos otra oportunidad para conversar, Laura."
"Oh no, yo tenía tantas cosas que quería preguntarte."
"Otro día, seguramente", dijo mientras la multitud estalló una vez más en gritos. Los Blue Raiders anotaron otro punto.
"¿No odias también a ese defensa?" preguntó Laura.
"Ya no", dije.
Laura me miró sorprendida. "¿Quién tiene que ver con eso?"
Nos volteamos para decir algo a Juan, pero él ya se había ido. Le buscamos en la multitud, pero ya no pudimos verle.