Base
bíblica:
"Tú creaste mis entrañas; me formaste en el
vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación
admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé
muy bien!" (Salmo 139:13-14)
Necesitamos:
Una caja de tamaño regular, con tapa
Papel y colores para forrar la caja
Un espejo
¡Empecemos!
Como preparación, forramos la caja con un papel colorado
y escribimos con letras grandes en la tapa: "LA GRAN
MARAVILLA". Dentro de la caja ponemos un espejo.
En la clase, mostramos la caja tapada y anunciamos:
"Hoy les he traido algo muy especial. En esta caja,
ustedes podrán ver una gran maravilla. Los que quieren
mirar, pueden venir adelante, pero uno por uno. Y nadie
puede hablar de lo que ha visto, hasta que todos hayan
mirado."
Hay que ser bien estricto en cuanto al no hablar. - A los
niños que vienen adelante, uno por uno, les mostramos la
caja abierta, de manera que pueden ver su propia cara en
el espejo (y que los demás niños no puedan ver lo que
hay en la caja.) - ¡Puede ser bastante divertido
observar la mirada sorprendida de los niños, y las
expresiones de los otros niños que se preguntan qué
habrá en la caja!
Después que todos hayan visto
"la gran maravilla", podemos hablar con los
niños acerca de la experiencia. Les podemos hacer
preguntas como las siguientes: ¿Cómo te has sentido al
ver tu cara? - ¿Alguna vez alguien te ha dicho que eres
una maravilla?
Después les explicamos que esto no es un chiste, porque
de verdad Dios dice de cada uno de nosotros que somos su
creación maravillosa; y les explicamos los versos
citados del Salmo 139. ¡Tú mismo eres la gran maravilla
de Dios!
Esta actividad se puede utilizar
como introducción para una enseñanza acerca de las
capacidades que Dios nos ha dado, acerca del amor de Dios
por nosotros, o acerca del aceptarse a sí mismo y a los
demás. Muchos niños tienen una imagen muy pobre de sí
mismos y necesitan ser animados a reconocer el gran valor
que ellos tienen para Dios. También hay niños que
están acostumbrados a hacer comentarios burlones acerca
de las características físicas de otros niños (niños
muy altos o muy bajos, con orejas grandes, con un color
de piel diferente, etc.). De ninguna manera hay que
darles oportunidad de hacer esto durante esta actividad;
al contrario, hay que enseñarles a respetarse mutuamente
como creación de Dios y valorar a cada persona tal como
Dios la ha creado.