Discurso en ocasión de la recepción del premio "Profesor del año" de la ciudad de Nueva York, 31 de enero de 1990
Recibo este premio en el nombre de todos los buenos profesores que conocí en el transcurso de los años, quienes lucharon por tener un intercambio honesto con los niños; que seguían cuestionando, en la lucha por definir la palabra "educación". Un "profesor del año" no es el mejor profesor - estos son demasiado silenciosos para ser descubiertos fácilmente -, pero es un abanderado, un símbolo de estos hombres y mujeres que pasan su vida en el servicio de los niños. Este premio es igualmente suyo como mío.
Vivimos en una gran crisis escolar. Nuestros niños (de
los Estados Unidos) se encuentran al final de una lista de
19 naciones industrializadas en la lectura, la escritura y la
aritmética. La economía mundial se sostiene en nuestro propio
consumo de la producción - y las escuelas son un importante
punto de venta. Nuestra tasa de suicidio entre adolescente es la
más alta a nivel mundial; y la mayoría de los adolescentes
suicidas son ricos, no pobres. (...)
Nuestra crisis escolar refleja la crisis social más grande.
Parece que perdimos nuestra identidad. Los niños y los ancianos
son excluidos del mundo en una medida históricamente
desoconocida. Nadie habla todavía con ellos. Cuando los niños y
los ancianos ya no se relacionan unos con otros en la vida
diaria, entonces la sociedad ya no tiene ni futuro ni pasado.
Vivimos en redes en vez de comunidades, y esto hace que todos
sean solitarios. La escuela es un actor principal en esta
tragedia. Con la escuela como mecanismo de selección, estamos en
camino de crear un sistema de castas...
En mis 25 años como profesor me asombré al descubrir que la
educación escolar se vuelve irrelevante en cuanto a las grandes
empresas de este planeta. Nadie cree todavía que los
científicos sean formados en los cursos de ciencias, o los
políticos en los cursos de civismo, o los poetas en los cursos
de lenguaje. En realidad, las escuelas ya no enseñan nada,
excepto el obedecer órdenes.
Esto es un gran misterio para mí, porque miles de profesores
humanos, misericordiosos trabajan en las escuelas; pero su
contribución es arrasada por la lógica abstracta de la
institución. (...) El timbre suena, y el joven que está en
medio de redactar un poema, tiene que interrumpir su trabajo y
caminar a otra celda, donde tiene que memorizar que los humanos y
los monos tienen un ancestro común.
Nuestra escuela obligatoria es un invento del estado de
Massachusetts alredeor de 1850. Unos 80% de la población se
levantaron en contra de la escuela obligatoria - algunos de ellos
hasta con fusiles. Su última fortaleza en Barnstable, Cape Cod,
no entregó a sus hijos hasta después de 1880, cuando su área
fue ocupada por el ejército, y los niños fueron obligados a ir
a la escuela bajo vigilancia militar.
Una curiosidad para reflexionar: Según un documento oficial de
la oficina del senador Ted Kennedy, antes de introducir la
escuela obligatoria, la tasa de alfabetización en el estado de
Massachusetts era de 98%. Después bajó a menos de 91% y nunca
volvió a superar esta cifra hasta hoy. Espero que esto le
interese a Ud.
Aquí hay otra curiosidad para reflexionar: El movimiento de la
educación en casa (homeschooling) ha crecido
silenciosamente a un millón y medio de alumnos. El mes pasado se
reportó que los niños educados en casa se adelantan a los
niños escolarizados por cinco a diez años en su capacidad de
razonar.
No creo que podamos deshacernos de las escuelas tan pronto ...
pero si queremos contrarrestar el desastre inminente de
ignorancia, tenemos que entender que el sistema escolar
"escolariza" muy bien, pero no "educa" - y
que esta es una característica inseparable del sistema mismo. No
se trata de que los profesores fueran incapaces, o de que
faltaría dinero; es simplemente imposible que la educación y la
escuela sean alguna vez lo mismo.
El sistema escolar fue diseñado por hombres como Horace Mann,
Barnard Sears, y otros, para que sea un instrumento de la
administración científica de una población masiva. El
propósito de las escuelas es aplicar esquemas para crear hombres
esquemáticos, cuyo comportamiento se puede predecir y controlar.
En gran medida, la escuela tiene éxito en hacer esto. Pero al
mismo tiempo, nuestra sociedad se deshace; y en una tal sociedad,
las únicas personas exitosas son los individualistas con
confianza en sí mismos - porque murió la vida en comunidad, que
podría proteger a los dependientes y a los débiles. Como ya
dije, los productos de la "escolarización" se han
vuelto irrelevantes. (...)
Esta situación se da porque - como dijo Paul Goodman hace
treinta años - obligamos a los niños a crecer de manera
absurda. (...)
Es absurdo y en contra de la vida, ser obligado a estar encerrado
junto con personas de exactamente la misma edad y del mismo
estrato social. Este sistema nos aisla de la diversidad inmensa
de la vida, y de nuestro propio futuro...
Es absurdo y en contra de la vida, ser obligado a escuchar a un
extraño recitar poemas, si en lugar de esto deseas aprender a
construir casas; o a escuchar a un extraño que habla acerca de
la construcción de casas, si en lugar de esto estás interesado
en poesía.
Es absurdo y en contra de la vida, caminar cada día de celda en
celda según el dictado de un timbre, en una institución que no
te permite ninguna vida privada, y que te persigue hasta el
santuario de tu casa con sus exigencias de "tareas".
"¿Cómo entonces aprenderán a leer?" dirá Ud. Mi respuesta es: "Recuerde las lecciones de Massachusetts." Cuando los niños reciben una vida íntegra, en vez de una vida separada por edades en celdas, entonces aprenden con facilidad a leer, escribir y calcular, si estas cosas hacen sentido en la vida alrededor de ellos.
Actualmente son dos instituciones que mantienen a nuestros
niños bajo control: la televisión y la escuela, en este orden.
Ambos reducen el mundo real de sabiduría, valentía, moderación
y justicia a una abstracción interminable. En los siglos
pasados, la vida de un niño y adolescente estaba llena de
trabajo real, amor real al prójimo, aventuras reales, y una
búsqueda real de tutores que podían enseñarles aquello que
realmente deseaban aprender...
Pero esta es la cuenta del tiempo de los niños que yo enseño:
De las 168 horas de una semana duermen 56. Así les quedan 112
horas para desarrollar su personalidad.
Según investigaciones recientes, pasan 55 horas por semana
mirando televisión. Así quedan 57 horas.
Pasan 30 horas en la escuela, además de unas 6 horas para
alistarse y el camino, y unas 7 horas de tareas en casa. (N.d.tr:
La realidad actual es aun más brutal. ¡Los niños que yo
conozco, están entre veinte y treinta horas semanales ocupados
con sus tareas!) Durante todo este tiempo están vigilados
constantemente, no tienen ninguna vida privada, y son castigados
por cada intento de usar su tiempo o su espacio de manera
individual. Así les quedan todavía 12 horas por semana para
desarrollar una conciencia de su propia personalidad...
Esto realmente no es suficiente. Así producimos a personas
dependientes, incapaces de utilizar su tiempo; incapaces de dar
un sentido a su vida. Esta es una enfermedad nacional, esta
dependencia y falta de metas...
Pensemos en las cosas que nos destruyen como nación: las drogas,
la competencia sin sentido, el sexo como "pasatiempo",
la pornografía violenta, los juegos al azar, el alcohol, la
adicción al consumo - todas estas son adicciones de
personalidades dependientes, tales como son producidos
inevitablemente por nuestro sistema escolar.
Les diré lo que sucede con los niños que son despojados de
todo su tiempo - el tiempo que necesitarían para madurar -, y
que son obligados a vivir en abstracciones. Ud. tiene que
escuchar esto; porque cualquier reforma que no toma en cuenta
estas enfermedades específicas, es nada más que un pretexto.
1. Los niños que yo enseño, son indiferentes hacia el mundo de
los adultos. Esto va en contra de la experiencia histórica de
miles de años. La observación cercana de ocupaciones adultas
era siempre la ocupación más interesante de los jóvenes; pero
hoy en día nadie quiere volverse adulto. ¿Quién culparía a
los jóvenes? Somos nosotros los que proveemos sus juguetes.
2. Los niños que yo enseño, no tienen casi nada de curiosidad;
y sus actividades son pasajeras, no pueden concentrarse, ni
siquiera en lo que les gusta hacer. ¿Vemos una relación con el
timbre de la escuela, que interrumpe vez tras vez su actividad?
3. Los niños que yo enseño, no piensan en el futuro, y en como
el mañana es relacionado con el hoy. Viven en un presente
continuo, y su conciencia es limitada a éste.
4. Los niños que yo enseño, son ahistóricos. No comprenden
cómo el pasado produjo su propio presente y moldeó sus valores
y sus vidas.
5. Los niños que yo enseño, son crueles entre ellos. No tienen
compasión con el desafortunado, se ríen de la debilidad, y
desprecian a sus prójimos necesitados de ayuda.
6. Los niños que yo enseño, se sienten incómodos frente a la
intimidad personal y la honestidad. Ellos se parecen a muchos
niños adoptados que conocí: no pueden manejar la intimidad
personal, porque se han acostumbrado a mantener su verdadero yo
en secreto, escondido detrás de una personalidad exterior
artificial, cuyo comportamiento imitan de la televisión, o lo
usan para manipular a sus profesores. Puesto que no son lo que
pretenden ser, temen perder esta su protección en un ambiente de
cercanía y transparencia. Por eso evitan las relaciones
personales cercanas.
7. Los niños que yo enseño, son materialistas, según el modelo
del profesor que "califica" todo de manera
materialista, y de la propaganda de la televisión, que ofrece
todas las cosas del mundo.
8. Los niños que yo enseño, son dependientes, pasivos, y temen
nuevos desafíos. A menudo se ponen una máscara de audacia
superficial, o de enojo y agresión; pero por dentro están
vacíos y desanimados.
...Estas enfermedades fueron causadas o por las escuelas, o por la televisión, o por ambos. Estas dos influencias llenan casi todo el tiempo de nuestros hijos. Esto es lo que ha destruido las familias americanas: la familia ya no es ningún factor en la educación de sus propios niños.
¿Qué podemos hacer? - Primero necesitamos un debate nacional
caluroso que ya no pare, día por día, año por año. Tenemos
que lamentar y pelear por la escuela, hasta que esté reparada, o
malograda más allá de poder repararse. Si podemos repararla,
bien; si no, entonces el éxito de la educación en casa nos
muestra un camino diferente y prometedor. Con invertir el dinero
en las familias en vez de las escuelas, podríamos matar a dos
pájaros con un solo tiro: restaurar tanto las familias como
también a los niños.
Una verdadera reforma es posible, pero no debería costar nada.
Tenemos que repensar las bases de la escuela, y decidir qué
queremos realmente que los niños aprendan, y por qué. Durante
140 años esta nación intentó forzar objetivos educativos
impuestos por la central de mando de los "expertos" -
una élite de "ingenieros sociales". No funcionó. No
funcionará. Y es una traición contra la promesa democrática
que en el pasado hizo de esta nación un experimento noble.
El intento ruso de crear el estado de Platón en Europa oriental,
reventó ante nuestros ojos. Y nuestro propio intento de forzar
la misma "ortodoxia central", por medio de las
escuelas, está también desintegrándose, solamente de una
manera más lenta y más dolorosa. No funciona, porque sus bases
son mecánicos, en contra del hombre, y en contra de las
familias. (...)
Es tiempo de mirar atrás para recuperar una filosofía
educativa que funciona. Una que me gusta especialmente, fue
preferida por las clases gobernantes de Europa durante miles de
años. ... En el núcleo de este sistema está la idea de que el
conocimiento de uno mismo es la única base de conocimiento
verdadero. (N.d.Tr: Desde una perspectiva cristiana, diría
que el conocimiento de Dios es la base del verdadero
conocimiento; y el conocimiento de uno mismo viene en la luz de
Dios.) Este sistema hace arreglos para dejar a niños de
cualquier edad solos, sin guía, con un problema. A veces el
problema conlleva grandes riesgos, como p.ej. el problema de
hacer galopar o saltar un caballo. Pero este es un problema que
fue solucionado con éxito por miles de niños nobles menores de
diez años. Alguien que superó un tal desafío, ¿dudará alguna
vez de sus capacidades? - A veces el problema consiste en superar
la soledad, como en la vida de muchas grandes personalidades. (N.d.Tr:
Desde la Biblia podríamos mencionar los ejemplo de Moisés,
Elías, Juan el Bautista, y otros, que tuvieron que pasar un
tiempo prolongado en el desierto.)
Uno de mis alumnos, Rolando Legiardi-Laura, había perdido a
ambos padres y no tenía herencia. Apenas finalizada su niñez,
viajó solo con una bicicleta por todos los Estados Unidos.
Siendo adulto, decidió hacer una película sobre Nicaragua,
aunque no tenía dinero ni experiencia en filmar. Su película
ganó premios internacionales, aunque su ocupación normal era
carpintero.
Actualmente les quitamos a nuestros niños todo el tiempo que
necesitan para conocerse a sí mismos. Esto tiene que parar.
Tenemos que encargar a los niños estudios independientes desde
una edad muy temprana. Tenemos que dar a cada niño la
oportunidad de desarrollar una individualidad personal, y
confianza en sí mismo.
Hace poco di setenta dólares a una alumna de doce años de mi
clase, y la envié junto con su madre (que no habla inglés) en
bus a la costa de Nueva Jersey, para que invite al jefe de la
policía de Sea Bright a almorzar, y le pida disculpas por haber
ensuciado su playa con una botella descartable. Como recompensa
por esta disculpa pública, yo había acordado con el jefe de la
policía que él iba a dejar a la niña acompañar a los
policías de una ciudad pequeña en su trabajo durante un día.
Unos días después, dos otros de mis alumnos de doce años
viajaron a otra parte de la ciudad para empezar un aprendizaje
con un editor de un diario. Y la próxima semana, tres de mis
alumnos estarán a las seis de la mañana en medio de los
pantanos de Jersey, para conocer al presidente de una empresa de
transportes, mientras despacha camiones de ocho ejes a Dallas,
Chicago y Los Angeles.
¿Son estos niños "especiales" en un programa
"especial"? - En cierto sentido sí; pero nadie conoce
este programa, excepto los niños y yo. Son niños amables,
inteligentes de Harlem, pero tan mal enseñados, que la mayoría
de ellos no sabían ni sumar ni restar cuando llegaron a mi
clase. ¿Me preocupa esto? Claro que sí; pero confío que a la
medida que ellos ganan conocimiento de sí mismos, también se
enseñarán a sí mismos - y solo lo que uno se enseña a sí
mismo, tiene un valor duradero.
Tenemos que dar a los niños tiempo para sí mismos; y tenemos
que restablecer prontamente su contacto con el mundo real. ...
Durante cinco años organicé un programa donde cada niño tuvo
que servir a la comunidad durante 320 horas al año. Docenas de
estos niños volvieron a mí, siendo ya adultos, y me contaron
que esta experiencia de ayudar a otros había cambiado su vida.
Les enseñó a ver las cosas de manera diferente, y a reflexionar
sobre sus metas y valores. - Este experimento escolar fue posible
solamente porque mi distrito escolar rico se encontraba en un
caos. Cuando la "estabilidad" volvió, el experimento
fue suspendido. Era demasiado exitoso y demasiado económico, y
por tanto no se pudo permitir que continuase, porque hacía lucir
mal a los caros programas de élite.
En una ciudad grande nunca faltan problemas reales. Los niños
pueden ayudar a solucionarlos, y al hacerlo se ganan el respeto y
la atención del mundo adulto. Este es un currículo que enseña
justicia, una de las virtudes cardinales. Además no cuesta nada
- como todas las reformas verdaderas.
El estudio independiente, el servicio a la comunidad, pasar
aventuras, mucha vida privada y soledad, mil diferentes
aprendizajes - de un día o más - en ocupaciones verdaderas,
todos estos son medios económicos y eficaces para una verdadera
reforma educativa. Pero ninguna reforma arreglará a nuestros
niños y nuestra sociedad, mientras no cambiemos nuestra idea de
"escuela", y reconozcamos a la familia como la
institución educativa principal.
No nos equivoquemos: la escuela sirve para alejar a los niños
de sus padres. Horace Mann anunció esto como el objetivo
principal de las escuelas en Massachusetts en 1850. Mientras
mantenemos este objetivo, seguiremos teniendo el mismo drama de
horror. ... Esta fue la verdadera razón por qué envié a
aquella niña junto con su madre al jefe de la policía. Tengo
muchas ideas para un currículo que pone la familia en el centro;
y creo que muchos de ustedes también tendrán tales ideas, una
vez que empiecen a pensar en ello.
El obstáculo más grande contra tales reformas son los intereses
poderosos que acaparan todo el tiempo de los programas en la
televisión, y que se benefician del sistema escolar tal como es,
a pesar de toda retórica diferente. ... Necesitamos ahora un
debate abierto para todos; no más opiniones de
"expertos". Los "expertos" nunca tenían
razón; sus "soluciones" son caras, egoístas, y llevan
a más y más centralización. Es tiempo de regresar a la
democracia, la individualidad, y la familia. He dicho mi parte.
Gracias.