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Acerca de la soledad del cristiano

En un artículo anterior escribí acerca de la unidad y comunión de los cristianos. Ahora me parece importante hablar también acerca de la otra cara de la moneda: Un cristiano verdadero se encuentra a menudo en la soledad. No solamente en el "mundo"; a menudo también en las iglesias actuales.

En la Biblia leemos de muchos grandes siervos del Señor, a quienes Dios envió literalmente al desierto por tiempos bastante largos. Abraham tuvo que caminar cientos de kilómetros por el desierto que actualmente pertenece a Arabia y Siria. Y ni siquiera conocía el destino de este viaje: Dios dijo que solamente en algún momento a lo largo del camino le enseñaría cual sería la Tierra Prometida. - Moisés pasó cuarenta años pasteando ovejas en el desierto; y después otros cuarenta años en el mismo desierto como guía de un pueblo rebelde. - Juan el Bautista pasó casi toda su vida en el desierto. - Jesús mismo fue llevado por el Espíritu Santo al desierto, para ser tentado por el diablo durante cuarenta días.

Dios usó diversas circunstancias para llevar a estos hombres al desierto. A menudo fue la persecución por sus enemigos, que los obligó a huir (p.ej. Moisés, David, Elías). En algunos casos fue también un llamado directo de Dios (Abraham, Juan el Bautista, Jesús). En otros parece que se retiraron voluntariamente por algún tiempo al desierto para buscar a Dios (Ezequiel, Daniel, Pablo - Gál.1:15-17). En el caso de Pablo, posiblemente la persecución fue un motivo adicional para ir al desierto (Hechos 9:23-25).

Tan variadas como las causas que llevaron a los hombres de Dios al desierto, tan variados eran también los cambios que Dios obró en ellos durante estos tiempos. Para algunos fue un tiempo de purificación y de preparación para una tarea futura (Moisés, David, Pablo); también en la vida de Jesús mismo, los cuarenta días en el desierto eran parte de la preparación para su ministerio público. Algunos pasaron por tentaciones y pruebas difíciles (David, Elías, Jesús). Algunos tuvieron encuentros impresionantes con Dios en el desierto (Moisés, Elías, Ezequiel, Daniel, el apóstol Juan en Patmos).

Pero todos ellos fueron cambiados por Dios para siempre, durante su tiempo en el desierto. Y algo más tuvieron en común: la experiencia de una gran soledad. Ellos fueron aislados de la sociedad - aun de la "vida religiosa" de la sociedad. No pudieron compartir sus experiencias más profundas con nadie. Aun después de regresar del desierto, ellos seguían siendo hombres "apartados". Sus prójimos que no habían pasado por tales experiencias del desierto, no podían entenderlos.

Un ejemplo especial tenemos en Juan el Bautista, la "voz en el desierto": Aunque fue profeta, él no iba a los hombres para profetizarles. Al contrario, los hombres tuvieron que ir a él al desierto si querían escucharle o ser bautizados por él. Así Juan les dio a entender: El que quiere recibir el mensaje de Dios, tiene que estar dispuesto a compartir la experiencia del desierto. Ningún seminario teológico y ninguna iglesia organizada con sus auditorios y sus prédicas puede impartir tales experiencias.

Con esto llegamos al punto donde cada seguidor de Jesucristo tiene que enfrentar el desafío del desierto:

"Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio..." (Hebreos 13:11-13)

El "campamento" se refiere aquí al campamento de Israel durante su viaje por el desierto, o sea, la comunidad del pueblo de Dios. La "puerta" se refiere a la puerta de la ciudad de Jerusalén. Muchos comentaristas suponen que la carta a los hebreos fue escrita a los cristianos de Jerusalén que habían huído al desierto cuando la ciudad fue sitiada por los romanos. Muchos de ellos habrán extrañado las comodidades de la ciudad y las grandes reuniones en el templo. Pero los versos citados demuestran que un seguidor de Jesús es llamado a dejar atrás aun esta compañía agradable - a menudo aun la compañía de aquellos que se llaman "pueblo de Dios" y que en el pasado habían salido al desierto ellos mismos.

- A continuación pongo una citas que demuestran que la vida de un discípulo no es simplemente "compañía alegre". Estas citas pueden hacernos entender un poco más, por qué los seguidores de Jesús a menudo están solitarios aun en medio de otros cristianos.

"Las cumbres altas de la oración
Los pioneros norteamericanos, en su camino hacia el oeste, buscaban siempre algún lugar alto desde donde podían ver cómo seguía el camino delante de ellos. Los pioneros de avivamiento hacen lo mismo. Desde las alturas de las rodillas dobladas, ellos rebuscan el horizonte espiritual para descubrir alguna señal de un movimiento venidero de Dios. Estos precursores del Espíritu Santo pasan constantemente por las alturas de la oración, en la esperanza de encontrar por lo menos una pequeña señal de avivamiento.
(...) Cada verdadero pionero de avivamiento conoce muy bien el sabor de las lágrimas y del dolor de corazón. Para el pionero de avivamiento, la oración es no solamente un medio de renovar su dirección, pero también una salida sobrenatural para la carga de un corazón quebrantado. Repetidamente, el pionero es atormentado por la crisis creciente de una iglesia sin poder, en medio de un mundo perdido y enfermo del pecado. Los desiertos religiosos, y los valles llenos de huesos secos, hacen burla de sus esperanzas y sueños. Pero, por cuan extraño que parezca, son estas mismas condiciones espirituales tristes y amenazantes, que mantienen al pionero de avivamiento en oración, y le desafían a avanzar más hacia nuevos territorios del Espíritu Santo. Para ellos, hacer morada en un desierto religioso, significaría la muerte de su ministerio y visión. (...)

¡NO estás loco!
Por tanto dolor de corazón, ¿alguna vez te preguntaste si ibas a volverte loco? - Muchos de los pioneros tempranos que abandonaron sus raíces y caminaron hacia el oeste, experimentaban emociones similares antes de abandonar la seguridad y comodidad de sus hogares establecidos. A pesar de que disfrutaban de su propiedad y de sus vecinos, ellos siempre sentían que no encajaban; que de alguna manera no pertenecían allí. Por cuanto que intentaban, no podían ahogar esta hambre y esta carga por algo más. El espíritu pionero muy dentro de ellos les impulsaba a seguir moviéndose y a seguir dirigiéndose hacia el oeste. En una manera muy parecida, hoy hay miles de jóvenes pioneros de avivamiento que comparten estos mismos sentimientos. Estoy hablando de algo que nace del Espíritu Santo, un descontento divino que no te permitirá contentarte con nada menos que la presencia manifiesta de Jesucristo.
Algunos pioneros jóvenes que no conocen el proceso de avivamiento de Dios, intentan escapar del toque de Dios en sus corazones. Vez tras vez, luchan por encajar en la agenda normal de la iglesia. Pero nunca se sienten aliviados. Aun en medio de iglesias renovadas, el joven pionero a menudo se siente como un solitario, un maladaptado espiritual. Mientras otros en la iglesia parecen ser totalmente satisfechos, el pionero de avivamiento en el mismo entorno tiene que reprender las lágrimas y tiene sed de algo más. ¿Te puedes identificar con estas emociones desconcertadas e incómodas? ¿Tu corazón sediente está confundido, y te preguntas dónde encajas en la casa de Dios? - ¡Quizás Dios no te permitió "encajar"!
A menudo, nadie escucha el mensaje profético del pionero, hasta que una obra fresca de Dios empiece a realizarse. Por tanto, los jóvenes pioneros no deben sorprenderse cuando son acusados de ser idealistas, o que su mensaje y método no se pueda practicar. Estos malentendidos y críticas son a menudo una parte del proceso de entrenamiento de Dios (...) Aunque a veces son marginados o incluso rechazados de manera áspera, el verdadero pionero aprende (a través de muchos errores) cómo aguantarlo en mansedumbre, paciencia y amor. Sin embargo, que cada pastor y líder espiritual tenga cuidado de no desechar rápidamente la pasión sincera de un pionero joven, y de no etiquetarlo rápidamente como el espíritu crítico de un rebelde inmaduro."
(David Smithers, "The New Pioneers of Revival", http://www.watchword.org. - El artículo completo en español está aquí.)

"El santo tiene que caminar a solas
La mayoría de las grandes almas del mundo estaban solitarias. La soledad es uno de los precios que el santo tiene que pagar por su santidad.
... Los profetas antes de la venida de Cristo eran muy diferentes uno del otro, pero tenían una marca en común: su soledad forzada. Ellos amaban a su pueblo y se gloriaban en la religión de sus antepasados; pero fueron alejados de las multitudes por su lealtad hacia el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, y por su celo por el bienestar de la nación de Israel. "Me he vuelto un extraño para mis hermanos, y un desconocido para los hijos de mi madre", exclamó uno de ellos, hablando por todos ellos.
... Jesús murió solo en la oscuridad, escondido ante las miradas de los hombres; y nadie le vio cuando resucitó victorioso y salió de la tumba.
... A veces reaccionamos por un reflejo religioso y repetimos obedientemente las palabras y frases apropiadas; pero éstas no expresan nuestros verdaderos sentimientos y no tienen la autenticidad de la experiencia personal. Alguien puede decir alegremente: "Oh, yo nunca estoy solo. Cristo dijo: 'Yo nunca te dejaré ni te abandonaré', y: 'He aquí que estoy con ustedes siempre.' ¿Cómo puedo estar solo cuando Jesús está conmigo?"
Ahora, no quiero juzgar la sinceridad de alguna alma cristiana; pero este testimonio enlatado es demasiado lindo para ser real. Es lo que uno piensa que debería ser así; pero no es lo que uno encontró por la prueba de la experiencia. Esta negación alegre de la soledad comprueba solo una cosa: que el que dice esto, nunca caminó con Dios sin tener el apoyo y ánimo de los que lo rodean. El sentimiento de compañía que él atribuye a la presencia de Cristo, viene probablemente de la presencia de personas amables. Recuerda siempre: no puedes cargar una cruz en compañía. Aunque uno esté rodeado por una gran multitud, su cruz es solamente suya, y el mismo hecho de que la está cargando, lo señala como un hombre apartado. La sociedad se ha vuelto en contra de él; de otro modo él no tendría ninguna cruz. "Todos lo dejaron, y huyeron."

El dolor de la soledad surge de la manera como somos hechos. Dios nos creó los unos para los otros. El deseo de compañía humana es completamente natural y correcto. Pero la soledad del cristiano viene de su caminar con Dios en un mundo impío; un camino que a menudo lo aparta no solamente del mundo, sino también de la compañía de buenos cristianos. Dios le dio un instinto que clama por comunión con otros que son como él; otros que puedan entender sus anhelos, sus aspiraciones, su absorción en el amor de Cristo; pero en el círculo de sus amigos hay tan pocos que comparten estas experiencias interiores; y por tanto se ve obligado a caminar a solas. (...)
El hombre que pasó a la presencia divina en su verdadera experiencia interior, no encontrará a muchos que lo comprendan. Aunque tendrá cierto compañerismo social, al mezclarse con personas religiosas en sus actividades de la iglesia; pero será muy difícil encontrar verdadera comunión espiritual. Pero un santo no debe esperar que las cosas sean diferentes. Por fin, el santo es un extranjero y peregrino, haciendo un peregrinaje no con sus pies, pero con su corazón. El camina con Dios en el jardín de su propia alma - ¿y quién puede caminar allí junto a él, sino Dios mismo? El tiene un espíritu diferente de las multitudes que hollan los atrios de la casa del Señor. El ha visto lo que ellos solamente han oído; y él camina entre ellos como Zacarías caminó mudo después de volver del altar, cuando la gente susurraba: "Ha visto una visión."
... Esta misma soledad hace que él se vuelva a Dios y solo a El por ayuda. "Aunque mi padre y mi madre me dejen, el Señor me recibirá." Su incapacidad de encontrar compañía humana le impulsa a buscar en Dios lo que no puede encontrar en ninguna otra parte. El aprende en la soledad interior lo que no se puede aprender en una multitud: que Cristo es Todo en Todo; que El fue hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención, que el El tenemos y poseemos el bien supremo de la vida."
(De A.W.Tozer, "The Dwelling Place of God")

"Cuando falta el amor fraternal y la confianza entre quienes decimos ser cristianos, hay necesidad de un avivamiento. Cuando los cristianos han caído en un estado inferior y apóstata, no tienen el mismo amor y la misma confianza los unos con los otros, ni pueden tenerlo, que si todos estuvieran vivos y vivieran vidas santas.
Dios ama a todas las personas con amor benevolente, pero El no siente un amor agradable hacia aquellos que no están viviendo vidas santas. Los cristianos de la misma manera no podemos mostrar un amor agradable unos a otros si no en proporción a nuestra santidad. Si el amor cristiano es el amor por la imagen de Cristo en Su pueblo, entonces este amor nunca puede estar activo excepto donde esa imagen exista. Una persona debe reflejar la imagen de Cristo y mostrar el Espíritu de Cristo antes que otros cristianos podamos amarlo con un amor deleitoso.
Es en vano pedir a los cristianos que nos gocemos el uno en el otro, cuando no somos espirituales. No encontramos nada en el otro que produzca este amor. ¿Cómo podríamos (en este estado) sentir algo diferente hacia el otro de lo que sentimos por los pecadores? Tan solo por saber que ellos pertenecen a la iglesia, o por verse unos a otros de vez en cuando en la cena del Señor, no se producirá amor cristiano - a menos que veamos los unos en los otros la imagen de Cristo."
(De Charles Finney, "Revival Lectures", capítulo 2)


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