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Denny Gunderson

El teatro de tu mente - ¿qué está presentando?

"... sed transformados por medio de la renovación de vuestra mente." (Romanos 12:2)

La mayoría de los cristianos comprenden, por lo menos intelectualmente, que con Cristo todas las cosas son posibles.

Sabemos que El nos da poder para vivir una vida victoriosa, y creemos que las cosas viejas pasaron y que todo fue hecho nuevo. Sin embargo, aun después de una experiencia de conversión, y a pesar de estar empapado de seminarios, conferencias y programas de entrenamiento Bíblicos cristianos, muchos de nosotros descubren que nuestra mente sigue en la misma vieja rutina de pensamientos pecaminosos.

Hay una tensión entre lo que sabemos, en comparación con lo que somos; y esto lleva a algunos cristianos a creer que el pecado en sus vidas es inevitable, y que la victoria es posible solamente en el cielo o en algún día futuro.

Pero quiero que sepas que puedes, y debes, tener una victoria creciente en vencer el pecado, "en pensamientos, palabras, o acciones". Jesús vino, murió, y resucitó para quebrantar el poder del pecado de una vez por todas. Pero la gracia de vencer tiene que aplicarse primero en nuestra mente si queremos que la victoria se extienda naturalmente a nuestras acciones.

Un proceso de renovación

En Romanos 12:2, Pablo nos dice que debemos "no conformarnos a este mundo, sino ser transformados por la renovación de nuestra mente..." La palabra "renovación" habla de un proceso. En la conversión, Dios nos da un espíritu nuevo, pero esto no significa que al ser salvos fuéramos inmediatamente maduros en el Señor. Más bien, el Espíritu de Dios, interactuando con el nuevo espíritu en nosotros, se pone a trabajar para desarrollar el carácter de Cristo en nosotros. Este desarrollo de un carácter piadoso es un proceso que continuará por el resto de nuestra vida.

Durante un día promedio, usamos constantemente nuestra voluntad y nuestra mente para hacer decisiones y responder a las circunstancias de la vida. La secuencia general de los sucesos es así:

  • Pensamos en algo

  • Nuestros pensamientos producen una actitud hacia el enfoque de nuestro pensamiento

  • Nuestros pensamientos más nuestra actitud producen una respuesta emocional

  • Entonces actuamos según lo que hemos pensado.

Dios nos ha creado de la manera que nuestras acciones siguen nuestros pensamientos. Muchos versos Bíblicos demuestran esto. Por ejemplo, Jeremías 11:8 dice: "Ellos no obedecieron, ni inclinaron su oído, sino andaban cada uno en la imaginación de su corazón malvado." Dios está hablando aquí de una nación rebelde, y declara que la gente actuaba según lo que se imaginaban en sus corazones. (En el hebreo y en el griego, las palabras para "corazón" están conectadas con la función de la mente.)

Lo que está por dentro es lo que importa

Una declaración aun más clara se encuentra en Proverbios 23:6-7: "No comas el pan de un hombre egoísta, ni codicies sus manjares; porque así como él piensa dentro de sí, así es él." Este proverbio corta directamente a través de la fachada de nuestras acciones externas, y declara que la manera como pensamos, es la manera como somos.

Con demasiada frecuencia evaluamos la espiritualidad de alguien por la manera como esa persona actúa en la iglesia. ¡Pero cualquiera puede parecer santo en un culto de adoración! Una medida mucho más exacta de nuestra "santidad" obtenemos cuando estamos echados en la cama tarde en la noche, con las luces apagadas, a solas con nuestros pensamientos. ¿En qué pensamos cuando nadie está allí a quien podríamos impresionar? ¿Adónde nos llevan nuestras fantasías? ¿Disfrutamos de imaginaciones sensuales o que nos exaltan a nosotros mismos? ¿Estamos criticando a nuestro prójimo o maquinando venganza? ¿Deseamos posiciones o posesiones que Dios no nos ha concedido? Si es así, entonces nos programamos a nosotros mismos para la derrota.

Entrando en el hábito

La falta de disciplinar la mente producirá finalmente ataduras a malos hábitos, tanto en pensamientos como en acciones. Los pensamientos erróneos que mantenemos por un tiempo prolongado, se hacen persistentes.

Imagínate a un agricultor que maneja su tractor por una carretera de barro. Cuando la carretera es nueva, su superficie plana le permite al agricultor manejar fácilmente de un lado de la carretera a otro. Pero si el agricultor maneja cada vez por el mismo lugar, se forman carriles en la carretera, y se vuelve cada vez más difícil manejar el tractor por otra parte. Finalmente, si nadie arregla la carretera, los carriles se hacen tan profundos que el tractor ya no puede salir de ellos.

De la misma manera, alguien que continuamente se permite pensamientos pecaminosos, pronto encontrará que para su mente es más fácil seguir en este "carril", que manejar por el camino correcto. Si alguien no hace caso a la convicción del Espíritu Santo y sigue dejando vagar su mente, cosechará las consecuencias de su hábito carnal.

El gran escape

Hace algunos años traté con un joven que había sido rechazado por sus padres porque su nacimiento era "un accidente". Desde su nacimiento, él recibía el mensaje: "No te queremos." La vida era una experiencia tan desagradable para él que decidió escapar de la realidad, viviendo en un mundo de fantasía creado por su propia imaginación.

En este nuevo mundo, él era el héroe, el caballero de armadura reluciente. Cuando llegó a la adolescencia, los deseos sexuales entraron a su mundo de fantasía. En este punto, sus pensamientos se trasladaron al mundo seductor del placer sexual. Ese joven pasaba la mayor parte de su tiempo alimentando su mente con pensamientos sexuales gráficos. Finalmente intentó satisfacer su lascivia con pornografía. Como el agricultor que maneja su tractor, encontró más fácil dejar que sus pensamientos siguieran estos "carriles", en vez de apartarse de ellos. El hábito produjo una atadura.

Cada semana converso con cristianos como ese joven, que tienen gran dificultad de "llevar cautivos sus pensamientos". Algunos son empujados por el miedo, pensando constantemente pensamientos de temor. Se preocupan por la delincuencia, la falta de reconocimiento, la posibilidad del fracaso, o la amenaza nuclear.

Otros están obsesionados con amargura, enfocando sus pensamientos en alguien que les traicionó, o quizás alguien que se atrevió a oponerse a su voluntad. Sus pensamientos de venganza producen el sentimiento amargo del rencor. Esta persona puede volverse incluso más susceptible a enfermarse por causa de su amargura, como algunos doctores dicen, que produce hormonas de estrés en el cuerpo. Y otros se encuentran presos de desconfianza y envidia - sus antenas emocionales rebuscan constantemente el aire, buscando evidencia para confirmar sus sospechas.

Piensa antes de actuar

El punto es este: Nuestra vida mental es el fundamento sobre el cual se construyen nuestras acciones. Este es el principio detrás de las palabras de Jesús en Mateo 5:27-28: "Ustedes han escuchado que fue dicho: 'No cometerás adulterio.' Pero yo les digo, que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón." En los ojos del Señor, mantener el pensamiento de adulterio es en sí mismo ya una forma de adulterio. Dejar que tu mente se vaya por el camino equivocado, llevará tu vida por el camino equivocado.

Parece haber una actitud de mucha apatía entre los cristianos, cuando se trata de disciplinar la mente. Algunos preferirían entrar en las cosas "más espirituales" de la vida cristiana, y desecharán eso de controlar la mente como alguna moda de pensamiento positivo. Otros asumen que los pensamientos no importan en absoluto, mientras eres capaz de cumplir con un reglamento prescrito de "cosas a hacer y a no hacer" en tu conducta externa. Los que mantienen uno de estos puntos de vista, se están engañando a sí mismos. Quien no llega a controlar su mente, tendrá una vida vacía, inestable, y nunca tendrá una vida victoriosa y gozosa.

Ningún lugar para esconderse

Entonces, ¿qué haremos para ganar la victoria en la batalla por la mente? - Primero, quiero dejar claro un hecho obvio: Dios puede leer nuestra mente. "...porque el Señor examina todos los corazones, y entiende cada intención de los pensamientos." (1 Crón.28:9) - "El Señor conoce los pensamientos de los hombres." (Sal.94:11) Nada sucede en secreto. Hay alguien que mira siempre. Esto debe convencernos de que nuestros pensamientos pueden o ser una fuente de alegría para el Señor, o una fuente de tristeza. ¿Qué respuesta producen tus pensamientos en el gran corazón paternal de Dios?

¿El pasado es pasado?

Otro concepto clave se encuentra en Mateo 6:34. Jesús dijo: "No se preocupen por el día de mañana." Enfocamos la mayoría de nuestros pensamientos en el pasado o en el futuro. Una persona preocupada piensa constantemente en la posibilidad de un daño o fracaso futuro. Sus pensamientos giran alededor de muchos "¿y qué sí...?". Los que viven en el pasado, usualmente llenan su mente con "los buenos días antiguos", o con experiencias dolorosas. Si mantenemos en nuestra mente imágenes de heridas pasadas, nuestra emoción empieza a revivir esas experiencias. Encontramos que el pasado nos tiene agarrado, que influencia y mancha nuestras relaciones presentes, aunque el incidente puede haber pasado hace cuarenta años.

Estos temores, preocupaciones y dudas son los enemigos de la fe y obstaculizan el crecimiento espiritual. Jesús conocía el daño que estas cosas causan en la vida de una persona. Justo antes de advertirnos contra la preocupación, El dijo: "Busquen primero su reino y su justicia" (Mateo 6:33). El reino de Dios es un tema digno de nuestros pensamientos - la preocupación no lo es.

Entra basura - sale basura

El joven que prende su radio por horas, llenando su mente con música que no edifica su espíritu, solo se engaña a sí mismo cuando dice que no está escuchando la letra, solo el ritmo. ¡Esto no es posible! Una vez que oyes el mensaje, este mensaje se envía a tu cerebro y se graba en tu memoria. ¿Cuántas veces escuchaste la música de una propaganda comercial en alguna parte? Con tu conciencia puedes haber apagado tu oído en ese momento, pero cuatro horas después descubres que al cortar el pasto estás cantando: "...mereces una pausa hoy ... en MacDonald's."

Los mensajes que recibe nuestra mente, sí nos afectan, aunque en el momento no nos damos cuenta. La mente es como una esponja. Cualquier cosa que la esponja absorbe, saldrá cuando se la exprime. Entra basura, sale basura. Entra verdad, sale verdad.

Todos hemos conocido matrimonios donde esto se comprobó de manera trágica. Un marido puede decir a su esposa que la ama, pero mantener pensamientos de infidelidad. Si estos pensamientos reciben permiso de entrar a la mente, este marido sentirá un deseo cada vez más fuerte de actuar según ellos. Puede durar años, pero si él está en un tiempo de estrés o tentación, sus acciones pueden seguir de frente la línea de sus pensamientos. La presión, las crisis, o las tentaciones son maneras como somos exprimidos. En ese punto, las cosas que mantenemos por dentro se derraman hacia afuera.

La lucha interna

Hablando de la tentación, miremos por un momento Santiago 1:14-15: "Pero cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia codicia. Entonces cuando la codicia ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado se ha cumplido, produce muerte."

Durante la tentación, siempre hay tiempo para detenerse y pensar acerca de las consecuencias de ceder a Dios, o a uno mismo. A menudo, la tentación cruza nuestro camino cuando estamos caminando felizmente sin ningún deseo de pecar. La tentación por sí misma no es pecado; pero si nos quedamos allí y contemplamos la tentación, normalmente terminamos con racionalizar el pecado. Somos "seducidos" (la palabra griega significa "engañados"). Pero nota que somos seducidos por nuestra propia codicia. La palabra "codicia" significa "un deseo fuerte". La plataforma para la tentación ya está dentro de nosotros, si tenemos algún deseo fuerte que es impío.

satanás es lo suficientemente astuto para tentarnos donde somos susceptibles. Puesto que satanás no es un creador, sino solo un explotador, él puede solamente usar algo que ya existe, y torcer su uso correcto. Un pecado no resuelto permite que el enemigo tenga un punto de ataque en nosotros. Nuestra respuesta a la tentación debe ser triple:

1. Someternos a Dios (Santiago 4:7a), respondiendo a su convicción del pecado;

2. Resistir al diablo (Santiago 4:7b), tomando autoridad sobre él; y

3. Huir de la tentación y seguir la rectitud (1 Tim.6:11, 2 Tim.2:22).

El punto para recordar es que no puedes huir de algo que sigues manteniendo en tu mente. No puedes hacer que tu mente se ponga en blanco, o simplemente luchar contra el pensamiento. En lugar de ello, tienes que remplazar esos pensamientos por otros pensamientos que te edificarán, y que elevarán tu alma hacia Dios - un verso favorito, o una canción de alabanza, o una oración espontánea de dar gracias por cada cosa buena que te puedes recordar.

Alimento para la mente

La Palabra de Dios nos da varios mandamientos que explican cosas que debemos hacer para disciplinar nuestra mente. Filipenses 4:8 dice: "Finalmente, hermanos, todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna y si algo digno de alabanza, en esto pensad." Este verso resume el estándar de Dios para nuestra mente, dándonos una "medida de pensamientos" óctupla. Dios ha diseñado la mente para que crezca y florezca cuando es alimentada con estas ocho cosas correctas. Pero si saturamos nuestros pensamientos con cosas que no cumplen el estándar glorioso de Dios, la mente empieza a reaccionar de maneras adversas. No fue diseñada para manejar basura.

Sacar la basura afuera

Cada experiencia de nuestra vida es grabada en la memoria. Si la suma de la experiencia de nuestra vida es negativa o exaltándonos a nosotros mismos, estos residuos de memoria pueden tener una influencia poderosa sobre nuestras circunstancias presentes. Es importante que nos pongamos a trabajar para eliminar los efectos de estas experiencias.

Una forma como podemos hacerlo, es lo que podríamos llamar el principio de diluir. Si un camión con una carga tóxica tiene un accidente en la autopista, se llama a un equipo especializado para limpiar las sustancias tóxicas. Si quisieran eliminar completamente la contaminación, tendrían que quitar el asfalto, la tierra, y todo lo que está afectado. En lugar de eso, ellos echan un líquido sobre el área contaminada, que diluye el veneno y así le quita su poder.

En una manera similar, podemos eliminar los efectos tóxicos del pasado, si los diluímos y los cubrimos con la Palabra de Dios. Efesios 5:26 dice que Jesús santificó la Iglesia, "habiéndola purificado en el lavamiento de agua con la palabra..." Mientras meditamos en la Palabra y actuamos según lo que aprendimos, somos limpiados y purificados. Las disciplinas de meditación Bíblica y memorización de la Palabra son herramientas importantes que no solo nos purifican, sino también nos ayudan a permanecer de todo corazón en la práctica cristiana.

Determinados a vencer

Otro mandamiento fuerte de las Escrituras es 1 Pedro 1:13: "Por tanto, ciñan los lomos de vuestra mente, manténganse sobrios en el espíritu, fijen su esperanza completamente en la gracia que les será traída en la revelación de Jesucristo." La palabra "ceñir" conlleva la idea de una preparación. Alguien que está involucrado en una guerra, no entra en la batalla de manera casual o pasiva. Hace todo lo necesario para prepararse a sí mismo, asegurando las mejores posibilidades para una victoria. Ceñir nuestras mentes incluye estar "sobrio en espíritu". Significa tener una mente seria en nuestra determinación de perseverar. No te contentes con una victoria parcial.

Pedro nos dice también: "Fijen su esperanza completamente en la gracia que les será traída en la revelación de Jesucristo." Y Hebreos 12:2 dice: "...fijando nuestros ojos en Jesús..." Fijar significa enfocarse o concentrarse. Creo que la forma más importante de disciplinar nuestras mentes es aprender a enfocar nuestros pensamientos en Dios, Sus caminos, y Su carácter. Cuánto más le miras con asombro, más serás atraído hacia El. Mientras nuestros corazones son alejados de nosotros mismos y atraídos hacia Cristo, sentiremos un descontento creciente con todo lo que nos distrae de verle a El.

¡Usa tu espada!

La conclusión es esta: Hay una batalla por nuestras mentes, y no podemos ser espectadores pasivos, asumiendo que Dios se preocupará de todo - mientras nosotros no hacemos nada. Dios ya está haciendo Su parte en convencer, exponer, y traer sanidad. El se ha comprometido a darnos la victoria si nostros seguimos Sus instrucciones. Ahora es tiempo que nosotros tomemos acción agresiva.

2 Cor.10:5 declara que debemos llevar cautivos cada pensamiento. La Palabra de Dios no nos da ninguna excusa para no desarrollar una mente renovada. Las armas espirituales están a nuestra disposición para la batalla, pero estas armas no tienen poder mientras nosotros no las usamos. La victoria es posible, si nos entregamos simplemente a la Palabra de Dios y Su Espíritu. Dios es más que capaz de vencer las tácticas del enemigo contra nosotros.

¿Responderás ahora a la provisión de Dios, y tomarás tus armas y te comprometerás a batallar hasta ganar la victoria por la causa de Jesús?

Denny Gunderson es el director de Juventud con una misión para el noroeste de los Estados Unidos. Ha enseñado en todos los EEUU. y en Sudamérica, Asia y Europa. Denny, su esposa Godie, y su hija Tanya viven en Tacoma, Washington.

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Traducido con permiso.
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