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Capacitación para el ministerio con niños

Si fuera necesario reunir a los niños aparte ...

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Aun en una comunidad cristiana centrada en familias, pueden surgir ocasiones donde conviene separar adultos y niños. Por ejemplo cuando los adultos necesitan conversar acerca de un tema que aburre a los niños, o que no es apto para los oídos de los niños.

Aun en esta situación, los niños pequeños (por lo menos hasta los 5 ó 6 años) no deberían ponerse en un grupo aparte, por las características propias de esta edad. (Vea en "Características de las diferentes edades".) Para ellos puede funcionar una de las siguientes alternativas:

  • Bebés que todavía no son muy movidos, podrán sin problema estar con su mamá aun en la reunión de los adultos, mientras los participantes sean razonablemente tolerantes hacia las necesidades de niños pequeños (como debe ser en una comunidad cristiana que valora la familia).
  • Niños de 2 a 5 años pueden quedarse con su mamá en casa mientras papá asiste a la reunión de "solo adultos", o viceversa.
  • Niños de esta edad podrían sentirse mejor en un grupo de niños si están allí juntos con un hermano o una hermana mayor. Así tienen una "persona de confianza" a quien pueden acudir, y se sienten menos abrumados por la situación de estar en grupo. (Para esto es necesaria la buena disposición del hermano o de la hermana mayor.)
  • Alguna otra persona (familiar, joven cristiano/a de confianza, etc.) podría cuidar a un niño de esta edad en su casa durante la ausencia de sus padres.

Los niños mayores de 5 a 6 años pueden reunirse en un ambiente aparte (de preferencia contiguo al ambiente donde se reúnen los adultos), a cargo de algunos adultos espiritualmente maduros e íntegros. Para tales reuniones se pueden aplicar pautas de los capítulos sobre enseñanza bíblica formal (a partir de La meta de la enseñanza).
Sin embargo, se debe evitar caer nuevamente en las estructuras escolares. El ambiente de una tal "reunión de niños" aparte debería ser lo más familiar posible. Puesto que en la actualidad, casi todos hemos sido educados en estructuras escolares, no solo en la escuela sino también en la iglesia, el peligro es muy grande que inconscientemente recaigamos en estos patrones que están en enemistad contra la familia. Necesitamos hacer un esfuerzo consciente para "renovar nuestra mente" (Rom.12:1-2) y edificar una "cultura cristiana" centrada en las familias.
Por eso, por ejemplo, es recomendable no separar a los niños según sus edades durante la mayor parte de la reunión. Así tendrán sus "hermanos mayores" y "hermanos menores", igual como en la familia. Solamente cuando se conversa acerca de asuntos específicos para una edad determinada (p.ej. preadolescentes), se puede apartar este grupo de edad durante el tiempo que dure esta conversación.
Igualmente, es recomendable que los líderes principales de una tal reunión sean un matrimonio con hijos.

Como salir del cajón del "grupo de edad":

En un grupo de niños de diferentes edades, es natural que cada uno es diferente. Algunos son más grandes y más fuertes que otros. Algunos niños ya saben leer bien, otros lo están recién aprendiendo. Cada uno tiene dones y talentos diferentes. En una familia, esto es natural, y nadie exigiría que el hermanito de seis años sepa hacer todo lo que su hermana de doce años sabe hacer. Así debe ser también en la reunión de la iglesia. Este es el desafío y la oportunidad de un grupo de edades mixtas: cada uno es un "miembro diferente" en el cuerpo de Cristo (vea 1 Corintios 12); cada uno es necesario; cada uno tiene su lugar especial asignado por Dios, y debemos ayudarle a encontrarlo.

En un grupo de edades mixtas, uno pronto se da cuenta de que no podemos forzar a todos a que "sean iguales" o que "hagan todos lo mismo". ¡Y esto es bueno!
Un maestro acostumbrado a la estructura escolar, quizás se sentirá incómodo en esta situación: no puede planificar un "programa único" para todos; no puede enseñar a todos según el mismo molde. Pero esto es bueno - porque estos métodos de "producción masiva" hacen que el grupo funcione como una máquina con piezas iguales y normadas. Pero Dios quiere que funcionemos como un cuerpo con miembros vivos que son todos distintos, pero se complementan unos a otros. Un grupo de edades mixtas es un lugar ideal para aprender esto.

A continuación unas ideas prácticas como se pueden aprovechar los beneficios de tales grupos mixtos y familiares:

- A los niños pequeños les gusta imitar a los grandes. Podemos sacar provecho de esto, resaltando el ejemplo de aquellos niños grandes que aman al Señor y dan un buen ejemplo.

- Velar para que todos los niños tengan la oportunidad de opinar y compartir, independientemente de su edad. Pero también que todos los niños aprendan a escuchar a los demás y a dejarlos hablar sin interrumpirlos.

- Formar pequeños grupos de lectura (3 a 6 niños de edades mixtas) donde los mayores leen para los menores.

- Al hacer trabajos manuales, los niños mayores pueden ayudar a los menores; o pueden encargarse de las partes más difíciles, mientras los pequeños hacen las partes más fáciles.

- Que los mayores enseñen un nuevo juego a los menores.

- Los niños (o adolescentes) más maduros pueden ser entrenados como líderes auxiliares.


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