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Capacitación para el ministerio con niños

"Recibir" a los niños con amor

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Lee Mateo 18:5.
El Señor dice aquí que de la misma manera como tratamos a un niño, así tratamos a ______________.
Lee Mateo 18:6.
Según lo que dice el Señor, uno de los peores pecados es hacer ______________ a un n________.
Lee Mateo 18:10.
Tampoco debemos m______________________ a un n________.

En estos tres versos podemos ver cuan importantes son los niños para el Señor.
A la vez nos dan pautas importantes para el trato con los niños:

- Recibir a los niños con amor
- No hacer tropezar a los niños.

Respeto y aprecio

Lea Salmo 127:3-5. Anote por lo menos tres expresiones en estos versos que dicen lo que son los niños:
a)___________________________________________________________
b)___________________________________________________________
c)___________________________________________________________

En estos versos, el Señor nos habla del gran valor que los niños tienen en Sus ojos. Si ellos valen tanto, entonces debemos mostrarles con nuestro trato y con nuestras palabras que ellos valen mucho. Es importante animarles y tratarles con respeto. Como padres y maestros esperamos que los niños nos respeten; pero entonces debemos nosotros respetarles a ellos también. El respeto es algo mutuo.

Es claro que debemos corregir a niños que se comportan mal; pero esto no significa faltarles el respeto. Yo puedo decir a un niño: "Juanito, estás hablando demasiado. Si sigues interrumpiendo mientras yo cuento esta historia, tendrás que pararte en el rincón." - Con esto me refiero al comportamiento de Juanito, y esto es algo que Juanito puede cambiar, y entonces el asunto está arreglado.
Es muy otra cosa si yo digo: "Eres un malcriado, ¡nunca puedes callarte!" Este es un ataque contra su persona, y Juanito con razón se sentirá herido y ofendido. Y si le digo varias veces a Juanito que es un malcriado, él pronto va a creer este mensaje negativo y se va a esforzar para "comprobar" que él es realmente un malcriado.
De manera parecida, si le digo a un niño que dijo algo equivocado: "Esta respuesta no es correcta", le digo simplemente que ha cometido un error y puede corregirse. Pero si le digo: "Tú no sabes nada en absoluto", entonces estoy emitiendo un juicio negativo acerca de su persona. La corrección no debe rebajar el valor del niño como persona.

Recibir a los niños con amor.

En una encuesta, más de 90% de los padres y madres dijeron que amaban a sus hijos. Pero cuando se preguntó a los hijos de estos padres: "¿Tus padres te aman?", solo la mitad dijo que sí.
¿Cuál es el problema? - Parece que muchos padres aman a sus hijos, pero no saben expresar este amor de una manera que los niños lo comprendan.
También cuando estamos encargados de niños que no son los nuestros, lo más importante es tener amor auténtico por ellos. Esto puede ser más difícil; pero Dios nos puede dar amor por todos los niños. (Hablaremos de esto más abajo.) En toda obra con niños, el amor por ellos es más importante que todos los conocimientos o métodos. "Si no tengo amor, nada soy" (1 Corintios 13:2-3). Y es necesario expresar este amor. Debemos mostrar a los niños que ellos son importantes para nosotros, así como son importantes para el Señor.

Los siguientes cinco puntos son tan sencillos que cada uno los puede practicar; solamente tenemos que recordarnos. - Excepto si usted no tiene este amor hacia los niños; entonces sería lógico que usted no lo puede expresar. Si este es su caso, entonces necesita primero pedir al Señor que El le dé este amor por los niños.

Contacto visual
Debemos mirar a los niños; especialmente mientras les hablamos. Esto es no solamente una forma de ganar su atención; es también una forma de decirles: "Tú eres importante para mí."

Contacto físico
Podemos mostrar cariño a los niños, por ejemplo cuando los saludamos con un abrazo, o cuando ponemos la mano sobre sus hombros mientras están haciendo un trabajo manual. Los niños necesitan mucho cariño, especialmente de parte de sus padres.
Sin embargo, esto tiene sus límites. Los niños tienen también su "privacidad" que debemos respetar. Algunos niños no quieren ser tocados (especialmente los niños que han sido maltratados). Entonces no debemos hacerlo, sino buscar otras formas para expresar nuestro cariño.
Por el otro lado, hay niños que no reciben cariño de parte de sus padres y por tanto sienten mucha necesidad de recibir este cariño de parte de otras personas. En cierta medida podemos ser "padres sustitutos" para ellos; pero al mismo tiempo tenemos que señalarles a Dios quien es el único que puede llenar toda nuestra necesidad de amor paternal: "Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, el Señor me recogerá." (Salmo 27:10). Mientras los niños no entren en una relación personal con Dios, siempre quedará en ellos un "vacío" que ningún ser humano puede llenar.

Comunicación y atención concentrada
A veces los niños quieren hacernos preguntas o contarnos algo; entonces debemos tomar tiempo para escucharles. Debemos mostrarle al niño que él o ella es en este momento la persona más importante en el mundo para mí. Aunque sea solo medio minuto, pero durante este tiempo no debo distraerme con ninguna otra cosa: ni conversar con otras personas, ni mirar mi trabajo que estuve haciendo, etc. Debo dar mi atención completa al niño que quiere conversar conmigo. Esto es especialmente importante en la vida diaria en familia. Pero se aplica igualmente a niños ajenos de los que nos hacemos cargo. Cuanto más pequeño es un niño, más atención individual necesita.
Quizás viene un niño a contarme: "¿Sabes qué pasó? ¡Mi perrito se ha muerto!" - Para mí, esto no tiene importancia; pero para el niño, esto es en este momento la tragedia más grande del mundo. Entonces debo identificarme con el niño y sentir la pena que él siente, y mostrarle que le entiendo.

Obviamente, esta atención personal no se puede dar en una situación "escolar" (por ejemplo cuando contamos una historia bíblica a todo un grupo de niños). Por eso, estas situaciones grupales no deben ocupar una parte demasiado grande de nuestro tiempo con los niños. Tenemos que proveer suficientes oportunidades para que hagan trabajos manuales, jueguen, elijan libremente sus actividades, estudien individualmente, descansen, etc, y que en estos tiempos puedan buscarnos, o nosotros a ellos, para darles la atención individual que necesitan.

Los niños necesitan también que nosotros comuniquemos con ellos: que hablemos con ellos acerca de los asuntos de la vida; que les compartamos de nuestra propia vida; que les demos explicaciones acerca de lo que hacemos y acerca de los que ellos preguntan; etc.
Para más detalles acerca de la comunicación con los niños, vea el capítulo "Lenguaje y comunicación".

Animar
Cuando los niños hacen algo bueno, hay que reconocerlo. También tenemos que animar a los niños que se sienten mal, o que sienten que uno no les toma en cuenta: "Inténtalo otra vez, ¡tú puedes!" - "Qué bueno que hayas venido, me alegro de que estés aquí."

¿Qué cosas debemos alabar en un niño?
¡Cuidado con la alabanza de las cosas exteriores! No debemos alabar, por ejemplo, lo lindo que se ve una niña o lo fuerte que es un niño. Ellos no han contribuido nada a ello; entonces quien merece alabanza en estos casos no es el niño sino Dios quien lo hizo así. Si alabamos estas cosas en los niños, solo levantamos su orgullo y su vanidad.
En cambio, debemos alabar las buenas decisiones y actitudes en los niños: cuando se esfuerzan para hacer bien un trabajo; cuando un niño más fuerte ayuda a un niño más débil; cuando un niño muestra interés en la voluntad del Señor.
Por ejemplo, puedo tener a un niño que no tiene tanto talento para dibujar, pero se esfuerza para hacer bien su trabajo. Otro niño es más talentoso, pero termina su dibujo rápidamente y después empieza a distraer a los otros niños. En este caso, el primer niño merece más alabanza que el segundo (aunque el dibujo del segundo niño salga más hermoso).

Un ambiente ordenado
Esto lo podemos comprender de dos maneras:

A) En lo exterior:
Los niños deben vivir en un ambiente bien arreglado, ordenado y limpio. Esto es como decir a los niños: "Ustedes son importantes para nosotros; queremos que se sientan bien aquí." En cambio, si hay basura en el piso y las sillas están todas en desorden, los niños también se van a comportar de una manera desordenada.
Es bueno que los mismos niños contribuyan al orden en la casa, de acuerdo a sus capacidades. Sobre todo cuando ellos mismos han causado desorden, por ejemplo volteando sillas o derramando la leche: No les sirve si les gritamos o los pegamos por ello. Mucho mejor es ayudarles a arreglar la situación: poniendo la silla volteada en su lugar, limpiando la leche derramada, o botando la basura al basurero. Así los niños aprenden con el tiempo a ser responsables ellos mismos; y pronto llegará el momento donde arreglarán por sí mismos el desorden que causan.
Por el otro lado, si nosotros nos ocupamos en mantener el ambiente ordenado y limpio, el niño estará más animado a mantener orden también en su propio cuarto o en sus propias cosas. Para la mayoría de los niños es una gran ayuda cuando saben p.ej. donde se guardan los platos; donde están sus libros; o donde tienen que buscar la escoba; y que las cosas se guarden siempre en el mismo lugar.

B) En cuanto a la estructura y reglas:
La vida diaria, y las actividades de los niños, deben tener una estructura clara. Los niños se sienten más seguros si los mismos elementos se repiten en el mismo orden cada día o cada semana. Así pueden saber p.ej. que "siempre durante el desayuno leemos una parte de la Biblia", o "después del almuerzo siempre tengo una hora para jugar", o "en las reuniones de la iglesia, después de cantar tenemos un tiempo donde puedo compartir lo que he experimentado con Dios".
Por supuesto, no existe ninguna ley de cómo debe ser esta estructura; cada familia y cada iglesia debe encontrar su propia manera de hacer las cosas, según sus propias necesidades. Y la estructura no debe ser tan rígida que no deje lugar para sucesos improvistos o la obra soberana del Espíritu Santo. Pero les ayuda a los niños cuando pueden saber como será la rutina del día, o el desarrollo de una reunión, sin que esto cambie cada día.

Esto no se aplica tanto al trabajo con adolescentes; a ellos les gustan las sorpresas y cosas nuevas. Pero los niños, y especialmente los niños pequeños, prefieren la seguridad de un programa fijo.

Debe haber reglas claras en cuanto a la disciplina. Los niños necesitan saber qué cosas se permiten y qué cosas son prohibidas en la familia, y en la "familia extendida" espiritual. (En el siguiente capítulo ampliaremos el tema de la disciplina.)

Protección y oración

Lea Santiago 1:27.
Muchos niños necesitan una ayuda práctica: una ayuda material para su ropa y comida, una ayuda con sus tareas escolares, un apoyo en problemas emocionales, o incluso un nuevo hogar. Esta es también una tarea de la comunidad de los cristianos.

No debemos pensar que "todos somos pobres, no podemos ayudar", y delegar estas tareas a las ONGs, a las misiones extranjeras, o al gobierno. Dios espera que tomemos en serio Su Palabra y que empecemos con lo poco que tenemos.
Conocí a una hermana que ha dado desayuno diariamente a cien niños durante seis años, y a la vez les compartió la Palabra de Dios. La mayor parte de esta ayuda fue financiado por ella y su esposo; solo en algunas oportunidades recibió apoyo de parte de su iglesia o de instituciones de ayuda social. Según su testimonio, en algunos momentos críticos ella experimentó incluso la provisión sobrenatural de Dios quien multiplicó los alimentos.

Lea Lamentaciones 2:19.
¡Dios busca a intercesores por los niños! Frente a tantas tentaciones y ataques, los niños necesitan protección. Con nuestras oraciones edificamos un muro de protección espiritual alrededor de ellos. En algunas situaciones no podemos hacer nada para ayudar, pero podemos colaborar con Dios en la oración, para que Él cambie la situación.

Para reflexionar:
Piense en los últimos tiempos que pasó con sus hijos, o en reuniones con otros niños: ¿En qué medida ha mostrado usted amor a los niños?

Contacto visual __ poco __ regular __ mucho
Contacto físico __ poco __ regular __ mucho
Comunicación y atención concentrada __ poco __ regular __ mucho
Animar __ poco __ regular __ mucho
Ambiente ordenado: Exterior: __ poco __ regular __ mucho
Estructura y reglas: __ poco __ regular __ mucho
Ayuda práctica __ poco __ regular __ mucho
Oración __ poco __ regular __ mucho

No hacer tropezar a los niños.

Vuelva a leer Mateo 18:6-10. Esta es una de las palabras más duras de nuestro Señor, y se refiere al trato con los niños. Tan importantes son los niños para él, que aquí nos da una advertencia muy seria.
Estas son algunas de las cosas que hacen tropezar a un niño:

Dar mal ejemplo
Si les enseño a los niños que no deben mentir, y después yo mismo digo algo que no es verdad, les hago tropezar. Si les digo que no hablen groserías, y después salen palabras feas de mi propia boca, les hago tropezar. Los niños perderán confianza en mí: "Mi papá (o mi mamá, tío, profesor, etc.) dice una cosa y hace otra."
Pero no solamente perderán confianza en mí. Lo que es peor: perderán también confianza en Dios, porque yo como padre o maestro soy un representante de Dios.

Enseñanza equivocada, exageraciones, etc.
A veces estamos tentados a exagerar una historia para hacerla más interesante: "Un día, el Señor Jesús ha alimentado a un millón de personas." - Algún día, los niños van a leerlo en su propia Biblia y van a descubrir que les he enseñado mal. (Sí, era mucha gente; pero no era un millón.) Si tomamos la Palabra de Dios a la ligera, los niños van a desconfiar de nuestra enseñanza y de Dios mismo.

Injusticia (preferir a ciertos niños, ser parcial, etc.)
Tenemos una tendencia natural de preferir a ciertos niños antes que otros, y tenemos que luchar constantemente contra esta tendencia.
Por ejemplo, hay un niño con una cara bonita que siempre nos sonríe, y si este niño molesta a los otros niños, no decimos nada "porque nos mira tan bonito". - Quizás tenemos a otro niño con una cara fea y que nunca nos mira, y si este niño se comporta mal, enseguida lo reñimos y sancionamos.
¿Qué sucederá en este grupo, o en esta familia? - Los niños van a pensar: "Obviamente Dios tiene sus favoritos. Algunos valen más que otros. Si podemos ganar el favor de papá o del maestro, con nuestra astucia o con nuestra apariencia exterior, seguramente podemos ganar el favor de Dios de la misma manera." - Y los que no son favorecidos, pueden empezar a dudar de que Dios les ame en absoluto. Esto es un tropiezo para los niños.

Menospreciar su capacidad espiritual
El Señor nos enseña que los niños tienen la misma posibilidad de acercarse a Dios y de servirle, como los adultos. Cuando dudamos de ello ("¿Qué va a poder hacer un niño para Dios?"), somos un tropiezo para los niños.

En una iglesia tradicional, conocí un grupo de niños de 10 a 12 años, con dos maestros diferentes. El primer maestro les contaba historias Bíblicas y después les hacía preguntas muy sencillas, como para niños de jardín: ¿Con qué cruzaron el mar? - ¿Quién calmó la tormenta? - etc. - Los niños no le respondían ni una sola palabra. El maestro se irritaba y les decía: ¿Acaso no saben esto? ¿Acaso les estoy preguntando algo difícil? - Pero el problema era que él no tomaba en serio a los niños.
Tenían otra maestra que sí los tomaba en serio. Ella también les contaba historias Bíblicas, pero después empezó a conversar con ellos sobre sus experiencias con el Señor. Por ejemplo, contó una historia que trata de nuestro testimonio. Después les preguntó: ¿Cómo es en vuestra escuela? ¿Ustedes pueden hablar con sus compañeros acerca del Señor? ¿Y cómo reaccionan ellos? (Muchos de los niños en el grupo ya se habían entregado al Señor.) - Entonces empezaron a contar: "Yo tengo una amiga que está muy interesada en el Señor. Incluso quiso acompañarme a la iglesia, pero sus padres no le permitieron." - "Muy bien", dijo la maestra, "¿alguien quiere orar ahora mismo por esta amiga y por sus padres?" - Entonces, una niña oró por esa familia. Después, otros niños compartieron sus experiencias. Los niños participaban con ánimo, porque esta maestra sí les tomaba en serio.

Burlarse de un niño; no respetarlo
Como padres o maestros, esperamos que los niños nos traten con respeto. Pero entonces, nosotros también debemos respetarlos a ellos. Llamarles "Sonso", "Bruto", "Malcriado", es faltar el respeto; igualmente si empujamos o pisamos a un niño que está en nuestro camino y no nos ha visto.
Especialmente si nos reímos de un niño y lo avergonzamos delante de los demás, le causamos una herida muy profunda, y seremos tropiezo para él.

No reconocer errores
No somos perfectos, y de vez en cuando nos puede suceder que hagamos una de estas cosas que causan tropiezo a un niño. Pero entonces debemos buscar al niño ofendido lo más pronto posible y pedirle perdón. No vamos a perder nuestra autoridad si pedimos perdón a un niño. Al contrario, nos va a respetar más por ser sinceros y admitir nuestro error.

¿Cómo podemos evitar dar tropiezo a los niños?

Lea Juan 7:37-39.
¿De dónde fluirán ríos de agua viva? - Del interior de aquel que ________________________________________ .

Los niños vienen a nosotros con hambre y sed. Quieren recibir amor, cariño, alegría, y dirección para su vida. (Lo que necesitan en realidad, es un encuentro con el Señor; pero esta necesidad se expresa en los deseos mencionados.)
Si creemos en Jesucristo, entonces correrán de nuestro interior estos ríos de agua viva que satisfacen la sed de los niños. Es nuestra tarea "hacerles beber".

Pero si seguimos enseñando y enseñando, dando y dando, ministrando y ministrando, con el tiempo se secan estas "aguas vivas". Nos sentimos cansados y ya no tenemos nada que dar. - Vuelva a Juan 7:37 y responda a la pregunta: ¿Dónde podemos nosotros "beber" para nuevamente ser llenos de agua viva?


Por eso es tan importante nuestra propia preparación espiritual para los tiempos que pasamos con los niños. Tal vez nos sentimos cansados; entonces necesitamos ir al Señor y decirle: "Señor, por favor, dame nuevamente de tus fuerzas." - O estamos tristes y necesitamos decirle: "Señor, por favor consuélame." - Necesitamos recibir Su amor, Su consejo, y ser animados por El. Entonces nuestro corazón estará lleno, y tendremos suficiente para "dar de beber" a los niños.
Tenemos que estar en la presencia de Jesús diariamente, y especialmente antes de pasar tiempos intensivos con los niños.

Si no hacemos esto, entonces entraremos en situaciones donde debemos ministrar a los niños, mientras nosotros mismos estamos de sed. Allí es donde entran los motivos egoístas (vea "Nuestra motivación para servir a Dios"): Deseamos que los niños llenen nuestro vacío. Queremos recibir de ellos el amor y el cariño que deseamos. O queremos tener una familia o un grupo de niños "perfecto" para levantar nuestra autoestima. ¡Pero los niños no están aquí para satisfacer nuestras necesidades!
Es aquí donde vamos a dar tropiezo a los niños. Dos cosas pueden suceder:
- Vamos a abusar emocionalmente de los niños; vamos a quitarles algo en vez de darles algo, y así les causamos un daño muy profundo.
- Los niños no responden como lo esperamos (nos rechazan o evaden, se portan mal, ...); entonces nosotros mismos salimos heridos. Es que esperamos algo de ellos que no deberíamos esperar. Vamos a desilusionarnos: "Soy un padre (o maestro) malo porque los niños no me aman ... No sirvo como padre (o maestro) porque los niños no se comportan bien ...", etc. En consecuencia, reaccionamos mal hacia los niños.

Estamos en peligro de ser tropiezo para los niños, si no hemos buscado y recibido de Jesús la aceptación y el amor que deseamos.

Para evitar esto, tenemos que pasar suficiente tiempo en la presencia del Señor y beber "agua viva" de El. Nuestro valor no depende del comportamiento de los niños, sino de lo que somos en Jesucristo.

Es claro que con el tiempo enseñaremos también a los niños como ellos mismos pueden "beber del Señor" y recibir "agua viva". Pero nosotros somos los que primero debemos hacerlo.

Para reflexionar:
Piense en la última vez que tuvo una mala experiencia con los niños, y tal vez reaccionó mal hacia ellos. ¿Qué cosa esperaba usted "recibir" de los niños, y no lo recibió?




Busque ahora un versículo bíblico que le dice como el Señor puede "llenarle" en esta situación, en vez de esperarlo de los niños:



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